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12 de diciembre de 2018

Consumir un panetón de 900 gramos equivale a ingerir 36 panes

Consumirlos es una tradición, pero debemos hacerlo con moderación.


A vísperas de la Navidad, tiendas y supermercados empiezan a llenar sus estantes de panetones. Y aunque sea una tradición consumirlos en estas fechas, especialistas nos exhortan a hacerlo con moderación. Una porción de 100 gramos de panetón tradicional untada con mantequilla o mermelada equivale al consumo de cinco a seis panes franceses respectivamente, aseguró la nutricionista del Instituto Nacional de Salud (INS), Rosa Salvatierra.

“Comer esta cantidad de panetón tradicional es lo mismo que consumir cuatro panes franceses, si a esto le añadimos mermelada el contenido calórico aumenta y es como si estuviéramos comiendo cinco panes y si es mantequilla sube a seis. Si a la porción de panetón se le añaden ambos productos el consumo calórico es igual al de seis panes, si a esto le agregamos una taza de chocolate es igual a ocho panes”, indicó.

La especialista señaló que la cantidad sugerida de consumo de panetón sería de solo una tajada de 80 gramos acompañado de infusiones o refrescos de fruta con bajo contenido de azúcar y ensaladas de frutas que puede ser el equivalente a un desayuno promedio. “Un panetón clásico de 900 gramos equivale al consumo de 36 panes”, aseguró.

En tanto, afirmó que los panetones que contienen chispas de chocolate, manjar blanco u otros rellenos dulces, poseen mucho más contenido calórico que un tradicional. “Por ejemplo una porción de panetón con chispas de chocolate equivale a cinco panes, y si lo acompañamos con una taza de chocolate o un vaso de gaseosa, es como si consumiéramos siete y seis panes respectivamente”, mencionó.

Si en estas fiestas no puedes prescindir del panetón, puedes consumirlo en una porción de 80 gramos al día, la idea no es adicionar el panetón en nuestra alimentación diaria, sino reemplazarlo por otros alimentos como cereales, tubérculos o menestras, evitando excedernos con las calorías diarias que necesitamos y que en promedio debe ser de dos mil diariamente.

Cuidado con los colorantes artificiales

De otro lado, recomendó verificar el rotulado de los panetones antes de adquirirlos, con la finalidad de conocer si estos contienen colorantes naturales, pues los de origen artificial pueden causar daño a la salud.

“Los colorantes naturales presentan un color más suave, tanto en las frutas confitadas como en la masa y, por el contrario, los colores muy intensos advierten sobre la presencia de colorantes artificiales que pueden agudizar los síntomas del asma y de cálculos renales, producir hiperactividad en los niños, insomnio, alergias, urticarias y rinitis”, afirmó.


25 de octubre de 2014

DIGESA: Cuidado con las máscaras y golosinas de Halloween





A unos días de las fiestas de Halloween, la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa)  del Ministerio de Salud pidió a los padres de familia tener cuidado con las máscaras y golosinas de dudosa procedencia que ofertan en los mercados, ya que podrían ocasionar daños en la salud de los niños.


El director ejecutivo de Ecología y Protección del Ambiente de Digesa, el biólogo Elmer Quichiz, señaló que esta intervención se realizó a diferentes comercios que operan en el Centro de Lima.

Explicó que estos materiales son hechos de manera artesanal con metales dañinos para la salud como el mercurio, cadmio y plomo.

"La pintura de estos objetos se despitan rápido, en las calabazas se colocan los dulces y las galletas y al final el menor comerá esas golosinas con la pintura que se desprende fácilmente", indicó.

Justamente por ello dicha institución incautó 14.569 calabazas y 3.675 máscaras en el centro de Lima, por no contar con autorización ni registro sanitario.

En ese sentido, solicitaron no comprar disfraces totalmente cerrados porque dificultan la respiración y con el calor del cuerpo podrían despintarse o emanar olores provocando  intoxicaciones.

En el caso de las golosinas, sostuvieron que lo primero que debe tener en cuenta el consumidor es que estos se encuentren debidamente etiquetados, con nombres del producto, fecha de vencimiento, ingredientes, número de lote del producto, así como la relación de colorantes utilizados en su proceso

Fuente:

La Repùblica

Terra Perú

14 de noviembre de 2012

Aditivos en los alimentos: lo que no sabías de ellos

Una semana después de haber finalizado los horribles exámenes de Junio, decidí tomarme el día libre (suena irónico ya que estoy de vacaciones) y no estudiar, así que me tumbé en el sofá y me apoderé del mando en busca de algo que me tuviera entretenida durante algún rato, al menos. La oferta televisiva brillaba por su ausencia: dibujos animados sin gracia, programas del corazón hablando de gente desconocida para mí, la Eurocopa en Marca TV… La TDT me estaba fallando, aunque no me extrañaba dada la programación matutina dedicada a emitir programas que no triunfarían en el prime time. Así que pensé en darme una vuelta por los canales del satélite. Fui pasando por encima de varias películas (todas empezadas) y series que no veía, hasta que llegué a la franja de los canales de documentales.

Puede que suene mal, pero en general no me gustan los documentales que ofrece normalmente el canal Odisea, ya que me aburren los típicos documentales sobre la sabana o el bosque atlántico. Prefiero algo más tecnológico, del día a día, al estilo de Discovery Channel.

En esta ocasión me topé con un documental (aunque ya estaba por la mitad) que nada tenía que ver con el Serengueti. Este reportaje, llamado “los números E”, trataba de aquellos compuestos que se añaden a prácticamente todos los alimentos, en cualquier momento de su producción, almacenamiento, empaquetado, etc., para potenciar sus características organolépticas (color, olor, sabor, textura, etc.) o para prevenir contaminaciones o deterioro de éstos.



 Una definición más específica sería la que brinda la Directiva del Consejo de 21 de diciembre de 1988 (89/107/CEE): "cualquier sustancia, que, normalmente, no se consuma como alimento en sí, ni se use como ingrediente característico en la alimentación, independientemente de que tenga o no valor nutritivo, y cuya adición intencionada a los productos alimenticios, con un propósito tecnológico en la fase de su fabricación, transformación, preparación, tratamiento, envase, transporte o almacenamiento tenga, o pueda esperarse razonablemente que tenga, directa o indirectamente, como resultado que el propio aditivo o sus subproductos se conviertan en un componente de dichos productos alimenticios." 

Sí, son los numeritos indescifrables que aparecen en la lata de Coca-Cola y que nadie sabe qué son.

Existen muchas clases de aditivos. Pueden ser colorantes, emulsionantes, anti-oxidantes, conservantes, edulcorantes, estabilizadores… Éstos pueden ser tanto naturales como sintéticos. Mucha gente, al oír hablar de estos aditivos, a menudo los define como “sustancias maliciosas para la salud”.
 
Ahora veremos que no hay que preocuparse por ellos y, por ende, por nuestra salud. A esas personas les sorprendería saber que, aunque suene a una exageración, incluso su vida estaría en peligro si no fuera por estos aditivos.


El tipo de aditivos que más han interesado al hombre son los conservantes, compuestos que evitan el deterioro de los alimentos debido a la acción de los microorganismos y alteraciones químicas y bioquímicas. Éstos se han utilizado desde tiempos inmemoriales aunque no se supiera bien cómo actuaban.

En la Prehistoria, los habitantes de las cavernas ahumaban la carne viendo que ésta tardaba más tiempo en podrirse. Esto sucedía (ellos no lo sabían, claro) debido al aldehído fórmico que estaba en el humo y que reaccionaba con la carne. Los egipcios también tenían sus propios trucos de la botica de la abuela: utilizaban vinagre, colorantes y aromas.


Avanzando un poco más en el tiempo, nos encontramos con que los romanos utilizaban sal común para la conservación de la carne. Sin saberlo, la sal contribuía a la deshidratación y muerte de los microorganismos debido al fenómeno de la ósmosis (la salida de agua desde un medio hipotónico hacia uno hipertónico).






 En el siglo XVIII hacia adelante, ya empezaron a utilizarse conservantes químicos sintéticos de diversa naturaleza: sales anhidras, anillos aromáticos, etc. Actualmente se conocen hasta 38 “números E” de acción conservante.


Los conservantes más utilizados son los nitratos y nitritos (abarcan desde el E-249 al E-252), concretamente el nitrato de potasio (E-252). Este compuesto es famoso ya que es un componente de la pólvora. También es tóxico, pero vale la pena usarlo a la hora de matar a las bacterias causantes del botulismo (produce visión borrosa, parálisis y muerte en 24 horas).

Una vez que se añade estas sales de nitratos en la carne, reaccionan y se transforman en nitritos. A continuación, en medio ácido el nitrito se reduce a ácido nitroso, que luego se transforma en N2O3. Por último, se forma el monóxido de nitrógeno, que impide la proliferación de Clostridium botulinum, y por lo tanto la secreción de la toxina botulínica.


Además de su acción bactericida, contribuyen a proporcionar a las carnes procesadas un color rojo más intenso, dándoles un aspecto más saludable y apetecible. Este color rojo se produce por la reacción de la mioglobina con el monóxido de nitrógeno.




Otros conservantes empleados son el dióxido de azufre y los sulfitos (desde el E-220 al E-228). Ayudan a evitar los cambios de color en frutas y verduras secas que se deben al oxígeno, así que por ello se consideran también anti-oxidantes.

El dióxido de azufre está asociado con la historia antigua, donde fue ampliamente utilizado en el antiguo Egipto así como en el Imperio Romano. Es un gas incoloro que previene el deterioro enzimático (inhibidor de la tirosinasa) y bacteriano de los productos.


Cuando se aplica este compuesto, se disuelve en la fase acuosa del alimento, dando un ácido que es el que actúa como agente. Es usado como agente blanqueador en la harina, aunque también oxida los colorantes. Por otra parte, estabiliza la vitamina C y previene la decoloración del vino blanco.

Los sulfitos también inhiben la proliferación de bacterias en el vino y en los alimentos fermentados, en algunos aperitivos y en productos horneados.




Por último, destaca el propionato cálcico (E-282), un ácido de origen natural presente en cantidades pequeñas en múltiples alimentos; algunas veces se encuentra en concentraciones mayores si se trata de productos fermentados, ya que este este aditivo lo producen bacterias. Como curiosidad, cabe mencionar también su producción en grandes cantidades por las bacterias del intestino grueso.

Tanto el ácido propiónico como los propionatos son utilizados como conservantes, principalmente contra los hongos que puedan proliferar en el pan o en alimentos horneados.



Además de los conservantes, también se deben tener en cuenta a los colorantes alimentarios ya que el color es una de las cualidades sensoriales más influyentes a la hora de elegir un producto o rechazarlo. Es el fenómeno de la sugestión, pues una persona verá más apetecible un alimento de color intenso, ya que se hará a la idea de que éste es saludable y posee una calidad excelente.


 Así pues, los colorantes aportan una mejora del aspecto visual y aumentan su aceptabilidad. Por ejemplo: un consumidor comprará una mermelada de fresa de color rojizo antes que una mermelada de color amarronado (que no ha sido tratada con colorantes).

Sin embargo, sí que es inadmisible la utilización de colorantes para ocultar o disimular que un producto es de una calidad inferior.


Los aditivos alimentarios tienen mala fama, ya que muchos consumidores y fervientes defensores de los productos naturales opinan que sólo son porquería que se añade para cambiar de color algún alimento por mera pijería (el color verde o rojo de la gelatina Royal). También critican estos “números E” debido a que algunos de ellos son potencialmente carcinógenos.

No hay ningún motivo por el cual haya que temer a los anti-oxidantes, emulsionantes, potenciadores del sabor… entre otros. Cabe destacar un aspecto importante de ellos: la mayoría de ellos se tratan simplemente de productos naturales, como el rojo cochinilla que se usa para las chucherías. Otros son compuestos inorgánicos como, por ejemplo, el dióxido de azufre utilizado en los vinos, como se ha visto antes.

Incluso algunos de ellos los producimos nosotros: la cisteína, un aminoácido esencial, es utilizado en la masa del pan para hacerla más fluida (E-920). También destaca un espesante como el glicerol (E-422), componente, junto con los ácidos grasos, de las grasas que almacenamos debajo de la piel.
Y por último, destacar el ácido cítrico (o citrato, E-330), un sustrato muy, pero que muy importante para el funcionamiento y mantenimiento de nuestro organismo, ya que forma parte de uno de los ciclos más estudiados e importantes: el ciclo de Krebs. Este intermedio colabora en todas las células de nuestro organismo en proveernos de energía para llevar a cabo infinitud de diversos procesos.

Para los más desconfiados, deben saber que la denominación de los aditivos alimentarios (la famosa letra E acompañada de 3 dígitos) da la garantía de que el aditivo en cuestión ha superado con éxitos los controles de seguridad alimentaria, y que su uso está permitido en la Unión Europea, al menos. El comité que se encarga de evaluar la seguridad de los aditivos en Europa es el Comité Científico para la Alimentación Humana de la UE (SCF). Además a nivel internacional, hay un Comité Conjunto de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) que opera junto con la OMS y la FAO. Como se puede comprobar, se garantiza la seguridad del consumidor.

Lea el artículo completo en:

18 de febrero de 2011

Colorantes cancerígenos: Científicos recomiendan prohibir la Coca Cola y la Pepsi


Un grupo de expertos recomienda prohibir la Coca-Cola y la Pepsi debido a que causan cáncer, según The Daily Mail.

De acuerdo con los expertos, en la producción de las citadas bebidas refrescantes es usado un colorante artificial que les da un color marrón y que contiene dos compuestos químicos cancerígenos.

Los experimentos de laboratorio con roedores demostraron que los compuestos químicos que el colorante contiene producen cáncer en los pulmones, hígado, tiroides.

Los científicos de la Universidad de California descubrieron que cinco marcas de bebidas refrescantes contienen una cantidad significativa de dichos compuestos químicos. El director del Centro Científico de Interés Público, Michael F. Jacobson, instó a los representantes de Coca-cola y Pepsi a que tomen las medidas pertinentes del caso.

Fuente:

RIA Novosti

Lea el artículo original en:

The Dayli Mail
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