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5 de septiembre de 2017

¿De qué tamaño es el Perú comparado a otros países?

Una página permite que eliminemos mitos sobre la dimensión de los países. Su clave está en una proyección cartográfica vigente desde hace siglos.





Su nombre es The True Size y se vale de un mapa interactivo para revelar cuánta área cubrirían los países si los ubicamos en otras latitudes. Para realizar estas comparaciones solo es necesario ingresar a la página, seleccionar el país y arrastrar su silueta por los diferentes lugares del mundo. 


Por ejemplo, los 1'285,2016 kilómetros de área del Perú podrían tapar, entre parcial y totalmente, hasta diez países europeos. En Asia, la silueta del país cubre Corea del Norte y Corea del Sur, además de varias zonas de Japón. Sobre China, de 9'572,900 kilómetros cuadrados, el Perú no se ve tan pequeño como se creería. En Oriente Medio, podría cubrir Siria, Líbano, Israel, Jordania e incluso parte de Irak y Arabia Saudí.


La Proyección Mercator. El mapa desarrollado por los estadounidenses James Talmage y Damon Maneice se inspira en la creación de alguien que falleció hace siglos: el geógrafo belga Geert de Kremer.

Conocido en Latinoamérica como Gerardus Mercator, tuvo un papel destacado en la Historia al calcular sobre un plano el tamaño de los continentes dentro de la superficie esférica del planeta Tierra. Por supuesto, su proyección cartográfica no fue exacta, pero sirvió de base para otros estudios. 

El principal descubrimiento de la Proyección Mercator, presentada por su autor en 1569, es que las dimensiones de los países se distorsionan de acuerdo a la distancia que tengan de la línea ecuatorial. Este principio se utiliza hasta hoy en aplicaciones como Google Maps.

El artículo completo en: RPP Noticias

8 de noviembre de 2016

La fascinante historia de por qué el norte queda arriba en los mapas

Trata de imaginar la Tierra vista desde el espacio. ¿Dónde quedaría la parte de arriba?
Si dices el Polo Norte, lo más probable es que coincidan muchas personas contigo. Sin embargo, pudieras estar equivocado.

La incómoda verdad es que a pesar de que todos nos imaginamos el mundo de esa manera, no hay razones para pensar que el techo del mundo es el norte.

La forma como quedó determinado de esa forma es una excitante mezcla de historia, astrofísica y psicología.

Y además, nos lleva a una conclusión importante: el concepto utilizado para diseñar los mapas tiene que ver con la manera como nos sentimos al respecto.

Este mapa, el Tabula Rogeriana de Muhammad al Idrissi, dibujado en 1154, solo podemos entenderlo si lo volteamos, como se ve en la foto.

Navegación cerebral

Entender dónde estás ubicado en el mundo es una habilidad básica de supervivencia, lo cual explica por qué los humanos, como la mayoría de las especies, tienen áreas especializadas del cerebro con numerosas conexiones para crear un mapa cognoscitivo de lo que nos rodea. 

Sin embargo, lo que hace únicos a los humanos, con la excepción de las abejas, es que nosotros tratamos de transmitir estos conocimientos del mundo a otros miembros de nuestra especie.

Esto es así desde hace mucho tiempo también en lo que se refiere a cartografía. La primera versión de un mapa fue descubierta en la pared de una cueva hace 14.000 años.

Mirando hacia el emperador

Dada esa larga trayectoria, es sorprendente pensar que fue solo hace pocos siglos que el norte comenzó a ser considerado como el tope del planeta.

De acuerdo con Jerry Brotton, un historiador de la Universidad Queen Mary en Londres especializado en mapas, "el norte fue rara vez colocado en el tope, por el simple hecho que de ahí es donde viene la oscuridad".

"El oeste tampoco fue una elección, porque por ahí desaparecía el sol".

Brotton dice que aun cuando ya tenían brújulas en esa época, no existe una razón sólida para que el norte esté en la parte de arriba de los mapas.

Las primeras brújulas hechas en China estaban diseñadas para apuntar hacia el sur, que entonces era considerado más deseable que el oscuro norte.

Pero en los mapas chinos el Emperador, quien vivía en el norte del país, siempre fue colocado en el tope de los mapas, con todos los demás súbditos mirando en dirección hacia él.

"En la cultura china el emperador mira hacia el sur, porque de ahí es donde viene el viento, por eso es una buena dirección. El norte no es muy bueno, pero te encuentras en una posición de subordinación hacia el emperador, así que tienes que mirarlo", explica Brotton.

El artículo completo en la web de la BBC

 

17 de enero de 2014

Estas islas no existen... ¡pero están en los mapas!



Los mapas solo son reducciones y deformaciones de la realidad. Por ejemplo, la proyección Mercator de un mapamundi obliga a que África sea más pequeña de lo que realmente es, y muchas otras cosas que no son como son ni están donde están sencillamente para que podamos verlas.


Durante cien años, también en África, existía una cordillera montañosa gigantesca… hasta que un explorador francés descubrió que no existía. Podéis leer esta trapisonda historia en Debéis viajar para comprobar que algo existe: la montaña irreal que estuvo 100 años en los mapas.

Incluso en Google Earth encontramos ejemplos de errores manifiestos, como la inexistente población de Eixt, en La Rioja.


Pero en el caso de las islas es más extenso, sí cabe, porque las islas son realidades que acostumbran a estar más aisladas, y si alguien no se toma la molestia de ponerse a navegar hasta llegar a ellas, pueden existir en el mundo de la cartografía aunque en el mundo real no sea así.

Por ejemplo, durante el siglo XIX, el Pacífico estaba sembrado de más de cien islas imaginarias que flotaron en todos los atlas durante años y décadas, hasta que el sistemático capital naval británico sir Frederick Evans se dedicó a visitarlas todas, para empezar a suprimirlas por erróneas. Finalmente, Evans tachó 123 islas en las Cartas de Navegación del Almirantazgo Británico.

A su juicio, la mayoría de estas islas no existían por error o por coordenadas erróneas, sino por las ansias de pasar a la posteridad de algunos marineros, tal y como explica Simon Garfield en su libro En el mapa:
Uno de los mayores culpables era un capitán estadounidense llamado Benjamin Morrell. Entre 1822 y 1831 Morell había navegado por el hemisferio sur en busca de tesoros, focas, riqueza y fama, y, al no tener mucho éxito con los tres primeros, optó por la posteridad. Los relatos publicados de sus viajes fueron lo suficientemente populares y convincentes como para que sus descubrimientos (incluidas las islas de Morrell, cerca de Hawai) y Nueva Groenlandia del Sur (cerca de la Antártida) entraran en las cartas navales y en los atlas, donde permanecieron durante más de un siglo. De hecho, hasta 1910 la isla de Morrell provocó una desviación hacia el oeste de la línea internacional de cambio de fecha y todavía en 1922 aparecía en The Times Atlas.

El artículo completo en:

Xakata Ciencia

25 de noviembre de 2013

Un mapa interactivo de los bosques de todo el planeta

Las áreas verdes son zonas con superficie forestal. Las rojas han...
 
Las áreas verdes son zonas con superficie forestal. Las rojas han sufrido pérdidas, las azules han ganado y las rosas han experimentado ambas cosas, pérdida y posteiormente ganancia. |

Las poblaciones indígenas y organizaciones ecologistas son los sectores más conscientes de un fenómeno, que, sin embargo, afecta a todo el ecosistema mundial. Carecían de datos precisos que certificaran lo que ya sabían, hasta ahora. La revista 'Science' ha publicado un estudio de la Universidad de Maryland (UMD) que ha sido capaz de desarrollar un mapa interactivo en alta resolución. La herramienta proporciona por primera vez información espacial y temporalmente detallada sobre la superficie forestal perdida y ganada durante los últimos 12 años a través de las observaciones del satélite Landsat 7.



Identificar las causas de las perturbaciones en las superficies boscosas, las relaciones entre las dinámicas forestales y el bienestar social, o el alcance de las políticas medioambientales son algunos de los temas que a partir de ahora se valorarán con mayor precisión.

El estudio confirma que un total de 2,3 millones de kilómetros cuadrados de bosque se han perdido, frente a los 800.000 kilómetros cuadrados que se han ganado. Si se hacen cuentas, ello supone que hay 1,5 millones de kilómetros cuadrados menos de superficie forestal que hace una década aproximadamente. Estas áreas, advierten los conservacionistas, son particularmente importantes para salvaguardar la biodiversidad, pues albergan buena parte de las aves, anfibios y mamíferos amenazadas en el planeta. 

Indonesia registra las tasas de pérdida de masa forestal más altas (1021 kilómetros cuadrados por año), motivo por el que ocupa el tercer puesto en países que más emiten más gases de efecto invernadero, detrás de China y Estados Unidos. Aún es pronto para conocer la eficacia de su reciente compromiso, instituido en 2011, para detener la destrucción forestal. 
  En el lado opuesto se sitúa Brasil, históricamente el mayor responsable de la deforestación tropical mundial, al convertirse en la región con la mayor disminución en la pérdida anual forestal. Los autores del estudio insisten en el ejemplo brasileño por ser la prueba irrefutable de que con unas políticas verdaderamente interesadas en corregir los comportamientos irrespetuosos con los bosques pueden subsanar las tendencias negativas. En este sentido, también se lamentan de que organismos como el Programa para la Reducción de Emisiones por Deforestación de la ONU (REDD, en sus siglas en inglés) carezca de la inversión y capacidad científica necesarias, es decir, que la política esté mucho más adelantada que sus capacidades operativas. 

La silvicultura (es decir, el cultivo de los bosques o monte) es una de las principales causas de deforestación en noroeste de los Estados Unidos, igual que los europeos de Estonia y Letonia. Pero el factor humano no es siempre el mayor responsable: incendios (los provocados por causas naturales), tormentas de viento y ciclones también causan importantes pérdidas en países como Portugal o Francia.

El análisis de los datos del satélite se hizo posible gracias a la colaboración de Google Earth Engine que puso en práctica los modelos desarrollados por la UMD para la caracterización de los conjuntos de datos del satélite Landsat 7.

19 de septiembre de 2013

Cómo hacer una brújula en casa

Experimento para hacer una brujula

Para encontrar el norte, un imán y una aguja.

Nuestro planeta actúa como un imán gigante, creando un campo magnético que protege a la Tierra de la radiación del espacio.

Los metales magnetizados se alinean naturalmente con ese campo y uno puede aprovechar ese efecto invisible en el experimento que les proponemos este fin de semana, en que científico Mark Miodownik nos muestra cómo magnetizar una aguja para crear una brújula.

Qué se necesita

Una aguja de coser
Un corcho o una tapa de plástico de una botella
Una barra de imán
Pegamento en barra
Un plato de sopa poco profundo con agua
Un cuchillo afilado o tijeras
Toalla (opcional)

Cómo se hace

Instrucciones para hacer una brújula

1. Corte un círculo de corcho de unos 5mm a 10mm de espesor. También puede usar una tapa de botella plástica.

Instrucciones para hacer una brújula

2. Frote la aguja unas 50 veces con la parte norte del imán. Si el imán no tiene marcado el norte, escoja un lado y use sólo ese. Separe el imán de la aguja tras cada frotada para reducir la probabilidad de que se desmagnetice. Frotar desde el agujero hasta la punta hace que los átomos de hierro de la aguja se alineen, convirtiéndola temporalmente en un imán.

Instrucciones para hacer una brújula

3. Pegue la aguja magnetizada en el corcho y póngalo cuidadosamente en el plato con agua.

Instrucciones para hacer una brújula

4. El agua provee una superficie casi sin fricción que le permite al corcho girar hasta que el polo norte de la aguja (el agujero) apunte hacia el polo norte magnético (como se ve en la brújula comprada). Si se frota la aguja con el imán en la otra dirección, será la punta la que señale el norte.

No ponga el plato cerca de computadoras u otros aparatos que contengan imanes pues pueden afectar las líneas de campo. La aguja perderá su carga magnética con el tiempo.

Por qué se magnetiza

El hierro, el níquel y el cobalto contienen pequeñas regiones llamadas dominios magnéticos, en que los electrones se alinean en la misma dirección. Estos dominios apuntan en diferentes direcciones, por lo que tienden a anularse entre sí.

Cuando uno de esos metales es expuesto a un campo magnético fuerte, los dominios se alinean, lo que los convierte en un imán temporal.

Por qué la brújula apunta al norte

Una vez que se magnetiza la aguja, ésta naturalmente se alinea con el campo magnético más fuerte de la Tierra.

Los científicos creen que este campo, llamado magnetósfera, es creado por las corrientes eléctricas generadas por la agitación del núcleo de hierro fundido en lo más profundo del planeta.

Esto significa que la Tierra actúa como si tuviera un imán que la atraviesa, con el polo sur del imán situado cerca del norte geográfico del planeta. Dado que los opuestos se atraen, el polo norte de una aguja imantada apunta en esa dirección

Tomado de:

BBC Ciencia

18 de agosto de 2013

Estos son los idiomas en peligro de extinción


Mapa interactivo de los idiomas actuales en peligro de extinción del proyecto "Endangered Languages Project", proyecto online para registrar, acceder y compartir muestras e investigaciones acerca de estos idiomas (para ver el mapa pulsar en "empezar a explorar").

Acerca del proyecto: www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=Bn2QbwcjmOI

Vea:

Idiomas en peligro de extinción

6 de agosto de 2013

Cómo localizar coordenadas con Google Maps

El otro día me preguntaron por el tema de cómo saber las coordenadas de tu casa, de tu oficina o de donde estés. En realidad es muy sencillo, pero mucha gente piensa que si no tienes un receptor GPS es muy difícil saber cuáles son las coordenadas del punto en que estás. En realidad hoy en día es casi trivial. El truco es usar alguno de los servicios de mapas gratuitos que hay en la Red. Como sabes tú dónde estás en el mapa, te buscas y miras las coordenadas y listo. El más famoso de estos sistemas es tal vez Google Maps que como ya contamos tiene muy buena cobertura de España. La explicación sencilla sobre cómo hacerlo sería esta:

Cómo localizar unas coordenadas con Google Maps

  1. Ir a la página web maps.google.com.
  2. Escribir el nombre de la ciudad, por ejemplo Madrid, Spain. Si no sale nada hay que hacer clic en el botón Satellite para activar las fotos.
  3. Buscar el lugar del que quieres averiguar las coordenadas. Se utiliza el ratón para arrastrar la imagen y la barra de zoom de la izquierda para acercar y alejar.
  4. Hay que centrar bien la imagen para que la ubicación quede justo en el centro, poniendo el zoom (+) al máximo.
  5. Hacer clic en Enlazar esta página que es el icono con forma de eslabones de cadena o enlace (URL) corta a esa posición, que contiene las coordenadas. Moviéndose con el cursor o copiando y pegando esa URL se ven los valores que hay a continuación del texto LL, que son precisamente las cordenadas. Por ejemplo si estás en la Puerta de Alcalá de Madrid aparecería esta URL: http://maps.google.com/maps?q=madrid,+spain
    &ll=40.420088,-3.688810&spn=0.005245,0.010620
    &t=h&hl=en
En este ejemplo los valores son: Latitud 40,420088 grados, Longitud -3,688810 expresados en grados de forma decimal (no como grados, minutos y segundos). Si por alguna razón hace falta la conversión a «grados, minutos y segundos» se puede usar por ejemplo esta página: Latitude/Longitude Conversion: En el recuadro Convert Decimal Degrees to Degrees, Minutes, Seconds: se pone 40.420088 grados, Longitud -3.688810 (ojo: con puntos como en inglés, no con comas) y dará como resultado algo del estilo: Latitud 40º 25' 12,3168" (N) Longitud 3º 41' 19,7160" (O) Por la ubicación en el ejemplo se sabe es Norte (N) y Oeste (O). Norte porque Madrid está en el hemisferio Norte y Oeste porque el negativo de -3.68 indica Oeste, cuando es positivo es Longitud Oeste. El cero es el meridiano de Greenwich.

Lea el artículo completo en:

Microsiervos

30 de julio de 2013

El telescopio de Galileo y el declive del Imperio español


Un nuevo instrumento óptico empezó a recorrer los círculos eruditos europeos a comienzos del siglo XVII. Pronto lograría que la relación de nuestra especie con los astros cambiara para siempre. El telescopio, emblema de la revolución científica de la Edad Moderna, acercó los cielos a la mirada de los sabios, separó al hombre del centro del universo y destruyó para siempre el mito de que los cuerpos del firmamento son entes perfectos.

Todos podían comprobar con sus propios ojos las irregularidades geográficas del satélite terrestre, aunque aún se confundían con mares, océanos y volcanes. La Luna resultó no ser muy distinta a nuestro planeta, así que los imperios y naciones que luchaban por ampliar sus dominios en la Tierra encontraron un nuevo lugar en el firmamento sobre el que poder extender su influencia. Aún no era posible llegar hasta allí y clavar una bandera en el suelo, pero existían otras formas más sutiles de conquista.

La cartografía estaba en pleno auge desde el descubrimiento de América, ya que se había demostrado una herramienta imprescindible para visitar, colonizar y reclamar nuevos territorios. Por primera vez en la historia, la humanidad podía crear mapas de la Luna, haciéndola así un poco más suya. La primera persona que estudió y dibujó la Luna con un telescopio fue el inglés Thomas Harriot, nacido en 1560 en el condado de Oxford.

Harriot. |Trinity College

Harriot. |Trinity College

Harriot cursó estudios superiores de cartografía y, con 25 años, se enroló con el pirata, explorador y poeta Walter Raleigh en una expedición a América. La reina Isabel quería evitar enfrentamientos con el Imperio español y había dado órdenes a Raleigh de que solo conquistara tierras que no estuvieran cristianizadas. Con el fin de curarse en salud y no enfadar a la monarca, los mapas que presentaba el conquistador inglés estaban repletos de tribus indígenas, algunas de ellas inexistentes, como los acéfalos y las amazonas.

El viaje de 1585 a Virginia, tierra que Raleigh llamó así en honor a la reina Isabel (conocida como reina virgen), no logró colonizar para Inglaterra este lugar, pero causó una profunda impresión en Harriot. El cartógrafo acompañó también a Raleigh en su misión a Irlanda para aplacar una rebelión contra los ingleses y publicó un libro llamado 'Un breve y genuino informe sobre la nueva tierra hallada en Virginia'. En él defendía, entre otras cosas, las bondades de la planta del tabaco, una sustancia que lo acabaría matando por medio de un cáncer de nariz.

Tras vivir varias aventuras y desventuras, e incluso pasar una temporada en prisión, Harriot se vio con los medios económicos necesarios para concentrarse en la ciencia y sus intereses se movieron hacia el creciente campo de la óptica, materia sobre la que llegaría a cartearse con el mismísimo Johannes Kepler, uno de los astrónomos más importantes de todos los tiempos.

Harriot adquirió uno de los primeros telescopios que circulaban por el continente y lo usó para dibujar el satélite de la Tierra en el verano de 1609. Sus esbozos de la superficie lunar eran muy rudimentarios, pero le permitieron bautizar algunos accidentes lunares, para los que usó términos familiares, como Britannia (el actual Mare Crisium).

El nuevo instrumento de observación no dejaba lugar a dudas de que aquello no era un mundo sobrenatural, ni el lugar donde habitan los espíritus, pese a todo lo que se había debatido sobre el tema en los siglos anteriores. Sir William Lowell, un amigo de Harriot a quien este envió un telescopio, exclamó al ver la Luna: "Se parece a una tarta que hizo mi cocinero la semana pasada". La expresión se hizo célebre porque es menos inocente de lo que parece: con ella se daba por cerrado un debate milenario en torno a la naturaleza física de los orbes celestes. Lo que no está tan claro es qué le ocurrió al denostado cocinero

Lea el artículo completo en:

El Mundo Ciencia
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