Latest Posts:

Mostrando las entradas con la etiqueta cambio climatico. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta cambio climatico. Mostrar todas las entradas

2 de junio de 2023

Siete de los nueve umbrales que permiten la vida humana sobre la Tierra ya han sido sobrepasados

Un informe cuantifica los límites climáticos, naturales y de contaminantes que aseguran el mantenimiento seguro y justo de la civilización.


Un amplio grupo de científicos identificó en 2009 nueve límites que los humanos no deberían sobrepasar si quieren que la Tierra siga siendo acogedora para la civilización. Ahí estaban, entre otros, el agua dulce disponible, el área natural que se conserva, los niveles de contaminación, la capa de ozono y, cómo no, el cambio climático. Ahora, un nuevo informe publicado en Nature cuantifica por primera vez los umbrales para cada uno de estos problemas que no deberían sobrepasarse para que el sistema terrestre sea seguro para los humanos. Siete de ellos ya han sido sobrepasados en todo o en amplias zonas del planeta. La imagen apocalíptica la suaviza el hecho de que de la lista se ha caído el agujero en la capa de ozono troposférico: la humanidad fue capaz de resolver el problema a tiempo.

El informe identificó aquellos límites para que el sistema Tierra, entendido como un ecosistema global, fuera sostenible y seguro. Se escribió entonces que, si se pasaban de forma generalizada, se sucederían una serie de cambios catastróficos. Pero desde entonces, a la seguridad se le ha unido otra idea: el sistema Tierra no será seguro si no es también justo. Es una de las aportaciones de este nuevo informe, la cuantificación de la justicia entre los humanos, el resto de los seres vivos y las futuras generaciones.

“Los seres humanos somos parte del sistema Tierra. Somos gran parte del problema y tenemos que ser gran parte de la solución”, resume Noelia Zafra, coautora del trabajo. “Pero los problemas y las soluciones no afectan a todos por igual y existen algunos seres humanos que asumen las inconveniencias de sostener el sistema Tierra, mientras que otros mayormente se benefician. También ocurre que unos pocos generan problemas para muchos”, añade esta investigadora del BC3, el centro vasco de investigación sobre el cambio climático.

Es el caso, por ejemplo, de las emisiones que están provocando ese cambio climático. Su aumento se remonta al inicio de la Revolución Industrial y sus principales protagonistas, Europa y América del Norte, son sus mayores responsables. Incluso ahora, que los países emergentes como China comienzan a tener gran cuota de responsabilidad, la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero proceden del 10% más rico de la población. “No podremos actuar juntos para afrontar la crisis climática y de biodiversidad si no partimos todos de la misma situación y existe conflicto entre nosotros”, añade Zafra.

El artículo completo en: El País (España)

 

15 de octubre de 2022

Marte podría haber estado lleno de vida hasta que cambio climático causó su desaparición

Al principio de su historia, el planeta rojo habría sido probablemente habitable para los metanógenos, microbios que viven en hábitats extremos de la Tierra.

El Marte noáquino habría sido un hábitat adecuado para los hidrogenotrofos metanogénicos. Representación artística del gran cañón marciano Valles Marineris.

El Marte primitivo pudo haber proporcionado en el subsuelo un entorno favorable para la vida microbiana que se alimenta de hidrógeno y produce metano, señala un estudio basado en modelos que publica este lunes (10.10.2022) Nature Astronomy.

La investigación encabezada por Boris Sauterey de la Universidad de Arizona se remonta al periodo noáquico, hace más 3.700 millones de años.

Evaluación probabilística de la habitabilidad de Marte

Hasta ahora, las pruebas sugieren que el planeta rojo albergó –al menos durante parte de su historia– condiciones potencialmente favorables para el desarrollo de la vida, sin embargo, la ciencia ha tratado de establecer en pocas ocasiones cuantitativamente la probabilidad de tal escenario.

El equipo presenta una evaluación probabilística de la habitabilidad de Marte para los metanógenos basados en el H2 y cuantifica su retroalimentación biológica sobre la atmósfera y el clima de Marte. 

El resultado es que la habitabilidad subsuperficial era "muy probable", y estaba limitada principalmente por la extensión de la cobertura de hielo en la superficie.

Corteza marciana era un lugar viable para este ecosistema

El equipo modeló la interacción entre el entorno primitivo de Marte y un ecosistema de hidrogenotrofos metanogénicos (microorganismos que sobreviven consumiendo hidrógeno y produciendo metano), los cuales se consideran entre las primeras formas de vida en la Tierra. 

En Marte, el regolito poroso saturado de salmuera habría creado un espacio físico protegido de la radiación ultravioleta y cósmica y proporcionado un disolvente, indican los autores en el estudio.

El artículo completo en DW

 

 

10 de agosto de 2022

El agua de lluvia ya no es potable en ningún lugar del mundo

Se ha identificado unas sustancias nocivas de origen industrial que están presentes incluso en las precipitaciones de la Antártida.


Un par de sustancias nocivas para la salud, conocidas como perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), se están propagando por la atmósfera y ya pueden encontrarse en el agua de lluvia y nieve, incluso en los confines de la Tierra.

A esta conclusión han llegado investigadores de la Universidad de Estocolmo (Suecia) y la ETH Zúrich (Suiza), que revisaron los nuevos límites seguros de estas sustancias, como el PFOA, que causa cáncer, y los compararon con las mediciones atmosféricas en todo el mundo.

“Según las últimas directrices estadounidenses sobre el PFOA en el agua potable, el agua de lluvia de todo el mundo se consideraría insegura para beber”, afirma en un comunicado Ian Cousins, autor principal del estudio y profesor del Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Estocolmo.

“Aunque en el mundo industrial no solemos beber agua de lluvia, mucha gente de todo el mundo espera que sea segura para beber y que suministre muchas de nuestras fuentes de agua potable”, prosigue.

El equipo de la Universidad de Estocolmo ha realizado trabajos de laboratorio y de campo sobre la presencia y el transporte atmosférico de PFA durante la última década. Han observado que los niveles de algunos PFA nocivos en la atmósfera no están disminuyendo notablemente, a pesar de que su principal fabricante, 3M, los eliminó hace ya dos décadas.


¿Por qué hay PFAS en la atmósfera de la Tierra?

Se sabe que los PFA son muy persistentes, pero su presencia continuada en la atmósfera se debe también a sus propiedades y a los procesos naturales que devuelven continuamente los PFA a la atmósfera desde el medio ambiente de la superficie.

Uno de los procesos naturales más importantes del ciclo de los PFA es el transporte del agua de mar al aire marino por medio de los aerosoles marinos, que es otra área de investigación activa para el equipo de la Universidad de Estocolmo.

“La extrema persistencia y el continuo ciclo global de ciertos PFA llevará a que se sigan superando las directrices mencionadas”, afirma el profesor Martin Scheringer, coautor del estudio con sede en la ETH de Zúrich (Suiza) y en RECETOX, de la Universidad de Masaryk (República Checa).

“Así que ahora, debido a la propagación mundial de los PFA, los medios ambientales de todas partes superarán las directrices de calidad ambiental diseñadas para proteger la salud humana y podremos hacer muy poco para reducir la contaminación por PFA”, apunta.

“En otras palabras, tiene sentido definir un límite planetario específico para los PFAS y, como concluimos en el documento, este límite ya se ha superado”, añade.

Los PFA son un nombre colectivo para las sustancias alquílicas perfluoradas y polifluoradas o sustancias altamente fluoradas que tienen una estructura química similar.

Todos los PFA son extremadamente persistentes en el medio ambiente o se descomponen en PFA extremadamente persistentes, lo que les ha valido el apodo de ‘sustancias químicas para siempre’.

Estas sustancias se han asociado a una amplia gama de daños graves para la salud, como el cáncer, los problemas de aprendizaje y comportamiento en los niños, la infertilidad y las complicaciones en el embarazo, el aumento del colesterol y los problemas del sistema inmunitario.

Fuente:

La República (Perú)

 

21 de junio de 2022

"Perdiendo la Tierra" o el Apocalipsis Climático

En el año 1967, un satélite soviético -la sonda espacial Venera 4- envió la primera señal a la Tierra. Las altas temperaturas del planeta Venus eran causadas por el dióxido de carbono con el que estaba compuesta su atmósfera. Por eso, la vida en Venus es imposible. Si alguna vez la hubo, se perdió a medida que la luz del sol fue aumentando y las aguas se evaporaron. Con el ejemplo de Venus empezaron las predicciones poco favorables para el planeta Tierra. Desde ese momento ya estaba comprobado: de seguir con el uso indiscriminado de combustibles fósiles, acabaríamos sin origen ni destino, como los protagonistas de una novela distópica.

La voz de alarma llegaría tras la primera Conferencia Mundial sobre el Clima, celebrada en Ginebra en 1979. Entonces se supo que cuando duplicásemos la cantidad de dióxido de carbono, el mundo aumentaría tres grados centígrados su temperatura. Pero no sirvió de mucho la advertencia. Es más, cada vez que surgía alguna voz crítica ante la creatividad destructiva de nuestra especie, la persona portadora de la denuncia quedaba marcada como aguafiestas o fatalista. Porque si se cuantificaba el grado de incertidumbre de tales afirmaciones, se llegaba a la conclusión de que existía una previsibilidad imperfecta de los hechos.

Poco después de la citada conferencia, en 1981, cuando Ronald Reagan fue elegido presidente de los Estados Unidos, la producción de carbón en el suelo norteamericano se incrementaría. Cuando desde el Consejo de Calidad Ambiental se realizó un informe para alertar al presidente de que los combustibles fósiles podrían alterar la atmósfera de la Tierra hasta convertirla en el erial de un mal sueño, el presidente Reagan consideró la posibilidad de eliminar el Consejo de Calidad Ambiental.

De esta manera, como si la realidad hiciese trampas, Reagan siguió jugando con políticas  destructivas, no sólo medioambientales sino también económicas. Pero lo que más irrita ahora es saber que el desastre se pudo haber evitado, que hubo un momento de nuestra historia en el que estuvimos a tiempo para librar a nuestros herederos del apocalipsis climático. Sí.

Estas cosas las recoge el escritor estadounidense Nathaniel Rich en su ensayo Perdiendo la Tierra, recientemente publicado por Capitán Swing. Aunque se trata de un libro de historia y denuncia ecológica, hay veces que Nathaniel Rich parece operar desde la ficción, desde una de esas novelas apocalípticas que ya forman parte de un género bautizado como Ficción Climática (Cli-Fi) y donde siempre aparece el cadáver de un mundo en el que los perros ladran en señal de duelo.


 

10 de diciembre de 2020

Naomi Seibt, la adolescente “anti-Greta” que cobra por cuestionar el cambio climático

En contraposición a lo que promueve Greta Thunberg, la adolescente alemana Naomi Seibt denuncia el “alarmismo climático” y llama a la conciencia climática “una ideología despreciablemente antihumana”.

 
Un grupo de expertos escépticos del clima y aliado de Donald Trump cree haber encontrado la respuesta al movimiento global ambientalista cuya cara visible es la joven sueca Greta Thunberg, quien tendrá su propia serie de televisión. La anti-Greta es Naomi Seibt, una alemana de 19 años que, también, es rubia, elocuente y europea.

Según publicó “The Washington Post”, Seibt está parada en la vereda opuesta de Thunberg. La joven alemana denuncia el “alarmismo climático” y llama a la conciencia climática “una ideología despreciablemente antihumana”. Incluso fue más allá y usó la célebre frase de Greta “¿Cómo te atreves?” para enfrentarse a los principales medios de prensa alemanes.

“Naomi Seibt vs. Greta Thunberg: ¿en quién debemos confiar?” pregunta en un video el Centro Arthur B. Robinson del Instituto Heartland del Clima y Política Ambiental con sede en Chicago, que cuenta el respaldo del presidente de Estados Unidos.

En enero pasado, esta institución contrató a Naomi como el rostro juvenil de su campaña para cuestionar el consenso científico que señala a la actividad humana responsable del peligroso calentamiento global. “Ella es una voz fantástica para los mercados libres y para el realismo climático”, dijo James Taylor, su director.

“Quiero que entres en pánico”, dijo Greta a los asistentes al Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, en 2019. “Quiero que sientas el miedo que siento todos los días. Y luego quiero que actúes”.
 
En contraste, Naomi sostiene que estas predicciones son exageradas. “No quiero que entres en pánico. Quiero que pienses”, dice la joven alemana en un video del instituto Heartland.
Si bien Seibt dijo que comenzó su activismo político hace unos años para cuestionar las políticas liberales de inmigración de Alemania, admitió que las protestas semanales “Viernes para el Futuro” inspiradas por Thunberg la ayudaron a estimular su oposición al activismo por el cambio climático.
 
No obstante, la adolescente alemana no discute que las emisiones de gases de efecto invernadero están recalentando el planeta, pero sostiene que muchos científicos y activistas han exagerado su impacto. “No quiero que la gente deje de creer en el cambio climático provocado por el hombre, para nada”, dijo y agregó: “¿las emisiones de CO2 causadas por el hombre tienen tanto impacto en el clima? Creo que es ridículo creerlo”.

Lea el artículo completo en: El Comercio (Perú)

9 de diciembre de 2020

Greta Thunberg tiene razón: por qué los aviones causan 16.000 muertes al año

Un estudio del MIT alerta de que los vuelos provocan un impacto mayor sobre la contaminación del aire que sobre el cambio climático a pesar de que habitualmente sólo se habla de lo segundo.


Es bien sabido que la joven activista Greta Thunberg es bastante reacia a emplear el avión. Y es que este medio de transporte no sólo contribuye a aumentar las emisiones, sino que además empeora la calidad del aire en el planeta hasta tal punto que podría estar causando unas 16.000 muertes al año.

Estos son los cálculos que acaba de presentar el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) en un artículo publicado en la revista científica Environmental Research Letters. Los investigadores han cuantificado el impacto que tiene la aviación sobre la contaminación del aire, desglosando los datos ​​por tipo de emisión, altitud y ubicación.

Generalmente, sólo se abordan los vuelos como un problema desde el punto de vista de las emisiones que generan, sobre todo teniendo en cuenta el gran incremento de esta actividad en las últimas décadas. Sin embargo, por medio de este análisis el MIT calcula ahora que causa el doble de daño en la calidad del aire que en el clima.

En concreto, la investigación señala que por cada unidad de combustible quemado los impactos de la calidad del aire serían entre 1,7 y 4,4 veces más altos que los que provocan sobre el clima. En las industrias terrestres, como la producción de energía eléctrica, el control de las emisiones de combustión y el acceso a combustibles más limpios está muy extendido, así que esto no sucede. El daño que provocan al clima y sus consecuencias sobre la contaminación atmosférica (y por lo tanto, sobre la salud) estarían más equilibrados y tendrían un coste social similar.

El artículo completo en: El Confidencial (España)

4 de marzo de 2020

Los bosques tropicales ya no pueden con tanto CO2

Las selvas amazónica y centroafricana han superado su capacidad de retener dióxido de carbono.


La capacidad de los bosques tropicales de retirar de la atmósfera el dióxido de carbono (CO2) generado por los humanos se está acabando. Un estudio con cientos de miles de árboles de las selvas amazónicas y centroafricanas muestra que la cantidad del gas que retienen sus troncos, ramas y hojas en forma de carbono orgánico es cada vez menor. No se trata de que haya menos ejemplares por la deforestación, que también, sino que los que quedan crecen más deprisa y más grandes gracias a que hay más CO2, pero también están más expuestos al aumento de la temperatura y la sequía, muriendo antes.

Junto a los océanos, los bosques del planeta son actores claves en el ciclo del carbono. Por su extensión, su frondosidad y mayor tasa de crecimiento, las selvas tropicales son las que más dióxido de carbono retiran. Sus árboles lo incorporan mediante la fotosíntesis, absorbiendo el carbono como biomasa. Y allí se queda mientras viva el árbol. Los científicos contaban en sus planes con este efecto fertilizante para combatir el cambio climático provocado por el exceso del mismo gas. De hecho diversos estudios ya habían demostrado que las plantas han acelerado su fotosíntesis. Sin embargo, parece que ya no pueden más.

“Todos los modelos climáticos sugerían que las plantas continuarían tomando más CO2 durante varias décadas”, dice la investigadora de la Universidad de York y coautora del estudio Aida Cuní. “La tasa de fotosíntesis es más rápida pero tiene un límite fisiológico y este límite es el que estamos superando. En la selva amazónica se alcanzó hace 15 años y en la africana ya lo alcanzamos en 2012, añade.



19 de febrero de 2020

HFC-23, el gas 12.000 veces más potente que el CO2 que viene de China

Una red de vigilancia global detecta máximos históricos de emisiones de este compuesto de efecto invernadero.


Desde India y especialmente desde China se están emitiendo grandes cantidades de un gas de efecto invernadero (GEI) miles de veces más potente que el CO2. Aunque las autoridades de ambos países se habían comprometido a reducir estas emisiones al mínimo, una red de estaciones repartidas por todo el planeta viene detectando año tras año máximos históricos de fluoroformo, también conocido como trifluoruro de carbono, Freón 23, Arcton 1 o HFC-23.

El HFC-23 se usa (o usaba) en la fabricación de semiconductores, como refrigerante o agente extintor de incendios. Pero la mayoría procede, como subproducto, de la producción de otro gas, el HCFC-22, hasta no hace mucho el principal ingrediente de los aires acondicionados e instalaciones de refrigeración. Como otros hidroclorofluorocarburos, el HCFC-22 es un destructor neto de la capa de ozono, así que fue regulado por el Protocolo de Montreal y sus sucesivas enmiendas. En Europa apenas se produce y en otros países avanzados se hace bajo estrictas condiciones que eviten la emisión de su peligroso derivado. Pero las naciones en vías de desarrollo aún tienen margen para su producción, que debería de cesar por completo en 2040. En la actualidad, China e India elaboran más del 75% del HCFC-22 y, por tanto, de HFC-23.

Ambas naciones se habían comprometido con la ONU a reducir la liberación del segundo gas hasta mínimos históricos, pero la realidad es que, desde 2015, la emisión y concentración de fluoroformo no deja de aumentar. Un estudio recién publicado en Nature Communications muestra que las emisiones de HFC-23 marcaron su máximo a finales de 2018, con 15.900 toneladas, y apenas el 10% procederían de EEUU y Rusia, los otros dos países que aún fabrican HCFC-22 en cantidades relativamente significativas.

"China es el mayor productor de HCFC-22 del mundo, por lo que no es sorprendente que, en ausencia de una política firme y mecanismos de aplicación robustos, veamos emisiones masivas de este potente destructor del clima como ya anticipamos y advertimos", denuncia Avipsa Mahapatra, responsable de la campaña para el clima de la organización Environmental Investigation Agency. Ya en 2013 (PDF), activistas de la EIA comprobaron cómo muchas empresas chinas seguían emitiendo HFC-23. Mahapatra concluye: "Con la firma de la enmienda Kigali [al Protocolo de Montreal] en 2016, los países acordaron que, para el 1 de enero de 2020, todas las empresas que manufacturan HCFC-22 capturarían e incinerarían el HFC-23 para evitar su liberación a la atmósfera. Pero las discrepancias reveladas por este estudio suponen que con esto probablemente no sea suficiente".

Lea el artículo completo en: El País (España)



google.com, pub-7451761037085740, DIRECT, f08c47fec0942fa0