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2 de junio de 2023

Siete de los nueve umbrales que permiten la vida humana sobre la Tierra ya han sido sobrepasados

Un informe cuantifica los límites climáticos, naturales y de contaminantes que aseguran el mantenimiento seguro y justo de la civilización.


Un amplio grupo de científicos identificó en 2009 nueve límites que los humanos no deberían sobrepasar si quieren que la Tierra siga siendo acogedora para la civilización. Ahí estaban, entre otros, el agua dulce disponible, el área natural que se conserva, los niveles de contaminación, la capa de ozono y, cómo no, el cambio climático. Ahora, un nuevo informe publicado en Nature cuantifica por primera vez los umbrales para cada uno de estos problemas que no deberían sobrepasarse para que el sistema terrestre sea seguro para los humanos. Siete de ellos ya han sido sobrepasados en todo o en amplias zonas del planeta. La imagen apocalíptica la suaviza el hecho de que de la lista se ha caído el agujero en la capa de ozono troposférico: la humanidad fue capaz de resolver el problema a tiempo.

El informe identificó aquellos límites para que el sistema Tierra, entendido como un ecosistema global, fuera sostenible y seguro. Se escribió entonces que, si se pasaban de forma generalizada, se sucederían una serie de cambios catastróficos. Pero desde entonces, a la seguridad se le ha unido otra idea: el sistema Tierra no será seguro si no es también justo. Es una de las aportaciones de este nuevo informe, la cuantificación de la justicia entre los humanos, el resto de los seres vivos y las futuras generaciones.

“Los seres humanos somos parte del sistema Tierra. Somos gran parte del problema y tenemos que ser gran parte de la solución”, resume Noelia Zafra, coautora del trabajo. “Pero los problemas y las soluciones no afectan a todos por igual y existen algunos seres humanos que asumen las inconveniencias de sostener el sistema Tierra, mientras que otros mayormente se benefician. También ocurre que unos pocos generan problemas para muchos”, añade esta investigadora del BC3, el centro vasco de investigación sobre el cambio climático.

Es el caso, por ejemplo, de las emisiones que están provocando ese cambio climático. Su aumento se remonta al inicio de la Revolución Industrial y sus principales protagonistas, Europa y América del Norte, son sus mayores responsables. Incluso ahora, que los países emergentes como China comienzan a tener gran cuota de responsabilidad, la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero proceden del 10% más rico de la población. “No podremos actuar juntos para afrontar la crisis climática y de biodiversidad si no partimos todos de la misma situación y existe conflicto entre nosotros”, añade Zafra.

El artículo completo en: El País (España)

 

10 de agosto de 2022

El agua de lluvia ya no es potable en ningún lugar del mundo

Se ha identificado unas sustancias nocivas de origen industrial que están presentes incluso en las precipitaciones de la Antártida.


Un par de sustancias nocivas para la salud, conocidas como perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), se están propagando por la atmósfera y ya pueden encontrarse en el agua de lluvia y nieve, incluso en los confines de la Tierra.

A esta conclusión han llegado investigadores de la Universidad de Estocolmo (Suecia) y la ETH Zúrich (Suiza), que revisaron los nuevos límites seguros de estas sustancias, como el PFOA, que causa cáncer, y los compararon con las mediciones atmosféricas en todo el mundo.

“Según las últimas directrices estadounidenses sobre el PFOA en el agua potable, el agua de lluvia de todo el mundo se consideraría insegura para beber”, afirma en un comunicado Ian Cousins, autor principal del estudio y profesor del Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Estocolmo.

“Aunque en el mundo industrial no solemos beber agua de lluvia, mucha gente de todo el mundo espera que sea segura para beber y que suministre muchas de nuestras fuentes de agua potable”, prosigue.

El equipo de la Universidad de Estocolmo ha realizado trabajos de laboratorio y de campo sobre la presencia y el transporte atmosférico de PFA durante la última década. Han observado que los niveles de algunos PFA nocivos en la atmósfera no están disminuyendo notablemente, a pesar de que su principal fabricante, 3M, los eliminó hace ya dos décadas.


¿Por qué hay PFAS en la atmósfera de la Tierra?

Se sabe que los PFA son muy persistentes, pero su presencia continuada en la atmósfera se debe también a sus propiedades y a los procesos naturales que devuelven continuamente los PFA a la atmósfera desde el medio ambiente de la superficie.

Uno de los procesos naturales más importantes del ciclo de los PFA es el transporte del agua de mar al aire marino por medio de los aerosoles marinos, que es otra área de investigación activa para el equipo de la Universidad de Estocolmo.

“La extrema persistencia y el continuo ciclo global de ciertos PFA llevará a que se sigan superando las directrices mencionadas”, afirma el profesor Martin Scheringer, coautor del estudio con sede en la ETH de Zúrich (Suiza) y en RECETOX, de la Universidad de Masaryk (República Checa).

“Así que ahora, debido a la propagación mundial de los PFA, los medios ambientales de todas partes superarán las directrices de calidad ambiental diseñadas para proteger la salud humana y podremos hacer muy poco para reducir la contaminación por PFA”, apunta.

“En otras palabras, tiene sentido definir un límite planetario específico para los PFAS y, como concluimos en el documento, este límite ya se ha superado”, añade.

Los PFA son un nombre colectivo para las sustancias alquílicas perfluoradas y polifluoradas o sustancias altamente fluoradas que tienen una estructura química similar.

Todos los PFA son extremadamente persistentes en el medio ambiente o se descomponen en PFA extremadamente persistentes, lo que les ha valido el apodo de ‘sustancias químicas para siempre’.

Estas sustancias se han asociado a una amplia gama de daños graves para la salud, como el cáncer, los problemas de aprendizaje y comportamiento en los niños, la infertilidad y las complicaciones en el embarazo, el aumento del colesterol y los problemas del sistema inmunitario.

Fuente:

La República (Perú)

 

21 de junio de 2022

"Perdiendo la Tierra" o el Apocalipsis Climático

En el año 1967, un satélite soviético -la sonda espacial Venera 4- envió la primera señal a la Tierra. Las altas temperaturas del planeta Venus eran causadas por el dióxido de carbono con el que estaba compuesta su atmósfera. Por eso, la vida en Venus es imposible. Si alguna vez la hubo, se perdió a medida que la luz del sol fue aumentando y las aguas se evaporaron. Con el ejemplo de Venus empezaron las predicciones poco favorables para el planeta Tierra. Desde ese momento ya estaba comprobado: de seguir con el uso indiscriminado de combustibles fósiles, acabaríamos sin origen ni destino, como los protagonistas de una novela distópica.

La voz de alarma llegaría tras la primera Conferencia Mundial sobre el Clima, celebrada en Ginebra en 1979. Entonces se supo que cuando duplicásemos la cantidad de dióxido de carbono, el mundo aumentaría tres grados centígrados su temperatura. Pero no sirvió de mucho la advertencia. Es más, cada vez que surgía alguna voz crítica ante la creatividad destructiva de nuestra especie, la persona portadora de la denuncia quedaba marcada como aguafiestas o fatalista. Porque si se cuantificaba el grado de incertidumbre de tales afirmaciones, se llegaba a la conclusión de que existía una previsibilidad imperfecta de los hechos.

Poco después de la citada conferencia, en 1981, cuando Ronald Reagan fue elegido presidente de los Estados Unidos, la producción de carbón en el suelo norteamericano se incrementaría. Cuando desde el Consejo de Calidad Ambiental se realizó un informe para alertar al presidente de que los combustibles fósiles podrían alterar la atmósfera de la Tierra hasta convertirla en el erial de un mal sueño, el presidente Reagan consideró la posibilidad de eliminar el Consejo de Calidad Ambiental.

De esta manera, como si la realidad hiciese trampas, Reagan siguió jugando con políticas  destructivas, no sólo medioambientales sino también económicas. Pero lo que más irrita ahora es saber que el desastre se pudo haber evitado, que hubo un momento de nuestra historia en el que estuvimos a tiempo para librar a nuestros herederos del apocalipsis climático. Sí.

Estas cosas las recoge el escritor estadounidense Nathaniel Rich en su ensayo Perdiendo la Tierra, recientemente publicado por Capitán Swing. Aunque se trata de un libro de historia y denuncia ecológica, hay veces que Nathaniel Rich parece operar desde la ficción, desde una de esas novelas apocalípticas que ya forman parte de un género bautizado como Ficción Climática (Cli-Fi) y donde siempre aparece el cadáver de un mundo en el que los perros ladran en señal de duelo.


 

10 de diciembre de 2020

Naomi Seibt, la adolescente “anti-Greta” que cobra por cuestionar el cambio climático

En contraposición a lo que promueve Greta Thunberg, la adolescente alemana Naomi Seibt denuncia el “alarmismo climático” y llama a la conciencia climática “una ideología despreciablemente antihumana”.

 
Un grupo de expertos escépticos del clima y aliado de Donald Trump cree haber encontrado la respuesta al movimiento global ambientalista cuya cara visible es la joven sueca Greta Thunberg, quien tendrá su propia serie de televisión. La anti-Greta es Naomi Seibt, una alemana de 19 años que, también, es rubia, elocuente y europea.

Según publicó “The Washington Post”, Seibt está parada en la vereda opuesta de Thunberg. La joven alemana denuncia el “alarmismo climático” y llama a la conciencia climática “una ideología despreciablemente antihumana”. Incluso fue más allá y usó la célebre frase de Greta “¿Cómo te atreves?” para enfrentarse a los principales medios de prensa alemanes.

“Naomi Seibt vs. Greta Thunberg: ¿en quién debemos confiar?” pregunta en un video el Centro Arthur B. Robinson del Instituto Heartland del Clima y Política Ambiental con sede en Chicago, que cuenta el respaldo del presidente de Estados Unidos.

En enero pasado, esta institución contrató a Naomi como el rostro juvenil de su campaña para cuestionar el consenso científico que señala a la actividad humana responsable del peligroso calentamiento global. “Ella es una voz fantástica para los mercados libres y para el realismo climático”, dijo James Taylor, su director.

“Quiero que entres en pánico”, dijo Greta a los asistentes al Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, en 2019. “Quiero que sientas el miedo que siento todos los días. Y luego quiero que actúes”.
 
En contraste, Naomi sostiene que estas predicciones son exageradas. “No quiero que entres en pánico. Quiero que pienses”, dice la joven alemana en un video del instituto Heartland.
Si bien Seibt dijo que comenzó su activismo político hace unos años para cuestionar las políticas liberales de inmigración de Alemania, admitió que las protestas semanales “Viernes para el Futuro” inspiradas por Thunberg la ayudaron a estimular su oposición al activismo por el cambio climático.
 
No obstante, la adolescente alemana no discute que las emisiones de gases de efecto invernadero están recalentando el planeta, pero sostiene que muchos científicos y activistas han exagerado su impacto. “No quiero que la gente deje de creer en el cambio climático provocado por el hombre, para nada”, dijo y agregó: “¿las emisiones de CO2 causadas por el hombre tienen tanto impacto en el clima? Creo que es ridículo creerlo”.

Lea el artículo completo en: El Comercio (Perú)

9 de diciembre de 2020

Greta Thunberg tiene razón: por qué los aviones causan 16.000 muertes al año

Un estudio del MIT alerta de que los vuelos provocan un impacto mayor sobre la contaminación del aire que sobre el cambio climático a pesar de que habitualmente sólo se habla de lo segundo.


Es bien sabido que la joven activista Greta Thunberg es bastante reacia a emplear el avión. Y es que este medio de transporte no sólo contribuye a aumentar las emisiones, sino que además empeora la calidad del aire en el planeta hasta tal punto que podría estar causando unas 16.000 muertes al año.

Estos son los cálculos que acaba de presentar el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) en un artículo publicado en la revista científica Environmental Research Letters. Los investigadores han cuantificado el impacto que tiene la aviación sobre la contaminación del aire, desglosando los datos ​​por tipo de emisión, altitud y ubicación.

Generalmente, sólo se abordan los vuelos como un problema desde el punto de vista de las emisiones que generan, sobre todo teniendo en cuenta el gran incremento de esta actividad en las últimas décadas. Sin embargo, por medio de este análisis el MIT calcula ahora que causa el doble de daño en la calidad del aire que en el clima.

En concreto, la investigación señala que por cada unidad de combustible quemado los impactos de la calidad del aire serían entre 1,7 y 4,4 veces más altos que los que provocan sobre el clima. En las industrias terrestres, como la producción de energía eléctrica, el control de las emisiones de combustión y el acceso a combustibles más limpios está muy extendido, así que esto no sucede. El daño que provocan al clima y sus consecuencias sobre la contaminación atmosférica (y por lo tanto, sobre la salud) estarían más equilibrados y tendrían un coste social similar.

El artículo completo en: El Confidencial (España)

4 de marzo de 2020

Los bosques tropicales ya no pueden con tanto CO2

Las selvas amazónica y centroafricana han superado su capacidad de retener dióxido de carbono.


La capacidad de los bosques tropicales de retirar de la atmósfera el dióxido de carbono (CO2) generado por los humanos se está acabando. Un estudio con cientos de miles de árboles de las selvas amazónicas y centroafricanas muestra que la cantidad del gas que retienen sus troncos, ramas y hojas en forma de carbono orgánico es cada vez menor. No se trata de que haya menos ejemplares por la deforestación, que también, sino que los que quedan crecen más deprisa y más grandes gracias a que hay más CO2, pero también están más expuestos al aumento de la temperatura y la sequía, muriendo antes.

Junto a los océanos, los bosques del planeta son actores claves en el ciclo del carbono. Por su extensión, su frondosidad y mayor tasa de crecimiento, las selvas tropicales son las que más dióxido de carbono retiran. Sus árboles lo incorporan mediante la fotosíntesis, absorbiendo el carbono como biomasa. Y allí se queda mientras viva el árbol. Los científicos contaban en sus planes con este efecto fertilizante para combatir el cambio climático provocado por el exceso del mismo gas. De hecho diversos estudios ya habían demostrado que las plantas han acelerado su fotosíntesis. Sin embargo, parece que ya no pueden más.

“Todos los modelos climáticos sugerían que las plantas continuarían tomando más CO2 durante varias décadas”, dice la investigadora de la Universidad de York y coautora del estudio Aida Cuní. “La tasa de fotosíntesis es más rápida pero tiene un límite fisiológico y este límite es el que estamos superando. En la selva amazónica se alcanzó hace 15 años y en la africana ya lo alcanzamos en 2012, añade.



19 de febrero de 2020

HFC-23, el gas 12.000 veces más potente que el CO2 que viene de China

Una red de vigilancia global detecta máximos históricos de emisiones de este compuesto de efecto invernadero.


Desde India y especialmente desde China se están emitiendo grandes cantidades de un gas de efecto invernadero (GEI) miles de veces más potente que el CO2. Aunque las autoridades de ambos países se habían comprometido a reducir estas emisiones al mínimo, una red de estaciones repartidas por todo el planeta viene detectando año tras año máximos históricos de fluoroformo, también conocido como trifluoruro de carbono, Freón 23, Arcton 1 o HFC-23.

El HFC-23 se usa (o usaba) en la fabricación de semiconductores, como refrigerante o agente extintor de incendios. Pero la mayoría procede, como subproducto, de la producción de otro gas, el HCFC-22, hasta no hace mucho el principal ingrediente de los aires acondicionados e instalaciones de refrigeración. Como otros hidroclorofluorocarburos, el HCFC-22 es un destructor neto de la capa de ozono, así que fue regulado por el Protocolo de Montreal y sus sucesivas enmiendas. En Europa apenas se produce y en otros países avanzados se hace bajo estrictas condiciones que eviten la emisión de su peligroso derivado. Pero las naciones en vías de desarrollo aún tienen margen para su producción, que debería de cesar por completo en 2040. En la actualidad, China e India elaboran más del 75% del HCFC-22 y, por tanto, de HFC-23.

Ambas naciones se habían comprometido con la ONU a reducir la liberación del segundo gas hasta mínimos históricos, pero la realidad es que, desde 2015, la emisión y concentración de fluoroformo no deja de aumentar. Un estudio recién publicado en Nature Communications muestra que las emisiones de HFC-23 marcaron su máximo a finales de 2018, con 15.900 toneladas, y apenas el 10% procederían de EEUU y Rusia, los otros dos países que aún fabrican HCFC-22 en cantidades relativamente significativas.

"China es el mayor productor de HCFC-22 del mundo, por lo que no es sorprendente que, en ausencia de una política firme y mecanismos de aplicación robustos, veamos emisiones masivas de este potente destructor del clima como ya anticipamos y advertimos", denuncia Avipsa Mahapatra, responsable de la campaña para el clima de la organización Environmental Investigation Agency. Ya en 2013 (PDF), activistas de la EIA comprobaron cómo muchas empresas chinas seguían emitiendo HFC-23. Mahapatra concluye: "Con la firma de la enmienda Kigali [al Protocolo de Montreal] en 2016, los países acordaron que, para el 1 de enero de 2020, todas las empresas que manufacturan HCFC-22 capturarían e incinerarían el HFC-23 para evitar su liberación a la atmósfera. Pero las discrepancias reveladas por este estudio suponen que con esto probablemente no sea suficiente".

Lea el artículo completo en: El País (España)



La Antártida supera la barrera de los 20 ºC por primera vez en la historia humana

El nuevo récord de 20,75 grados fue registrado el día 9 en la base científica argentina Marambio, en la isla del mismo nombre, frente a la península Antártica.


Un equipo científico instalado en la base argentina Esperanza, situada en la península Antártica, registró el pasado 6 de febrero una temperatura de 18,3 ºC, la más alta registrada en la Antártida desde que los humanos iniciaron la recogida de este tipo de datos. La temperatura máxima conocida anteriormente era de 17,3 ºC y había sido registrada en marzo de 2015, como recordó el pasado viernes la Organización Meteorológica Mundial (ver en La Vanguardia )

Ahora, un científico brasileño que trabaja temporalmente en la vecina estación antártica argentina Base Marambio, en la isla Seymour o isla Marambio ha avanzado el dato (todavía no confirmado) de que el pasado día 9 se registró en esta localización próxima a la península Antártica se alcanzó una máxima de 20,75ºC.

Una temperatura “nunca vista” en la región antártica ha indicado Carlos Schaefer en declaracipnes recogidas por la agencia AFP. Schaefer ha puntualizado que esta cifra concreta no es suficiente para demostrar el impacto del cambio climático en el conjunto de la Antártida. ”Es solo una señal de que algo diferente está sucediendo en esa zona”, precisó el científico especializado en permafrost (suelos congelados), en una conversación por Whatsapp.

El artículo completo en: La Vanguardia y en Noticias Ecologia

11 de febrero de 2020

Perú: Establecen metas al 2030 para evitar degradación de la tierra y del suelo

En su primera sesión del año, la Conaldes acordó establecer metas al 2030 para evitar la degradación de la tierra y del suelo, anunció el Ministerio del Ambiente (Minam). Asimismo, dio a conocer los acuerdos obtenidos en la más reciente cumbre de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, realizada en la India.


El grupo también presentó el marco conceptual para abordar las medidas y metas nacionales para alcanzar la neutralidad en la degradación de las tierras, así como los principales avances y próximos pasos para su implementación.

La directora general de Cambio Climático y Desertificación, Laura Secada, resaltó la importancia del trabajo multisectorial. “Estas acciones han sido identificadas y definidas a partir de los aportes y sugerencias recibidas de los sectores y gobiernos regionales involucrados, además de la Presidencia del Consejo de Ministros”, aseveró.

Uno de los ejemplos de metas nacionales para alcanzar la neutralidad en la degradación de las tierras es la ejecución por parte de los gobiernos regionales y locales de procesos de gestión del riesgo para prevenir incendios forestales; así como la generación de procesos productivos resilientes.

Por su parte, Cristina Rodríguez, directora de Adaptación al Cambio Climático y Desertificación, manifestó la importancia de la reciente aprobación del Reglamento de la Ley Marco sobre Cambio Climático. “Esta normativa sin duda es también un instrumento que contribuirá en el cumplimiento de nuestras acciones”, concluyó.

Esta comisión está integrada por representantes del Minam; Ministerio de Relaciones Exteriores; Ministerio de Economía y Finanzas; Ministerio de Agricultura y Riego; Autoridad Nacional del Agua; Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología; Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica; Instituto Geofísico del Perú; Agencia Peruana de Cooperación Internacional; Fondo Nacional del Ambiente; y la Red Internacional de Organizaciones No Gubernamentales sobre Desertificación (RIOD-PERÚ).

Asimismo, también pueden participar representantes de la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales; Asociación de Municipalidades del Perú; Consejo Nacional de Decanos de los Colegios Profesionales del Perú; y, según estime Conaldes, se podrá invitar a participar a otros organismos públicos, organismos de la sociedad civil y organismos internacionales que apoyen el mejor cumplimiento de su finalidad y funciones.

Con información de SPDA Actualidad Ambiental

14 de enero de 2020

Una fotografía demuestra la realidad del derretimiento del hielo en Groenlandia

La imagen muestra a un trineo tirado por unos perros que caminan sobre una capa de hielo totalmente cubierta de agua.


Una chocante fotografía publicada recientemente en la cuenta de Twitter del climatólogo danés Rasmus Tonboe evidencia de forma drámatica las consecuencias del deshielo que se está produciendo en Groenlandia.

La imagen, que muestra a un trineo tirado por unos perros que caminan con las patas hundidas en agua, fue captada en el mar frente a la costa noroeste de la isla por su colega Steffen Olsen mientras se dirigía a recuperar unos instrumentos de medición, detalla Tonboe en la descripción.

"El rápido derretimiento, hielo marino con baja permeabilidad y unas pocas fisuras dejan el agua derretida en la parte superior [de la capa de hielo]", explica el investigador.

26 de diciembre de 2019

Cambio climático: los 9 puntos de no retorno que ponen en peligro a la humanidad

Hace ya dos décadas que el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) advirtió sobre la existencia de puntos críticos o "puntos de no retorno" que podrían ser devastadores.

Esos puntos de inflexión, como la destrucción de la Amazonia o la pérdida del hielo en Groenlandia, son umbrales que una vez superados desatarían cambios irreversibles, con una dinámica destructiva propia que ya no se puede frenar.

Son además fenómenos interconectados, por lo que uno de ellos puede generar una cascada de eventos que se suceden como fichas de dominó.

El IPCC señalaba que esos puntos de no retorno podrían alcanzarse si la temperatura del planeta aumentaba cinco grados centígrados respecto a los niveles preindustriales (año 1780).

Pero los científicos afirman, según un artículo publicado en noviembre de 2019 en Nature, que no solo los nueve de los puntos de no retorno identificados por el IPCC pueden superarse con solo un aumento de la temperatura de entre 1 y 2 grados centígrados

También señalan que esos nueve puntos críticos ya están "activos".

¿Cuáles son los 9 puntos de no retorno activos?

Los nueve puntos críticos o zonas de riesgo se consideran activos porque están mostrando evidencia de cambio, en muchos casos acelerado, en la dirección equivocada, además estos nueve puntos están interconectados.

La lista incluye: el hielo marino del Ártico,el permafrost o capa del suelo permanentemente congelada, el sistema de circulación de corrientes del Atlántico, la selva amazónica, los corales de aguas cálidas, el hielo en el oeste de la Antártica y en partes del este del mismo continente.

Lea el artículo completo en: BBC Mundo
 

China emite un gas prohibido que destruye la capa de ozono

El incremento de triclorofluorometano (CFC-11) se produce en las áreas industriales de la zona este de China.


Un equipo internacional pudo determinar el origen de las emisiones de un peligroso gas que había sido prohibido desde hace años por considerarse un potente destructor de la capa de ozono. El año pasado, un observatorio de Hawái detectó el repunte de los niveles de triclorofluorometano o CFCs, pero los científicos ignoraban su procedencia. Ahora, una investigación publicada en la revista Nature afirma tener la respuesta a esta interrogante.

Al menos entre el 40 % y el 60 % del incremento de las emisiones en los últimos años de CFC-11 provendrían de la zona este de la China continental, según concluye la investigación. Todo parece indicar que el sector de la construcción del país asiático usa clandestinamente este producto, lo que podría ralentizar la recuperación de la atmósfera terrestre.

¿Qué es el CFC-11 y por qué es peligroso?

Se trata de tipo de CFCs, que es una serie de sustancias químicas desarrolladas inicialmente como refrigerantes en la década de 1930. Se utilizaron también para formar agujeros en productos de espuma blanda, como almohadas, alfombras acolchadas, cojines y asientos, rellenos en autos e incluso en la construcción de edificios. La utilización de productos de espumas aislantes aumentó en el último cuarto de siglo debido al interés con respecto a la conservación de energía.

A los científicos les llevó décadas descubrir que cuando los CFCs se descomponen en la atmósfera, liberan átomos de cloro que rápidamente destruyen la capa de ozono que nos protege de la luz ultravioleta. Recién a mediados de la década de 1980 se descubrió el gran agujero en este manto protector.

En 1996, los países más desarrollados dejaron de producir CFC-11 en aplicación del Protocolo de Montreal. Tras una moratoria para los países en vías de desarrollo, su producción se prohibió en todo el planeta en 2010.

El artículo completo en: El Comercio (Perú)

26 de noviembre de 2019

2019: los gases de efecto invernadero marcan un máximo histórico

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) advierte de que la concentración de dióxido de carbono (CO2) es la más alta desde hace tres millones de años.


La humanidad suma otra página para la crónica del desastre: la concentración en la atmósfera de los principales gases de efecto invernadero —dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O)— marcó un nuevo récord durante 2018. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha recordado este lunes (25 de noviembre de 2019) que en el caso del CO2, el principal de estos gases responsables del calentamiento global, hay que retroceder al menos tres millones de años para encontrar una concentración tan grande en la atmósfera. Y en aquel momento —en el que ni siquiera existía el ser humano—, la temperatura era entre dos y tres grados más cálida que ahora y el nivel del mar entre 10 y 20 metros mayor, ha advertido la organización. La OMM, un ente dependiente de la Naciones Unidas, ha presentado este lunes su boletín anual de concentración de gases de efecto invernadero, el decimoquinto que realiza.

Estos gases siempre han estado presentes en la atmósfera terrestre e impiden que parte del calor que desprende la Tierra tras ser calentada por el Sol se pierda en el espacio. Gracias a ellos el planeta tiene una temperatura agradable que lo hace habitable para el hombre. Pero el equilibrio que ha existido durante miles de años se ha roto y la OMM tiene claro el responsable: "Hay múltiples indicios de que el aumento de los niveles atmosféricos de CO2 está relacionado con la quema de combustibles fósiles", es decir, con el empleo por parte del ser humano del carbón, el gas natural y el petróleo.

La utilización de esos combustibles fósiles se disparó a partir de la Revolución Industrial y, con ello, las emisiones de gases de efecto invernadero. En el caso del CO2, la concentración alcanzó en 2018 las 407,8 partes por millón (ppm), lo que supone casi un 47% más que el nivel preindustrial (en 1750, cuando la concentración era de 278 ppm). El metano atmosférico alcanzó las 1.869 partes por mil millones (ppb) en 2018, casi un 159% más que el nivel preindustrial. Y en el caso del óxido nitroso su concentración atmosférica fue de 331,1 ppb, un 23% más que en 1750. Estos son los resultados de las más de 100 estaciones de medición repartidas por el planeta que sirven para elaborar el boletín de esta organización.

Más información en: El País (Ciencia)
 

24 de noviembre de 2019

Golpe mortal para el Polo Norte: EE.UU. no quiso firmar acuerdo de cambio climático

La insistencia del gobierno de Trump en no reconocer la amenaza expone a la región y sus habitantes a problemas dramáticos.


Por primera vez en dos décadas, los países del Consejo del Ártico, reunidos en Rovaniemi (Finlandia), no lograron redactar su tradicional declaración final. Según algunos delegados, esto se debió a la negativa de Estados Unidos a hacer alusión al cambio climático.

Al término de la 11ª reunión ministerial del Consejo del Ártico (mayo de 2019), la habitual declaración común final fue sustituida por un texto -más breve y con un peso simbólico menor-, firmado por todos los ministros de los ocho Estados miembros. No se hizo ninguna referencia al cambio climático en ese documento.

Es la primera vez desde sus comienzos en 1996 que el Consejo del Ártico fracasa a la hora de emitir una declaración final al término de sus reuniones ministeriales, de carácter bienal.
Las organizaciones que representan a las poblaciones indígenas dentro de la instancia expresaron su preocupación unánime.

"Se está atacando a nuestra cultura y a nuestro modo de vida. Los animales, las aves y los peces de los que depende nuestra supervivencia reciben cada vez una mayor presión. Estamos preocupados por nuestra seguridad alimentaria", subrayó James Stotts, del Consejo Circumpolar Inuit.

"Ha llegado el momento de dejar las cosas claras: el cambio climático existe y los humanos son los principales responsables", afirmó. "Pensamos que ha llegado el momento de dejar de pelearnos" sobre esa cuestión.

Fuente: El Clarín (Argentina) 

22 de noviembre de 2019

"Buenos Aires será como Sídney y Londres como Barcelona": el mapa del cambio climático en más de 500 ciudades


En el año 2050 la ciudad mexicana de Guadalajara tendrá un clima similar al que tiene actualmente Lahore, en Pakistán, y Los Ángeles, en Estados Unidos, tendrá temperaturas semejantes a las de Hargeisa, en Somalia.

Eso es lo que se desprende de un nuevo estudio que estima el impacto futuro del cambio climático.

La investigación fue realizada por Crowther Lab, un grupo de investigación que forma parte de la Universidad EHT Zurich de Suiza.

El estudio calculó aumentos probables de temperatura en 520 ciudades de más de un millón de habitantes para 2050.


Los autores afirman por ejemplo, que Nueva York tendrá un clima similar al que tiene ahora Virginia Beach, Madrid al de Marrakech y Londres al de Barcelona.
 
Tanto Buenos Aires como Montevideo tendrán las temperaturas de Sídney.

Más lluvias y sequías

Cerca de 8 de cada 10 ciudades experimentarán cambio dramáticos, de acuerdo al estudio.
El informe señala que los aumentos de temperatura estarán acompañados de otros problemas, como lluvias más intensas y períodos de sequía más severos.

El estudio señala que muchas ciudades en climas actualmente templados sufrirán escasez de agua, especialmente en Europa, donde el aumento de temperatura debido al cambio climático puede llegar a 3,5 grados en el verano y 4,7 grados en invierno.

Uno de los escenarios más preocupantes es el de ciudades como Yakarta y Kuala Lumpur que, de acuerdo a los investigadores, experimentarán condiciones no vistas en ningúncentro urbano en el mundo.

El artículo completo en: BBC Mundo

Y el estudio más detallado en PLOS
 

La temperatura de los océanos llegó al punto más alto en la historia

Un preocupante informe de la ONU, de abril de 2019, alerta sobre cómo se están "pulverizando los récords" de temperatura de los océanos y del nivel de las aguas, lo que amenaza la supervivencia de la humanidad. 


Los océanos alcanzaron récords de temperatura en 2018, alertó la Organización de Naciones Unidas, que se preocupa por los riesgos para la vida a causa del cambio climático. La ONU indicó en febrero que el periodo 2015-2018 fue el más caliente desde el inicio de los registros meteorológicos.

En dicho informe, sobre el estado del clima en el mundo, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) suministró precisiones sobre la proliferación de las "manifestaciones físicas" del cambio climático, como los fenómenos meteorológicos extremos, y ofreció detalles sobre su impacto socioeconómico creciente.

“Pulverizando récords”

Según la OMM, el contenido térmico de los océanos alcanzó nuevos niveles en 2018 entre 0 y 700 m de profundidad (registros que se remontan a 1955) y entre 0 y 2.000 m (registros que se remontan a 2005), "pulverizando los récords de 2017".  El alza del nivel del mar continuó "a ritmo acelerado", alcanzando un récord, según la OMM.

Este aceleramiento del alza del nivel medio del mar es causado especialmente por el "ritmo creciente de pérdida de la masa glaciar de los inlandsis" (glaciares permanentes o cascos polares). La extensión de la banquisa ártica fue inferior a la normal a lo largo de 2018, mostrando récords a la baja en enero y febrero. Y a fines de 2018 la extensión de los hielos marítimos, en promedio diario, era cercana a las más bajas jamás observadas.

"Los datos divulgados son muy preocupantes. Los cuatro últimos años son los más calientes jamás repertoriados, y la temperatura media en la superficie del globo en 2018 era superior en 1°C a los valores preindustriales", subrayó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres en la introducción a la declaración. "Ya no hay tiempo para titubeos", agregó.

Amenaza a la vida

Según el informe, en 2018, la mayoría de los peligros naturales, de los que fueron víctimas cerca de 62 millones de personas, estaban relacionados con las condiciones meteorológicas y climáticas extremas.  Como en el pasado, las inundaciones afectaron a más personas, alcanzando la cifra de 35 millones.

Más de 1.600 muertes están relacionadas con las oleadas de intenso calor y los incendios forestales que afectaron a Europa, Japón y Estados Unidos, y los daños materiales se acercan a la cifra de 24.000 millones de dólares en ese último país. En India, el Estado de Kerala no había conocido lluvias tan abundantes e inundaciones tan devastadoras desde hace casi un siglo.
 
Con información de:
 
 

20 de agosto de 2019

“Las plantas están estresadas, florecen en épocas en las que no toca”

Botánica y genetista del Instituto Salk, es una de las ganadoras del Premio Princesa de Asturias de Investigación por su revolucionario proyecto sobre el empleo de cultivos en la reducción de CO2 


Joanne Chory cree que una de las herramientas más efectivas para frenar el cambio climático está delante de nosotros. No hay que fabricar nada. Es algo que naturalmente se lleva perfeccionando millones de años y solo hay que dirigir el proceso un poco para que tenga un importante impacto en la reducción de CO2 . Con una modificación genética, las plantas pueden desarrollar raíces más duras y profundas que contengan parte del CO2 que normalmente expulsan a la atmósfera al pudrirse. A gran escala, si se aplica en los grandes cultivos de cereal en el mundo, podría reducir en un 20% la emisión de dióxido de carbono que está provocando el cambio climático. La idea de Chory (Boston, 63 años) le ha valido el Premio Princesa de Asturias de Investigación de este año. Chory recibió a EL PAÍS en su despacho del Instituto Salk en La Jolla, California. Los síntomas del párkinson que le diagnosticaron hace 15 años son ya muy visibles. Aun así, sigue acudiendo a diario a trabajar. Si acaso, es un estímulo para correr más deprisa en la batalla por el planeta.

PREGUNTA. Cuando empezó a estudiar la genética de las plantas, hace 30 años, el calentamiento global solo lo estudiaban los expertos en el clima, no preocupaba a otras disciplinas.
RESPUESTA. Sí, el resto de la comunidad científica estaba dormida. Los periódicos apenas hablaban de ello. El debate estaba circunscrito a la climatología. Como en todo, en la ciencia hay un mainstream. No sé de quién es la culpa, o si hay una culpa. Quizá la gente no tenía suficiente información para darse cuenta de que el problema lo estábamos causando nosotros.

P. ¿Qué efecto tiene el cambio climático en las plantas?
R. Todas las plantas están estresadas. Es fácil de ver desde hace 20 años. Yo lo noto en mi jardín: todo florece cuando no toca. Tengo una magnolia china que está dando flor en medio del invierno, no tiene ningún sentido. Y luego se muere en verano, cuando debería estar verde y bonita. Suelo decir que mi magnolia vive en la zona horaria de China y tiene jet lag.

P. Su proyecto en cuestión, ¿cómo favorece que las plantas participen en la lucha contra el cambio climático?
R. El objetivo es ayudar a las plantas a redistribuir parte del dióxido de carbono que absorben normalmente con la fotosíntesis. Es decir, toman CO2 del aire y agua de la tierra, y por medio de la fotosíntesis lo convierten en azúcares. Cuando la planta muere, esos azúcares vuelven a la atmósfera transformados de nuevo en dióxido de carbono. Nuestro proyecto trata de que la planta guarde ese CO2 en una parte que sea resistente a la descomposición. Los niveles de CO2 son más altos en invierno, cuando sucede la descomposición, y más bajos cuando las plantas están creciendo. Eso nos indica que hay una forma de facilitar que las plantas ayuden a reducir el dióxido de carbono.

P. ¿Cómo son esas plantas modificadas?
R. Tienen raíces más profundas y producen más suberina, que es básicamente corcho. Ahí almacenan carbono. En sequías, eso evita que se seque la planta. Y si hay mucha agua evita que se ahogue. Le hacemos fabricar más corcho, en raíces más grandes y más profundas. La planta absorbe la misma cantidad de CO2, y nuestro trabajo afecta solo a la manera en que lo distribuye. En vez de ponerlo en las hojas, que se descomponen y lo devuelven a la atmósfera, lo ponemos en ese tejido, dentro del suelo y estable. Para reducir el nivel de dióxido de carbono de la atmósfera puedes utilizar máquinas muy grandes y caras. O puedes dejar que las plantas hagan lo que saben hacer y llevan perfeccionando durante 500 millones de años. Solo queremos entrenarlas para que una parte del CO2 lo entierren en lugar de soltarlo todo a la atmósfera.

El artículo completo en: El País (Ciencia)
 

9 de junio de 2019

El 2050 los seres humanos llegarán a su fin, con una "alta probabilidad"

Un nuevo y aterrador informe sobre cambio climático pone fecha de no retorno a la humanidad.


Se trata del informe científico más aterrador hasta la fecha. El nuevo análisis, llevado a cabo por un centro especializado australiano, Breakthrough National Centre for Climate Restoration, y respaldada por un ex jefe del ejército de Australia, sugiere llevar a cabo un esfuerzo "similar a la movilización de emergencia de la Segunda Guerra Mundial" para evitar las catástrofes que implican este escenario; entre ellas, una "alta probabilidad de que la civilización humana llegue a su fin" en 2050 si no se toman medidas de mitigación en la próxima década.

El fin del cambio climático no es inevitable, pero la situación es cada vez más desesperada. Sin una acción inmediata y drástica, este análisis predice que para 2050, el cambio climático podría convertirse en una "amenaza existencial para la civilización humana" que nunca podrá deshacerse.

Así las cosas, este think tank australiano afirma que el resto de investigaciones publicadas hasta ahora son erróneas: los riesgos del cambio climático son, en realidad mucho, mucho, peores de lo que nadie puede imaginar.

La tesis central del artículo es que
las predicciones de los científicos del clima son demasiado limitadas. El cambio climático afectará al planeta en un futuro cercano y la crisis climática actual, dicen, es más grande y más compleja de lo que cualquier humano haya tratado antes.

Modelos climáticos generales, como el que utilizó el Panel de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC) en 2018 para predecir que un aumento de la temperatura global de 2 grados centígrados podría poner en riesgo a cientos de millones de personas no tuvo en cuenta la gran complejidad de los muchos procesos geológicos interconectados de la Tierra; como tales, no logran predecir adecuadamente la escala de las posibles consecuencias. La verdad, escribieron los autores, es probablemente mucho peor de lo que cualquier modelo pueda imaginar.

¿Cómo se acabará el mundo?
 
¿Qué expectativa de futuro queda? Los autores del trabajo ofrecen un escenario particularmente sombrío que comienza con los gobiernos del mundo "ignorando cortésmente" el consejo de los científicos y la voluntad del público de descarbonizar la economía (encontrando fuentes de energía alternativas), lo que resulta en un aumento de la temperatura global de 3 ºC para el año 2050. En este punto, las capas de hielo del mundo se desvanecen; las brutales sequías matan a muchos de los árboles en la selva amazónica (eliminando una de las mayores compensaciones de carbono del mundo); y el planeta se sumerge en un circuito de retroalimentación de condiciones cada vez más calientes y más letales.
"El 35% de la superficie terrestre global y el 55% de la población mundial están sujetos a más de 20 días al año de condiciones de calor letal, más allá del umbral de la supervivencia humana", plantean los autores.

Mientras tanto, las sequías, las inundaciones y los incendios forestales devastan regularmente la tierra. Casi un tercio de la superficie terrestre del mundo se convierte en desierto. Los ecosistemas enteros colapsan, comenzando con los arrecifes de coral del planeta, la selva tropical y las capas de hielo del Ártico. Los trópicos del mundo son los más afectados por estos nuevos extremos climáticos, que destruyen la agricultura de la región y convierten a más de mil millones de personas en refugiados.
 
Este movimiento masivo de refugiados, junto con la reducción de las costas y las severas caídas en la disponibilidad de alimentos y agua, comienza a estresar el tejido de las naciones más grandes del mundo. Los conflictos armados por los recursos, tal vez que culminan en una guerra nuclear, son probables.

El resultado es un "caos absoluto" y quizás "el fin de la civilización humana global como la conocemos".

¿Cómo se púede prevenir esta catástrofe?

Aceptando globalmente el cambio climático y poniéndonos a trabajar de inmediato como si de una emergencia vital se tratara. Según los autores del artículo, a la raza humana le queda aproximadamente una década para organizar un movimiento global para hacer la transición de la economía mundial a un sistema de cero emisiones de carbono. (Para lograr emisiones de carbono cero es necesario no emitir carbono o equilibrar las emisiones de carbono con la eliminación de carbono). El esfuerzo requerido para hacerlo "sería similar a la movilización de emergencia de la Segunda Guerra Mundial", escribieron los autores.

El nuevo documento de política fue respaldado con un prólogo del almirante Chris Barrie, un jefe de defensa australiano retirado y comandante de la marina real senior que ha testificado ante el Senado australiano sobre las posibilidades devastadoras que el cambio climático representa para la seguridad nacional y el bienestar humano en general.
"La vida humana en la Tierra puede estar en vías de extinción, de la manera más horrible", explicó Barrie.

Referencia: 
 
The Breakthrough National Center for Climate Restoration: https://docs.wixstatic.com/ugd/148cb0_a1406e0143ac4c469196d3003bc1e687.pdf


8 de junio de 2019

La cerveza duplicará su precio a causa del cambio climático

Un equipo de científicos ha predicho fuertes caídas en el rendimiento de la cebada a causa del calentamiento global. Este es el escenario:


En los últimos años, los científicos han descubierto un vínculo entre el cambio climático y nuestro consumo de artículos tan populares y masivos como el vino y el café. Así, sumado a nuestra seguridad y al futuro del planeta, ahora sabemos que el aumento de las temperaturas globales afectará también a lo que comemos y bebemos.

Es la conclusión de una nueva investigación liderada por expertos de la Universidad de East Anglia (Inglaterra) que expone, por ejemplo, que los eventos climáticos severos podrían causar una escasez en el suministro mundial de cerveza.

El estudio advierte que la sequía y el calor -cada vez más generalizados y profundos- pueden causar disminuciones sustanciales en los rendimientos de cebada en todo el mundo, afectando el suministro utilizado para elaborar cerveza y, por tanto, la presencia de menor cantidad de producto en el mercado y su correspondiente incremento en el  precio de la cerveza.

La bebida alcohólica más popular del mundo amenazada

La cerveza es la bebida alcohólica más popular del mundo por volumen consumido. Aunque la frecuencia y la severidad de la sequía y los extremos de calor aumentan sustancialmente en una variedad de escenarios climáticos futuros, la vulnerabilidad del suministro de cerveza a tales extremos nunca se ha evaluado. Hasta ahora.


En los últimos años, el sector cervecero ha consumido alrededor del 17% de la producción mundial de cebada, pero esta proporción varía drásticamente entre los principales países productores de cerveza, por ejemplo, del 83% en Brasil al 9% en Australia. Los resultados del nuevo estudio revelan posibles pérdidas en el rendimiento promedio que van del 3% al 17%, dependiendo de la gravedad de las condiciones.

Durante los eventos climáticos más complejos, los resultados indican que el consumo mundial de cerveza disminuiría en un 16%, o lo que es lo mismo, 29.000 millones de litros y los precios de esta bebida se duplicarán de media en todas partes.
Incluso en eventos extremos menos severos, el consumo de cerveza cae un 4% y los precios aumentan un 15%.


7 de mayo de 2019

"Gran parte de la naturaleza ya está perdida, y lo que queda continúa en declive", según la ONU

¿Qué estamos haciendo con nuestro planeta? Estas son las conclusiones tras un proyecto de estudio de 1.800 páginas según la Organización de las Naciones Unidas.

Los expertos de la ONU sobre la biodiversidad hicieron un informe que enumera los ecosistemas devastados, el agua contaminada, el aire viciado y las miles de especies con amenaza de extinción. Este es un proyecto de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES).

Gracias a la naturaleza es que el hombre tiene agua, alimentos, energía, minerales y medicamentos. Entonces, ¿Qué estamos haciendo para cuidar el planeta? ¿Cuando vamos a dejar de destruirlo? 

Para mencionar uno de los trabajos de la naturaleza, está la producción agrícola, la cual se encuentra en constante alza y la pesca que ha aumentado un 50% en los últimos 50 años. Asimismo, más de 2.000 millones de personas usan la madera como fuente de energía. Entre el 25 a 50% de los productos farmacéuticos provienen de la naturaleza. La vegetación es de vital importancia en nuestras vidas, pues filtran el agua y el aire, además, junto al océano absorben más de la mitad de las emisiones de CO2. 

Explotación y contaminación

A pesar de ello, el hombre está explotando y contaminando la naturaleza como nunca antes en la historia.

"Hoy en día el 75% del medio ambiente terrestre, el 40% del medio ambiente marino y 50% de los cursos de agua presentan signos importantes de degradación", afirma el proyecto de informe. 

Más de 40% de las tierras son ahora agrícolas y urbanas, y sólo el 13% de los océanos y 23% de las tierras están clasificados como "vírgenes", en lugares muy aislados o improductivos. 

El deterioro de los suelos redujo la productividad agrícola en más del 20% de la superficie terrestre, afectando a más de 3.000 millones de personas. 

"Más de un tercio de las tierras y tres cuartas partes de los recursos de agua son utilizados para la producción agrícola y ganadera", de acuerdo con el texto. 

Y la agricultura continúa expandiéndose, sobre todo "a expensas del bosque tropical". 

Además, entre 1990 y 2015, la cobertura forestal mundial bajó cerca de 6%, de 4.280 millones de hectáreas a 3.990 millones. 

Más de 80% de las aguas servidas del planeta son vertidas en el medio ambiente sin tratamiento y al mismo tiempo de "300 a 400 millones de toneladas de metales pesados, aguas residuales tóxicas y otros desechos son arrojados por año al agua". Asimismo, "el 40% de la población del globo no tiene acceso a agua limpia y potable". 

Los océanos, es donde se vierten cada año millones de toneladas de plástico. Los 70.000 navíos de la flota de pesca industrial cubren ahora "al menos el 55% de los mares". Además, "cerca del 75% de las principales reservas de peces" se encuentran actualmente agotadas o sobrexplotadas.  

Consecuenciencias
 
Cerca del 25% de las 100.000 especies estudiadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) están clasificadas en peligro de extinción, y 872 se han extinguido desde hace 500 años.

Pero el informe del grupo de expertos del IPBES es mucho más dramático: entre 500.000 y un millón de especies estarían hoy en día en peligro. Y los científicos, que utilizan otro método de estimación basado en la desaparición de los hábitats, llegan a la cifra probablemente "prudente" de medio millón, entre ellos 3.000 vertebrados y más de 40.000 plantas. 

Estas especies están "muertas en suspenso", porque ya se encuentran probablemente "condenadas a la desaparición" a raíz de los daños provocados a su hábitat. 

 

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