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23 de marzo de 2011

Google invierte en combustibles que eliminan el carbono del ambiente


La gran G, por medio de su división de innovación Google Ventures, sacó un maletín lleno de billetes verdes para invertirlos en la compañía CoolPlanetBiofuels, empresa que habría desarrollado un nuevo método para la producción de biocombustible fabricado a partir de biomasa (hierba y madera) y que promete ser un combustible de “carbono negativo” al eliminar este último componente de la atmósfera.

Según CoolPlanetBiofuels su tecnología de combustible denominada como”N100” utiliza un revolucionario proceso “térmico/mecánico” con la finalidad de convertir los cultivos no alimentarios en corrientes de gas. Dichas corrientes son tratadas mediante procesos catalíticos para terminar produciendo un combustible de hidrocarburo que es perfectamente compatible con los actuales vehículos que utilizan combustibles convencionales.

Según Wesley Chan, socio de Goolge Ventures, la compañía en la que invirtieron logró crear una innovadora solución para uno de los mayores problemas del mundo

Esta tecnología es un gran paso ya que estamos desarrollando una fuente de energía sostenible y renovable, junto con ayudar a reducir la cantidad de carbono existente en la atmósfera

Link: Google funds company producing biofuel from grass (Guardian)


Fuente:

Fayer Wayer

17 de mayo de 2007

Descubiertas 585 nuevas especies de crustáceos en aguas antárticas.

La gran biodiversidad en las profundidades oceánicas sorprende a los científicos.

ALICIA RIVERA - Madrid - 17/05/2007

Tres expediciones científicas realizadas entre 2002 y 2005 en aguas antárticas, sondeando profundidades apenas exploradas hasta ahora, han producido una buena e inesperada cosecha de biodiversidad: 585 especies de crustáceos que eran desconocidas hasta ahora. Un equipo internacional de investigadores viajó a bordo del buque oceanográfico alemán Polarstern hasta el mar de Weddell -al este de la península Antártica y sur de las costas argentinas- y las zonas adyacentes, rastreando las aguas a diferentes profundidades: entre 774 y 6.348 metros.

Los resultados que obtuvieron esos especialistas y que ahora han dado a conocer muestran una inesperada riqueza biológica en aquellas remotas latitudes. "Nuestros hallazgos suponen un reto a la idea de que la diversidad en las profundidades marinas es baja en el Océano del Sur", afirman hoy los investigadores en un artículo que publican en la revista Nature con los resultados de las tres campañas realizadas. A la cabeza de este equipo, integrado por especialistas de varios países europeos y de EE UU, iba Angelika Brandt, del Museo Zoológico de Hamburgo (Alemania), cuyo programa de investigación se llama Andeep.

Desde el Polarstern los expertos lanzaron aparejos de muestreo, redes y equipos de imagen en diferentes puntos del mar, tanto en plataforma continental como en canales, en zonas escarpadas de las profundidades y en los planos abisales. Y sacaron a la superficie crustáceos, esponjas, gusanos, etcétera. Sólo de isópodos -crustáceos de cuerpo aplanado, sin caparazón- analizaron 13.000 ejemplares sacados del mar e identificaron 674 especies diferentes. "De las 76 especies de esponjas que encontramos, 17 eran desconocidas hasta ahora y 37 no se habían visto en esta zona marítima", escriben los investigadores en Nature.

Brandt y sus colegas decidieron navegar en el buque polar alemán, uno de los mejores del mundo, por unas aguas poco estudiadas hasta ahora, sobre todo en las profundidades. Esto explica, en parte, las muchas nuevas especies identificadas.

Los científicos comentan que se conocían hasta ahora bastante bien las comunidades marinas de aguas poco profundas en regiones del continente blanco como la Península Antártica o la Bahía de McMurdo -en el Mar de Ross-, pero apenas se habían explorado las aguas profundas. Alrededor de la Antártida, dicen, las comunidades bentónicas -que viven en los fondos marinos- muestran altos niveles de endemismo, gigantismo, lento crecimiento, longevidad y madurez tardía. De cara al futuro, estos científicos se proponen "continuar los estudios a nivel morfológico y molecular de esta fauna antártica para comprender mejor los procesos evolutivos que han ayudado a conformar estas importantes comunidades".

El continente blanco, y más en este año Polar Internacional que está intensificando la investigación en las altas latitudes del planeta, sorprende a menudo a los científicos. Así por ejemplo, la NASA ha comunicado esta semana que su satélite QuikSat detectó en enero de 2005 fusión de nieve en extensas zonas de la Antártida debido a las altas temperaturas registradas allí en el verano austral. El fenómeno se observó en diferentes zonas pero no se ha repetido ni en 2006 ni en 2007, por lo que los científicos no saben si se trata de una tendencia o fue una situación específica de aquel año. Cuando el agua de las nieves derretidas se volvió a congelar, se formaron extensas capas de hielo.

Fuente.

Nature

El País


El Mundo

Los mares antárticos pierden su capacidad de absorver dióxido de carbono

25 de febrero de 2007

La investigación de los biocombustibles 'exprime' los residuos vegetales
Conferecia Internacional Bio South
CLEMENTE ÁLVAREZ 21/02/2007

Se coge un residuo vegetal, se le extraen primero las sustancias valiosas que aún contenga, como las vitaminas o los antioxidantes, y luego se transforma el resto en biocombustible para los vehículos. El creciente interés por la bioenergía ha abierto nuevos campos de investigación para exprimir al máximo los desechos vegetales y los cultivos agrícolas. Ésta es una línea de trabajo del Centro Nacional de Energías Renovables (Cener), que recientemente organizó en Pamplona la Conferencia Internacional Bio South sobre el aprovechamiento de la biomasa forestal.

Cerca de 140.000 toneladas de CO2 se dejarían de emitir al año si además de los residuos agroalimentarios y los cultivos agrícolas, Navarra comenzase también a aprovechar el potencial energético de sus bosques, en un análisis extrapolable a muchas otras zonas del país. Los resultados del proyecto europeo Bio South, que ha sido liderado por el Cener y ha contado con la participación de expertos de seis países diferentes, concluyen que con los restos de ramas o entresacas de árboles de las masas forestales de esta Comunidad se podría cubrir cerca del 1,53% de todo su consumo de energía primaria.

En el caso de la doble valorización o reutilización de los residuos, se trata de un proyecto en colaboración con el Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA) para evaluar las posibilidades de recuperación de los desechos de la industria conservera y alimentaria de Navarra, como son los restos de zanahorias, guisantes, alcachofas, pimientos... Como detalla Inés Echeverría, directora del departamento de Biomasa del Cener, el primer paso consiste en separar de estos residuos las sustancias de mayor interés farmacéutico o alimenticio por medio de técnicas de extracción como la microfiltración o el empleo de fluidos supercríticos, consistente en usar CO 2 gasificado por encima de su punto crítico, que tiene un alto poder de disolución. "Queremos saber qué productos de alto valor añadido hay presentes en esos desechos, en qué cantidad y si pueden servir para un proceso industrial", explica esta bióloga. Tras esto, lo que queda de los restos de zanahorias o pimientos suele ser un material fibroso rico en azúcares que todavía puede reutilizarse de nuevo para fabricar bioetanol, a través de un proceso de fermentación.

Para producir biocombustibles, ya sean líquidos (biodiésel y bioetanol) o sólidos (huesos de aceituna, pellets...), se requiere rentabilidad económica y un suministro continuo de residuos o cultivos agrícolas. Pero esto tampoco lo es todo. Como explica Echeverría, el que se conviertan en verdaderas alternativas a los derivados del petróleo depende también de su balance ambiental, pues no se habrá avanzado demasiado si la materia prima debe traerse desde largas distancias o si se deforestan otros lugares. "La sostenibilidad es un parámetro crítico porque no se trata de desarrollar la biomasa a cualquier precio", señala Echeverría, quien incide justamente en la necesidad de investigar para optimizar al máximo todos estos procesos. En concreto, el Cener desarrolla otro proyecto promovido por Acciona Biocombustibles, en colaboración esta vez con el Instituto Técnico de Gestión Agraria (ITGA), en el que cultiva diversas parcelas experimentales en Navarra para estudiar cómo mejorar el rendimiento de plantas oleaginosas como la brassica, el crambe o la sinapis. Éstas son variedades de la familia de las crucíferas, como lo son también la coliflor o el repollo, que en principio resultan interesantes para producir biodiésel por tener semillas de alto contenido en aceites y no competir en el mercado alimentario. Están ya adaptadas al clima mediterráneo, pero no así a su cultivo intensivo.

Cuando más se aprovechen y expriman los cultivos o los residuos, explica la directora del departamento de Biomasa, mejor será también el balance energético y ambiental de los biocombustibles. De hecho, está previsto que, entre los años 2010 y 2015, empiece a comercializarse una segunda generación de biocombustibles mucho más eficientes. "Lo serán porque se podrán fabricar con productos residuales, como los materiales lignocelulósicos", especifica Echeverría. Esto significa que para fabricar estos biocombustibles no sólo se utilizarán los granos y las semillas de las plantas, las partes más ricas en aceites o azúcares, sino que también se podrán aprovechar todos los tallos y las hojas ahora descartados, o incluso los restos forestales. En el caso de las emisiones de efecto invernadero se estima que los biocombustibles actuales reducen entre un 50% y un 60% las emisiones de CO2 equivalente en comparación con los derivados del petróleo. Pero se prevé que los de segunda generación llegarán al 90%.

Por otro lado, el departamento de Echeverría no sólo evalúa los posibles recursos de la biomasa sino que también investiga la mejora de las propiedades funcionales de los biocarburantes derivados. Los motores que utilizan biodiésel pueden fallar a veces en el arranque en condiciones de bajas temperaturas, ya que el punto de congelación de este biocarburante es más alto que el del gasóleo convencional. Además, el incremento de la demanda de la colza con la que se fabricaba habitualmente el biodiésel ha obligado a probar otras mezclas y aceites que agravan este inconveniente. Por ello, el Cener estudia nuevas mezclas y aditivos que garanticen un buen comportamiento con variedades agrícolas a precios más competitivos, como la soja o la palma. De forma similar, también se investigan otros aditivos para mejorar la conservación de los biocombustibles y evitar el enranciamiento oxidativo o la lipólisis, que puede generar depósitos en el motor.

Fuente.

El pais.com Futuro
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