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22 de junio de 2022

Por qué muchos bebés comparten su comida incluso cuando tienen hambre

En un laboratorio de La Universidad de Washington, Estados Unidos, bebés de un año y medio miraban con ganas de comer los pequeños trozos de fruta que extraños dejaban caer frente a ellos. Aunque era la hora de la merienda, algunos pequeños devolvían las frutas a los desconocidos.

Para los investigadores de la universidad, esas pueden ser las señales iniciales de una característica positiva muy específica de los seres humanos: el altruismo, o sea, la voluntad de ayudar y ceder ante los demás.

En un estudio recientemente publicado, un equipo del Instituto del Aprendizaje y Ciencias del Cerebro de esa universidad estadounidense analizó el comportamiento de casi 100 bebés de 19 meses frente a algo que a ellos les suele gustar: pedacitos de frutas apetitosas, como fresas, bananos, arándanos y uvas.

En una primera fase del estudio, uno de los investigadores (hasta entonces desconocido para los niños) mostraba a los pequeños pedacitos de fruta que fingía soltar sin querer. Después, extendía las manos, indicando que quería los trozos de vuelta, pero sin pedirlo verbalmente.

De los bebés que participaron de esa primera fase, 58% devolvieron las frutas al investigador en lugar de comérselas.

Luego, un segundo grupo de menores participó en el mismo experimento, esta vez con un cambio importante: con este grupo, el experimento se llevó a cabo a la hora de la merienda, cuando los bebés probablemente tenían más hambre.

El resultado de esa segunda fase fue que 37% de los bebés devolvieron las frutas. La mayoría, entonces, optó por comérselas.

A pesar de eso, hay un número considerable de bebés que ejercen un comportamiento altruista hacia un extraño, afirma Rodolfo Cortés Barragán, investigador de post doctorado y principal autor del estudio.

"Generalmente, en las discusiones sobre el altruismo, uno piensa: '¿Será que le cuesta a uno mismo beneficiar a alguien?' En ese caso, ellos (los niños) su hubieran beneficiado y deseaban la comida, aun así la cedieron. Lo que demuestra que actuaron de manera altruista", explica Barragán a BBC Brasil.

El señala que, a los 19 meses, "los bebés ya tienen mucha habilidad para caminar, agacharse y recoger cosas del piso, y entienden las intenciones de su interlocutor".

"Estudiar el altruismo a esa edad nos puede ayudar a explicar las raíces (de ese comportamiento), para poder entender por qué los humanos practicamos el altruismo y cuándo comienza, y de esa manera poder promoverlo e incentivarlo a medida que los niños crecen y se convierten en adultos".

Lea el artículo completo en: BBC Mundo

10 de mayo de 2019

Esto dice la ciencia sobre el instinto maternal

Los estudios más recientes de las sustancias químicas del cerebro y el desarrollo social sugieren que necesitamos reconsiderar nuestra definición de maternidad. 


Antes y después de conocer a su nieto por primera vez, Sarah Blaffer Hrdy escupió en un vial. Dos semanas después, cuando su marido llegó para conocer al recién nacido, le pidió que hiciera lo mismo.

Más adelante, las pruebas de laboratorio revelaron que los niveles de Hrdy de una sustancia química cerebral denominada oxitocina se habían disparado un 63 por ciento aquella tarde. Los de la saliva de su marido mostraban un ascenso de un 26 por ciento tras su encuentro inicial, pero varios días después, también aumentaron hasta el 63 por ciento.

«En el resultado final no había diferencias entre mi marido y yo, solo que a él le hizo falta pasar un poco más de tiempo con su nieto para alcanzarlos», afirma. La respetada antropóloga, ahora profesora emérita de la Universidad de California, Davis, ha escrito exhaustivamente sobre la ciencia de la maternidad humana.

«Todos los mamíferos hembra tienen respuestas maternales o “instintos”, pero esto no significa, como se suele asumir, que toda madre que dé a luz esté preparada automáticamente para cuidar de su descendencia», afirma Hrdy. «Más bien, las hormonas gestacionales preparan a las madres para responder a los estímulos de su bebé y, tras el parto, poco a poco, va respondiendo a las señales».

No es solo el caso de las mujeres que dan a luz físicamente: Hrdy y su marido son abuelos, pero a ella no le resulta en absoluto sorprendente que ambos registraran aumentos similares de oxitocina, una hormona asociada con los vínculos maternales. Según ella, tanto las madres que dan a luz como las madres que adoptan deberían considerarse «madres biológicas», basándose en los cambios que tienen lugar en sus cuerpos cuando se convierten en madres.

«Ambas experimentan transformaciones neuroendocrinológicas similares, incluso en ausencia del parto o la lactancia», afirma Hrdy.

El trabajo de Hrdy da testimonio de los muchos matices de la maternidad posibles en humanos. En las sociedades occidentales, quién se convierte en madre —y quién quiere ser madre— es diferente en la actualidad respecto a hace unas décadas. Las mujeres están retrasando cuándo y cuántos hijos tienen, o viven felizmente sin descendencia. Cada vez se acepta más a los padres del mismo sexo. Y a principios de año, una mujer transgénero se convirtió en la primera en amamantar a su bebé.

Aunque cada uno tiene una idea propia de qué es ser madre, la ciencia puede desvelar por qué cada tipo de madre se comporta de una forma determinada.

Lea el artículo completo en: Nat Geo

27 de noviembre de 2018

China afirma que está creando los primeros bebés editados genéticamente


China ya es oficialmente el salvaje oeste de la ingeniería genética. Si en 2015, cuando un grupo de investigadores chinos anunciaron que habían ‘tocado’ el ADN de un embrión en el laboratorio, los expertos se llevaron las manos a la cabeza. Cuando a principios de 2018 trascendió que llevaban años editando genéticamente a sus ciudadanos, la alarma fue brutal.

La mayor parte de expertos coinciden en que no estamos preparados para hacerlo: aún no sabemos lo suficiente como para asegurar que estos experimentos van a llegar a buen puerto. Pero el gigante asiático no se da por aludido: Según informa AP, un equipo de investigadores chinos dice que los dos primeros bebés editados con CRIPSR acaban de nacer en Shenzhen, a pocos kilómetros de Hong Kong.

Falta confirmación independiente, pero los indicios son claros


Quién hace las declaraciones es el mismo coordinador del proyecto, He Jiankui, según el cual dos mellizas editadas genéticamente nacieron este mes de noviembre. Por ahora ni AP ni ningún medio occidental ha podido confirmarlo de forma independiente, por lo que hemos de recordar el caso de la falsa clonación humana de Hwang Woo-suk y mantener un sano escepticismo.

Sin embargo, sí que tenemos pruebas de que el equipo de la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur lleva meses reclutando parejas para esto. A la luz de los documentos que se manejan, el equipo de He Jiankui lleva bastante tiempo haciendo experimentos con fetos de hasta seis meses con la idea de 'inactivar' el gen CCR5 con un enfoque técnicamente sencillo.

Brevísima introducción a CRISPR

Descubierto por el español Francis Mojica en las marismas de Santa Pola, CRISPR es una especie de sistema inmunológico que tienen las células y que en la última década hemos aprendido a usar como un mecanismo para cortar, pegar y modificar material genético.

Gracias a él, las células procariotas podían cambiar partes de su ARN y de ADN de tal forma que incluir ‘trozos’ defensivos frente a los virus que se “alimentan de ellas” (los fagos). Y gracias a él, usando una secuencia de de ARN como guía, podemos inmunizar microorganismos importantes de uso comercial (como el Penicillium roqueforti, responsable del queso roquefort), recuperar especies animales o hacer modificaciones genéticas en personas para erradicar las peores enfermedades hereditarias. Todo, y hasta donde sabemos, de forma barata, sencilla y muy precisa.

Lo que dice haber hecho el equipo chino se trata de lo que se conoce como ‘inactivación genética’ y es la aplicación más simple y eficiente de todas las que conocemos hasta el momento. No obstante, no está exento de polémica porque no se trata de una intervención "médica" (no tratan de curar), estamos ante una intervención de "mejora". Una de las líneas rojas de la investigación genética actual.

La mayoría de expertos (y las grandes instituciones científicas del mundo) consideran que las "intervenciones de mejora" presentan muchos problemas éticos, médicos y sociales. En el caso de intervenciones para curar enfermedades, la gravedad de la enfermedad justifica los riesgos de la intervención. En este caso, justificar esos riesgos es mucho más complejo. Por eso, muy poca gente las considera en estos momentos y están prohibidas en la mayor parte del mundo.

El artículo completo en: Xataka Ciencia

3 de septiembre de 2018

¿De dónde viene el mito de que las cigüeñas traen los bebés?

No está muy claro si la literatura fue la primera en extenderlo o si fueron las leyendas populares. 

El escritor Hans Christian Andersen (1805-1875) en su cuento Las cigüeñas ya habla de cómo estos animales traen a una madre más hijos para reponer la muerte de otro. Pero hay una leyenda anterior a la conquista de América (aunque luego se extendió a ese continente) que habla de una pareja de cigüeñas que vuelven al tejado de una casa justo el día que nace un bebé. 

Otro elemento que ayuda a esta creencia es que las cigüeñas anidan cerca de chimeneas porque están calientes, y antiguamente se encendían especialmente si había recién nacidos.


30 de agosto de 2018

¿De verdad nacen más niños cuando hay luna llena?

¿De verdad es un mito? Pues sí, me temo que esta también es una trola que a base de repetirse ha terminado por anidar perennemente en el cerebelo de algunos y algunas. No pasa nada, a la gente le encanta inventar “magufadas” que tienen que ver con bebés o mujeres embarazadas. Sin ir más lejos, mi colega Arturo Quirantes acaba de desmontar una supuesta amenaza de las redes Wifi sobre las embarazadas.

En fin, vayamos con el asunto del supuesto aumento de partos en noches de luna llena. Pese que algunas enfermeras, o madres, te digan que el número de nacimientos se dispara en noches de plenilunio, lo cierto es que no hay ningún estudio científico que apoye esa hipótesis.

Ya en la década de 1950 se realizó un estudio en Nueva York que mostraba un 1% de incremento en el número de nacimientos en las dos semanas posteriores a la luna llena. Ese mismo trabajo descubrió posteriormente un incremento del 1% en la semana anterior y posterior a la luna llena. Años más tarde, otros investigadores que analizaban el número de partos en la misma zona descubrieron un incremento del 1% antes de la luna llena.

Desde la década de los 50 hasta la fecha, se han realizado muchos otros estudios que buscaban encontrar esa relación, pero ninguno aportó resultados convincentes. Solo en la década pasada, se realizaron al menos media docena de estudios sobre este tema, ninguno de los cuales encontró una conexión entre la luna llena y el número de nacimientos. 

En el mayor de todos ellos, publicado en 2001, el astrónomo y físico Daniel Caton examinó los datos de nacimientos de los últimos 20 años recopilados en Estados Unidos por el Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias (NCHS). Hablamos de datos de 70 millones de nacimientos, sin duda una muestra que no puede tacharse de insuficiente. ¿El resultado? Pues nada, no hubo correlación entre los partos y las fases lunares. (Podéis consultar este trabajo en la web de la Universidad de Harvard).

¿Sigues sin creértelo? ¿Será tal vez porque desconfías de los científicos estadounidenses? Tranquilo, al tiempo que Caton realizaba esta investigación, en el viejo continente los franceses realizaron un estudio similar en el que examinaron 14,5 millones de nacimientos con idénticos resultados. (Puedes consultar aquí el citado trabajo). 

En fin, me temo que todos estos datos no servirán para convencer a los defensores de este mito. Es bien sabido que cuando alguien decide creer, las evidencias que puedan llevar la contraria a sus ideas preconcebidas son rechazadas de plano. Así de irracionales son algunos seres “pensantes”. No obstante si eres madre y estás a punto de salir de cuentas, no hagas planes basados en la influencia de la luna llena a no ser que tu ginecólogo te haya dado una fecha que coincida con esa fase lunar. Y aún así, las probabilidades de que tu bebé nazca de parto natural esa noche concreta no son las mejores. (Según el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos, solo alrededor del 5% de los bebés nacen en la fecha prevista).

Fuente:

Mailkenais Blog

17 de noviembre de 2017

La calculadora que te dice las horas de sueño que has perdido desde que eres padre

No dormir puede afectar a la relación con el bebé y entre los progenitores. Algunos consejos nos pueden ayudar a darle la vuelta a esta situación.


Si hay una constante entre los nuevos padres, y sobre todo si estos son primerizos, es la falta de sueño que acompaña irremediablemente los primeros meses de la paternidad. La lactancia, mucha veces a demanda; la adaptación a nuevos horarios, que muchas veces no existen, y la propia personalidad del pequeño, que siempre los hay que duermen más o menos, influyen en la calidad del sueño de los nuevos progenitores, aunque suele afectar un poco más a las madres, según últimos estudios,

La página web británica Hillary ha creado una calculadora para que los padres sepan cuantas horas de sueño han perdido desde la llegada de su retoño, algo que realmente no sabemos si conocerlo es bueno o malo. Con un mecanismo bastante simple, tan solo hay que insertar los años y meses del pequeño para que la web calcule en horas, y parecen muchas, nos informa del tiempo que no hemos dormido.

En mi caso, y siempre según la web británica, desde que nació mi hija he perdido 3.330 horas de sueño, lo que equivale a 139 días, o lo que es lo mismo: un total de unos cinco meses.

El artículo completo en:

El País (España)

Dormir bien, clave para que los bebés desarrollen antes el lenguaje

Gracias al sueño, los menores consiguen asignar significados a las palabras y no percibirlos como ruido aleatorio antes de lo que se creía hasta ahora.

Para los bebés, receptores constantes de una gran cantidad de estímulos externos, toda experiencia es nueva, ninguna se parece a otra, y para asumirla necesitan organizar y guardar toda esa información en su memoria a largo plazo. Una investigación nueva señala que para ello es crucial dormir lo suficiente y dormir bien.

Siempre se ha dicho que mientras dormimos nuestro cerebro aprende. Absorbe conocimiento. Y parece que este hecho no hace distinción de edad y que los más pequeños, con tan solo seis u ocho meses, pueden llegar a discernir la relación entre un significado y la palabra asociada. Una habilidad que hasta ahora se había vinculado con niños más mayores y con los adultos, según ha concluido un estudio elaborado en el Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain Sciences (MPI CBS) en Leipzig (Alemania)

¿Cómo lo descubrieron?

Los científicos investigaron esta relación introduciendo a bebés de seis a ocho meses elementos fantásticos a los que llamaron como Bofel o Zuser, sin sentido aparente. Objetos que eran diferentes en forma o color, pero cuyo nombre era el mismo. La elección de elementos fantásticos suponía que los jóvenes participantes carecían de conocimiento previo sobre los términos.

“Por la reacción del cerebro de los bebés estaba claro que los pequeños eran incapaces de relacionar los nuevos objetos en una misma categoría con el mismo nombre. Esto significa que no reconocían el nuevo Bofel, dentro de la categoría Bofel”, explican. “Para ellos cada pareja de nuevos objetos -palabras- era desconocida y única, por lo que eran incapaces de crear relaciones entre ellas”, agregan los autores.

El artículo completo en:

22 de junio de 2016

Martin Couney, el hombre de negocios que salvó a una generación de bebés prematuros


Martin Couney y su espectáculo con niños prematuros
La Parada de los Monstruos (en realidad titulada Freaks), es una película de culto que trata sobre un fenómeno común en los Estados Unidos a comienzos del siglo XX: los zoos humanos.

Cuando una persona nacía con deformidades extremas, era demasiado grande, demasiado pequeño, o demasiado alejado de los cánones de belleza (pensad en la típica mujer barbuda), solía terminar aparcado en un espectáculo itinerante donde la gente pagaba por observar a estos “monstruos”.

Hoy no he podido evitar recordar aquella película, de estética impactante y prodigiosa, al conocer la historia de Martin Couney, un hombre a la par que hacía negocios con la desgracia ajena salvó a toda una generación de bebés prematuros..

Veréis, por aquellos tiempos los hospitales carecían de instalaciones adecuadas para el tratamiento de los bebés prematuros. A comienzos del siglo pasado, tener un hijo en Estados Unidos cuya gestación se veía interrumpida antes de los siete meses solía implicar la condena a muerte del neonato. No era de extrañar entonces, que muchos padres desesperados, se negasen a aceptar la muerte de sus hijos y prefiriesen entregarlos al cuidado de Martin Couney, un hombre “avispado” que había desarrollado una incubadora de cristal calentada por una caldera de agua.

Os traduzco un trocito del estupendo artículo De cómo un hombre salvó a una generación de bebés prematuros (en inglés) publicado en la web BBC NEWS.
Cada incubadora que tenía una altura de más de 5 pies (1,5 m), estaba fabricada con acero y vidrio y se apoyaba en el suelo mediante unas patas. Una caldera de agua situada en el exterior suministraba agua caliente a una tubería que corría por debajo de un lecho de malla fina sobre el que dormía el bebé, mientras que un termostato regulaba la temperatura. Otro tubo llevaba aire fresco del exterior del edificio a la incubadora, haciéndolo pasar primero a través de lana absorbente suspendida en agua mezclada con antisépticos o medicamentos. Después el aire se hacía pasar a través de lana seca, para filtrar las impurezas. En la parte superior, un dispositivo con forma de chimenea que incluía un ventilador hacía escapar el aire consumido hacia arriba, fuera de las incubadoras.
Cuidar de un bebé prematuro era caro. En 1903, costaba alrededor de 15 dólares al día (el equivalente a unos 360 EUR actuales) mantener a un niño con vida en las instalaciones de Couney.
Pero Couney no cobraba ni un centavo del importe de los cuidados médicos a los padres, era el público el que pagaba. Venían tantos espectadores, que Couney cubría fácilmente los costes operativos, pagaba un buen sueldo a sus trabajadores y obtenía un beneficio que le permitía planificar nuevos espectáculos. Con el paso del tiempo, su actividad terminó por hacerle rico.
Por lo que puedo leer, Martin Couney hacía más por los bebés que poner las incubadoras, lo cual sin duda ya era bastante. Además de eso, creía en el poder de la leche materna y de los mimos, antes de que los expertos médicos pudieran siquiera sospecharlo. No obstante, seguía siendo un hombre de negocios, por eso solía vestir a los bebés con ropas enormes para hacerlos parecer aún más pequeños.

El crédito de la imagen que abre este post es de la Biblioteca Pública de Nueva York.

Fuente:

Mailkenais Blog

7 de mayo de 2015

El rentable negocio de tener un hijo en Estados Unidos


Cada año más de 40.000 personas viajan a este país con el propósito de dar a luz a sus hijos. ¿Por qué?

Con una red de agencias y hoteles perfectamente organizada, el turismo de maternidad busca madres embarazadas, mayoritariamente de origen chino, que quieran tener a su hijo en territorio estadounidense para que éste obtenga la nacionalidad del país norteamericano.
"Son muchos los beneficios de ser ciudadano estadounidense. Tienes acceso gratuito a la educación primaria y secundaria y puedes solicitar becas y préstamos para acceder a la universidad reservados sólo a ciudadanos de Estados Unidos", resalta en su página web la empresa ‘Star Baby Care’, una compañía de Shangai, China, especializada en turismo de maternidad en el sur de California.
 
La compañía destaca otras ventajas como poder viajar sin visado a todos los países con los que Estados Unidos mantiene acuerdos bilaterales, disponer de los beneficios médicos reservados a los jubilados y el hecho de que, cuando el hijo sea adulto, podrá pedir la residencia permanente para sus padres en el país norteamericano al amparo de la reagrupación familiar.
 
Decenas de agencias como ‘Star Baby Care’, tanto en Estados Unidos como en China y otros países, ofrecen "paquetes" cerrados a las madres, que incluyen asesoramiento para obtener el visado, desplazamiento a Estados Unidos, alojamiento en lujosas casas y hoteles, y cuidados para el recién nacido y la madre.
 
El Centro de Estudios sobre Inmigración, una organización sin ánimo de lucro especializada en cuestiones migratorias, estima en 40.000 las personas que viajan anualmente a Estados Unidos con el único propósito de dar a luz, mayoritariamente provenientes de China, Corea del Sur, Taiwán, Nigeria y Turquía.
 
Aunque fue censurado por parte de la opinión pública estadounidense, los medios e incluso algunos políticos, el turismo de maternidad no es ilegal y las operaciones policiales que se han llevado a cabo contra él no se centran en el hecho de viajar a Estados Unidos a dar a luz, sino en los posibles fraudes fiscales y migratorios cometidos por las agencias y los usuarios.

Se trata de un lucrativo negocio y las autoridades migratorias estiman que ‘You Win USA’, una de las agencias inspeccionadas durante las últimas redadas y con sede en Irvine, California, facturó hasta dos millones de dólares en el 2013 al ayudar a 400 madres de origen chino a dar a luz en Estados Unidos.

Tomado de:

19 de marzo de 2015

La joven con ADN de tres personas

El Parlamento de Reino Unido aprobó este martes la legalización de una controvertida técnica científica que permite la creación de bebés utilizando el ADN de tres personas.

Los expertos dicen que este tratamiento de fertilización in vitro podría eliminar enfermedades de la mitocondria que son debilitantes y potencialmente fatales.
Les recordamos la historia de Alana, que cautivó a nuestros lectores en septiembre.
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A Alana Saarinen le gusta jugar al golf y tocar el piano, escuchar música y salir con sus amigos. En eso, ella es igual a muchos adolescentes de todo el mundo. Pero no lo es, porque cada célula de su cuerpo es diferente a las mías o las tuyas: Alana es una de las pocas personas en el mundo que tiene ADN de tres personas.
"Mucha gente dice que tengo los rasgos de mi madre, mis ojos se parecen a los de mi papá… Tengo algunas características de ellos y mi personalidad es la misma también", dice Alana.
"También tengo ADN de una tercera mujer. Pero no la consideraría un tercer padre, sólo tengo algo de su mitocondria".
A las mitocondrias a menudo se las llama las fábricas de las células. Son las partes que crean la energía que todas nuestras células necesitan para funcionar y mantener el cuerpo vivo. Pero también contienen un poco de ADN.
Alana Saarinen es una de las entre 30 y 50 personas en todo el mundo que tienen mitocondrias –y por lo tanto ADN– de una tercera persona.


Célula

Ella fue concebida mediante un tratamiento de fertilidad pionero en Estados Unidos que luego fue prohibido.
Pero pronto podría haber más personas como Alana, con tres padres genéticos, porque Reino Unido está pensando en legalizar una nueva técnica similar que usaría mitocondrias de una donante para eliminar enfermedades genéticas.
Se denomina reemplazo mitocondrial, y si el parlamento británico vota a favor, Reino Unido se convertirá en el único país del mundo que permite el nacimiento de bebés con ADN de tres personas.
Su madre, Sharon Saarinen, había estado intentado tener un bebé durante diez años a través de varios procedimientos de fertilización asistida.
"Me sentía inútil. Me sentía culpable porque no podía darle un hijo a mi marido. Cuando quieres un hijo biológico pero no puedes tenerlo, estás desconsolada. No puedes dormir, está constantemente en tu mente", cuenta.

Una técnica pionera

El investigador clínico experto en embriología Jacques Cohen y su equipo del Instituto Saint Barnabus de Nueva Jersey, EE.UU., fueron pioneros en la transferencia citoplasmática a finales de los años 90.
El artículo completo en:

28 de enero de 2015

¿Por qué tenemos labios?

Parecen adornar tu cara, se ponen secos y agrietados en invierno y, de vez en cuando, quedan atrapados entre los dientes cuando los confundimos con la comida.
Pero en realidad, ¿para qué sirven los labios?
Las aves parecen estar bien sin ellos, los de las tortugas son duros como un pico, y aunque la mayoría de los mamíferos los tienen, los humanos somos los únicos que los tenemos permanentemente hacia afuera.
Al parecer, los labios son bastante importantes, tan importantes que vale la pena correr el riesgo de mordérnoslos de tanto en tanto, aunque esto pueda resultar muy doloroso.

Importancia vital

Usar los labios para chupar es una de las primeras habilidades que demostramos al nacer.
De hecho, es tan decisivo para nuestra supervivencia que se lo conoce como un "reflejo primitivo".
Nacimos sabiendo cómo succionar y no requerimos ningún aprendizaje para ello. Así es en casi todos los mamíferos.
Bebé
Desde que nacemos tenemos la habilidad de usar los labios para chupar.
Es el reflejo de succionar combinado con otra respuesta primitiva, el reflejo de búsqueda, lo que permite el amamantamiento de los infantes.
El reflejo de búsqueda se expresa cuando la cabeza del bebé gira para encontrar todo lo que roza su boca o mejillas.
Tan pronto como algo entra en contacto con los labios del recién nacido, se activa el reflejo de succión.

El artículo completo en:

19 de enero de 2015

El sueño: la clave para que los bebés aprendan más...



Bebés
Las averiguaciones ayudan a explicar por qué los bebés pasan la mayor parte de su tiempo durmiendo.

La clave para el aprendizaje en los primeros años de vida es una larga siesta, dicen los científicos.
Los ensayos con 216 bebés de hasta 12 meses de edad indicaron que eran incapaces de recordar informaciones nuevas si no duermen largo rato después de recibirlas.
El equipo de la Universidad de Sheffield, Inglaterra, sugirió que el mejor momento para aprender puede ser justo antes de dormir, y destacó la importancia de la lectura a la hora de acostarse.
Los expertos dijeron que el sueño puede ser mucho más importante en los primeros años que en otras edades.
Los bebés pasan más tiempo durmiendo que en cualquier otro momento de la vida adulta.
Sin embargo, los investigadores dijeron que "sorprendentemente, poco se sabe" sobre el papel del sueño en el primer año de vida.

Aprende, duerme, repite

Los científicos enseñaron a los bebés de seis a 12 meses de edad tres nuevas tareas que implicaban jugar con títeres.
La mitad de los bebés durmió en las cuatro horas despues del aprendizaje, mientras que el resto o bien no tenía sueño o dormía la siesta por menos de 30 minutos.
Al día siguiente, se alentaba a los bebés a repetir lo que les habían enseñado.
El artículo completo en:

20 de julio de 2014

¿Sabemos nadar de nacimiento?

Existe el falso y peligroso mito de que los bebés flotan en el agua por instinto. Lo que ocurre es que las crías humanas bloquean la entrada de agua con la boca abierta, un comportamiento innato que se pierde a partir de los seis meses, aproximadamente. También mueven las manos y los pies cuando son sumergidos, pero no sacan espontáneamente la cabeza; si los dejáramos solos, acabarían, por supuesto, ahogándose.
Únicamente algunos simios, como los macacos y los babuinos, son buenos nadadores. Nuestra especie forma parte de los primates de “secano”: la técnica de natación es un comportamiento aprendido. Al adquirir la bipedestación, los homínidos mantienen un equilibrio inestable en el agua para impedir que prevalezca el impulso de sacar la cabeza y adquirir la postura vertical. En cambio, los mamíferos cuadrúpedos prolongan el movimiento de marcha terrestre y flotan más fácilmente en horizontal.

Tomado de:

MUY

15 de julio de 2014

¿Por qué nos enternecen tanto las crías de mamíferos?

    Cachorrito

    Es un fenómeno bien conocido y frecuentemente explotado en publicidad.

    Aunque no sea racional elegir la marca de papel higiénico porque a uno le gustan los cachorritos, las publicidades emocionales funcionan.
    Pero si un leoncito recién nacido puede ser muy tierno, su equivalente adulto, por más bello que sea, resulta más bien amenazante.

    Hay una explicación evolutiva obvia, la misma que explica por qué nos enternecen los humanos más jóvenes: hay que cuidarlos o nuestra especie se extinguirá.

    ¿Pero qué más hay? ¿Por qué sentimos esas emociones tan fuertes por la mayoría de los mamíferos bebés?

    Truco de la evolución

    Gráfico de cabezas humanas y animales

    El académico austríaco ganador del premio Nobel Konrad Lorenz (1903-1989), quien estudió la importancia evolutiva y adaptativa de los comportamientos humanos (etología humana), señaló que muchos animales –por razones que no tienen ninguna relación con la necesidad de ser protegidos por los hombres– poseen ciertos rasgos también compartidos por los bebés humanos, pero no por los adultos: grandes ojos, narices chatas, frente abultada y mentón pequeño.

    Lorenz creía que somos víctimas de un truco de la respuesta evolutiva a los pequeños humanos y que transferimos nuestra reacción al mismo conjunto de rasgos en otros animales.

    Por su parte, el antropólogo Andrew Marlow argumenta que esta reacción se origina en el modo en que nosotros, como humanos, nos desarrollamos.

    Él sugiere que el impulso de crianza se dispara muy fácilmente en los humanos porque los bebés están muy mal preparados para sobrevivir y necesitan una enorme cantidad de cuidados.

    "Esta es en parte una batalla evolutiva entre la pelvis y el cráneo", dice Marlow.

    Cachorro de león

    Los leoncitos nos parecen tiernos... cuando son pequeños.

    "Somos el único mamífero que camina exclusivamente con dos piernas. Esto ha liberado los brazos para usar herramientas y armas y buscar comida".

    "Pero la contrapartida es que para acomodar nuestro bipedalismo, la pelvis se ha movido de posición y se ha estrechado".

    "Una mujer moderna no es físicamente capaz de dar a luz nada que sea más grande que la cabeza de un bebé".

    "Por lo tanto el cerebro humano tiene que desarrollarse mucho después del nacimiento, no en el útero".

    Gatito y bebé

    "Por eso los bebés humanos son muy vulnerables".

    Ojos negros e implorantes

    Según Lorenz, juzgamos la apariencia de otros animales, incluso si no son mamíferos, con el mismo criterio con el que juzgamos la nuestra – aunque el juicio puede ser totalmente inapropiado en un contexto evolutivo.
    Por ejemplo, un pollito recién nacido –a pesar de las apariencias– probablemente no esté anhelando un abrazo.

    Incluso algunas criaturas acuáticas nos provocan esta respuesta: muchos creen que los delfines, con su frente abultada y su rostro sonriente son "lindos".

    Por el contrario, un tiburón parece tener una boca cruel y ojos malignos.

    Delfín y tiburón

    ¿Con qué sonrisa te quedas?

    Pero ningún ser es atractivo o feo por naturaleza, sostiene el biólogo evolucionista Simone Fellowes.
    "Es nuestra respuesta la que así lo interpreta. Si los bebés comenzaran a nacer con largas narices y cabezas estrechas, incluso con cuernos, comenzaríamos a ver esos rasgos como bellos".

    "De manera más concentrada, esta es la razón por la que los padres tienden a creer que sus propios retoños son más atractivos que otros bebés".

    "Hay un instinto inherente para preservar nuestro propio linaje. Con un foco más concentrado, significa nuestro propio y específico ADN".

    "Un foco más amplio, supone todos los jóvenes humanos. Y un foco aún más amplio incluye a todos los jóvenes mamíferos".

    Bebé foca

    ¿Quién se resiste a esa mirada?

    Esto quiere decir que aunque probablemente no vayamos a confundir un bebé humano con una cría de foca, sí tenemos el impulso de cuidar a esta pequeña criatura peluda con sus enormes ojos negros e implorantes.

    El artículo complwto en:

    BBC Ciencia

    5 de julio de 2014

    El consumo de alcohol antes de la concepción puede influir en el hijo

    Un nuevo estudio revela que el consumo excesivo de alcohol por parte del hombre justo antes de la concepción puede influir negativamente en la relación de su hijo hacia la bebida. Esto es, se establece una relación entre los factores genéticos y el alcoholismo.

    El trabajo, llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (EEUU), tenía como objeto probar la hipótesis de que el consumo de alcohol y la sensibilidad neurobiológica al mismo estaban influenciadas por la exposición previa al alcohol. Para ello, expusieron regularmente a ratones machos a vapor de etanol durante un período de cinco semanas, lo que condujo a unos niveles de alcohol en sangre ligeramente más altos que el límite legal del ser humano para poder conducir.

    Tras esto, los ratones se aparearon con hembras que no habían sido expuestas al alcohol. Una vez que los ratones tuvieron descendencia, los investigadores descubrieron que las crías masculinas de éstos ratones eran muy susceptibles a sus efectos, pero no las femeninas. Así, estos ratones eran más vulnerables a los efectos del alcohol en cuanto al control del cuerpo y la ansiedad.

    “Se sospecha que la descendencia de los ratones expuestos al alcohol obtendrían una sensibilidad de sabor mejorado para el alcohol, que parece ser el patrón para los seres humanos. Pero, por qué la descendencia femenina no parece verse afectada es todo un misterio por el momento”, afirma Andrey Finegersh, líder del estudio.

    El trabajo ha sido publicado en la revista Plos One.

    Fuente:

    Muy Interesante

    19 de junio de 2014

    ¿Pueden las mujeres reproducirse sin necesidad de hombres?


    Niña recostada sobre una mujer embarazada

    Todo es posible en la teoría.

    Como decía una famosa canción de Tammy Wynette en los años 60: "A veces, es difícil ser mujer" (Sometimes it's hard to be a woman).

    Como si cargar con el peso del proceso reproductivo no fuera lo suficientemente duro, la naturaleza les jugó una gran broma: hizo que necesiten a los hombres para completar la tarea y les dio un tiempo limitado para procrear.
    Tal vez sería más sencillo si las mujeres pudieran hacerlo solas. Después de todo, no todos los animales están obsesionados con el sexo.

    Según un informe de New Scientist publicado a principios de este mes, los nacimientos virginales son comunes en la naturaleza. Las hembras de muchos animales complejos y de gran tamaño, como los lagartos y los tiburones, pueden reproducirse sin los machos. Este proceso se llama partenogénesis y apenas ahora nos estamos damos cuenta de la frecuencia con que ocurre en otras especies.

    ¿Podrían los humanos aprender este truco biológico y permitirle a las mujeres embarazarse a voluntad sin que los hombres se entrometan?

    Es cosa sabida que si desean concebir, las mujeres necesitan, como mínimo, de esperma. Sin embargo, no hay razón por la cual ese esperma tenga que provenir de un hombre.

    Hace 10 años, investigadores japoneses crearon una rata que tenía dos madres y ningún padre. La llamaron Kaguya, en honor la mítica princesa de la Luna que nació de una caña de bambú. Fue producida en un laboratorio combinando material genético de dos hembras.
    "Es aconsejable sólo hacerlo por una o dos generaciones"
    Allan Pacey, experto

    Con un poco de ayuda, las células madre de un donante femenino pueden transformarse en espermatozoides, algo que jamás ocurriría bajo condiciones normales. Por lo tanto, sería posible gestar un niño con dos madres si cada una aportara la mitad del material genético.

    Obviamente esto no es tan sencillo, le dice a la BBC Allan Pacey, un biólogo reproductivo de la University of Sheffield. "Podemos crear algo que se ve como un espermatozoide en el microscopio, pero es muy difícil saber si está programado genéticamente como tal", explica.

    "No sé si existe otra forma de averiguarlo que no sea usar dicho espermatozoide y ver si el bebé se desarrolla con normalidad. Esto puede hacerse en ratas, pero hacerlo en humanos implicaría potencialmente dar un paso muy grande", añade.

    Embarazo a solas

    Incluso si los investigadores lograran eliminar ese obstáculo, las mujeres aún necesitarían de una segunda persona. ¿Qué pasaría si no fuera así?

    Mujer y hélices de ADN

    Reproducirse con una sola fuente de información genética provocaría, eventualmente, un "embotellamiento".

    En la naturaleza, la mayoría de las hembras recurren a la partenogénesis sólo cuando es estrictamente necesario: generalmente, esto ocurre cuando están aisladas de los machos.

    Por ejemplo, si varias hembras de dragones de Komodo terminan en una isla desierta, pueden dar a luz machos y comenzar una nueva colonia. De forma similar, la partenogénesis en los tiburones se puso de manifiesto luego de que varias hembras quedaran inexplicablemente embarazadas estando solas y encerradas en acuarios.

    Sin embargo, esto sólo se da en situaciones difíciles para los animales. "La mayoría de los grandes animales no se reproduce asexualmente porque esto carece de interés evolutivo", comenta Pacey. "Pierden la diversidad genética que ayuda a mantener saludable a la población", explica.

    El artículo completo en:

    BBC Ciencia

    21 de mayo de 2014

    ¿Por qué a los bebés les gusta jugar a las escondidas?


    Bebé jugando a escondidas

    Las escondidas es un juego que se juega en todo el mundo, atraviesa las barreras culturales y del idioma. 

    Pero, ¿por qué es tan universal? A lo mejor es porque es una herramienta poderosa de aprendizaje.

    Uno se tapa los ojos y los muestra lentamente. Esto causa arrebatos de risa en el bebé, lo que nos hace reír. Entonces, lo volvemos a hacer. Una y otra vez.
    Hay quienes lo llaman cucú, peekaboo o "dónde está el bebé", y nunca pasa de moda.
    No sólo mi propia hija pequeña está feliz de hacerlo durante horas, sino que cuando yo era niño, jugaba al cucú con mi madre ("¡te reías mucho!", me confirma por mensaje de texto) y así ha pasado de generación en generación.

    Todos nacemos con personalidades únicas, en situaciones únicas y con unos genes únicos. ¿Por qué, entonces, los bebés de todo el mundo constantemente vuelven a descubrir el peekaboo?

    Los bebés no leen libros y no conocen a mucha gente, por lo que la sorprendente longevidad y la universalidad cultural del cucú es quizá un indicio de que activa algo fundamental en sus mentes. No es mera costumbre o moda, el juego puede ayudarnos a mostrarnos los pilares sobre los que se apoya el pensamiento humano.

    Factor sorpresa

    Una teoría temprana de por qué a los bebés les gusta el cucú es que les sorprende ver que aparecen cosas después de esconderlas.

    Adulto jugando a escondidas

    Puede que a los adultos no les sorprenda un juego repetitivo como el cucú, pero hay que tomar en cuenta que para un bebé no hay nada establecido.

    Esto puede que a los adultos no les suene que sirva como base sólida para la risa, pero para entender la broma hay que darse cuenta de que para un bebé nada está establecido. Nacen en un mundo de confusión ruidosa y gradualmente aprenden a entender lo que pasa a su alrededor.

    Cuando alguien escucha una voz, con frecuencia sabe si esa persona está lejos o cerca. De la misma forma, uno sabe que cuando una pelota rueda debajo del sofá sigue existiendo, pero piense por un momento cómo ha llegado a esta certitud.

    El psicólogo evolutivo suizo Jean Piaget llamó a este principio "permanencia del objeto". Sugirió que los bebés se pasan los dos primeros años de sus vidas entendiéndolo.

    Estos dos años son el cénit de dónde está el bebé.

    Visto de esta manera, el juego no es sólo una broma, sino que ayuda a los bebés a probar y volver a probar un principio de la existencia básico: las cosas siguen estando presentes incluso cuando no están a la vista.
    Puede que la evolución hiciera que los bebés disfruten del cucú para su propio beneficio, porque resultó ser útil en el desarrollo cognitivo, pero lo dudo. Está ocurriendo algo más profundo que la mera educación.

    La base de una broma

    Niña juega al cucú.

    El cucú usa la estructura fundamental de toda buena broma: la sorpresa, equilibrada con la expectación.

    Los investigadores Gerrod Parrott y Henry Gleitman lo demostraron en pruebas que involucraban a un grupo de bebés de seis, siete y ocho meses y que suena demasiado divertido como para ser un experimento psicológico.

    La mayor parte del tiempo, el juego a escondidas se hizo de una forma común. Sin embargo, en algunas ocasiones, el adulto se escondió y reapareció en forma de otro adulto o se escondió y reapareció en otro lugar.

    Los videos de los bebés fueron puntuados por observadores independientes a partir de cuánto se sonrieron y rieron.

    En estas "pruebas con truco" los bebés sonrieron y se rieron menos, incluso si el resultado era más sorprendente. Lo que es más, la diferencia de disfrute del cucú normal y el que tenía truco aumentó con la edad. Los bebés de ocho meses fueron los que menos disfrutaron de la prueba con truco.

    Trucos sin gracia

    La interpretación de los investigadores es que este juego depende de la capacidad de predecir el resultado. A medida que los bebés crecen, su predicción se afina, por lo que la discrepancia con lo que pasa realmente aumenta; y lo encuentran cada vez menos divertido.

    El secreto final de la longeva popularidad de las escondidas es que realmente no es sólo un juego.

    A medida que el bebé crece, su cuidador deja que el juego se adapte a las nuevas capacidades del pequeño, lo que permite tanto a los adultos como a los bebés disfrutar de un juego similar, pero llevado a cabo de diferentes maneras.

    La versión más temprana del cucú es simplemente aparecer, en la que el cuidador anuncia que se está acercando con la voz antes de acercar la cara hasta que el bebé pueda enfocarla. A medida que el bebé crece, empieza a disfrutar de la desaparición y reaparición de los adultos, pero tras un año más o menos, el juego se puede graduar hasta llegar a un punto en que el niño es quien se esconde y reaparece.

    Así es como las escondidas siguen teniendo valor, permitiendo un equilibrio perfecto de lo que un bebé en desarrollo sabe del mundo, lo que es capaz de controlar y lo que todavía le sorprende.

    Lo bueno es que a nosotros los adultos nos gusta tanto su risa que la repetición no nos impide disfrutar de rondas interminables del juego.

    Fuente:

    BBC Ciencia
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