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14 de febrero de 2013

Fotos: Corazones desde el espacio

La revista Muy Interesante ha publicado un post muy acorde con esta fecha del día del amor: fotos de "corazones" vistos desde el espacio...

1. Explosión solar

Esta explosión solar registrada por el satélite SOHO  tenía, en su parte superior, una curiosa forma de corazón. La llamarada, que se produjo a unos 150 millones de kilómetros de distancia permitió en su día a las personas que habitaban en las zonas polares, disfrutar de bellas auroras.



2. El mar Aral

La parte final, en la zona sur, del mar Aral se ve claramente un corazón quasi perfecto. En realidad no es un mar abierto, sino endorreico o mar interior salado que además, en la actualidad, está siendo el foco de muchas preocupaciones ecológicas en la zona ante la pérdida continua de agua, lo que está poniendo en peligro el propio ecosistema. en los últimos años su superficie se ha reducido en apróximadamente un 60 por ciento y su volumen en un 80 por ciento.


Más fotografías AQUÍ.

25 de enero de 2013

75 años de la aurora de la Guerra Civil

Una aurora boreal roja. | NASA / Tobias Billings

Una aurora boreal roja. | NASA / Tobias Billings
El astrónomo Rafael Bachiller nos descubre en esta serie los fenómenos más espectaculares del Cosmos. Temas de palpitante investigación, aventuras astronómicas y novedades científicas sobre el Universo analizadas en profundidad.

El 25 de enero de 1938, hace ahora 75 años, tuvo lugar una gran aurora boreal que fue visible desde toda Europa. España, en plena guerra civil, vivió el acontecimiento entre la sorpresa, el desconcierto y el miedo.

Desde el Sol sopla un continuo viento de partículas que barre la órbita de la Tierra según se propaga hacia los confines del sistema solar. En épocas de actividad, en el Sol surgen violentas fulguraciones y eyecciones de masa coronal que incrementan enormemente la cantidad de materia transportada por este viento solar. Se trata de partículas con carga eléctrica (electrones y protones) que, cuando alcanzan nuestro planeta, penetran en la atmósfera por los polos siguiendo las líneas del campo magnético terrestre.

El viento solar y la magnetosfera terrestre | NASA
El viento solar y la magnetosfera terrestre | NASA
Cuando se propagan por nuestra atmósfera, estas partículas llegadas del Sol colisionan con los átomos y moléculas atmosféricos transmitiendo parte de su energía, haciéndolos pasar a lo que en física se conoce como 'estados electrónicos excitados'. Como todos los sistemas tienden a un estado de mínima energía, los átomos y moléculas de la atmósfera se liberan de su exceso energético emitiendo luz de colores. El oxígeno emite luz verde, amarilla y roja, mientras que el nitrógeno emite luz azul.

Esta luminiscencia constituye uno de los espectáculos naturales más bellos en el cielo nocturno: las auroras polares. Debido a su mecanismo de formación, las auroras se dan en zonas próximas a los polos terrestres, suelen formarse en anillos irregulares, entre 65 y 75 grados de latitud, que se denominan 'zonas aurorales'. Groenlandia, Laponia, Alaska, la Antártida, son algunos de los lugares donde las auroras son comunes. En el hemisferio norte las auroras reciben el nombre de ‘boreales’ y ‘australes’ en el sur.

Auroras cerca del ecuador

Una aurora boreal en Alaska. | Joshua Strang/USAF
Una aurora boreal en Alaska. | Joshua Strang/USAF
Cuando el Sol pasa por un periodo de intensa actividad y origina eyecciones particularmente violentas, los anillos aurorales pueden extenderse hacia latitudes mucho más próximas al ecuador. Las auroras a tan bajas latitudes son raras, pero hay numerosos casos bien documentados. En setiembre de 1859 pudo verse una bella aurora desde Hawái y en 1909 se divisó una desde Singapur. En fecha tan reciente como el 20 de noviembre de 2003, hubo una aurora boreal que se observó desde gran parte de Europa. También en España las auroras son muy raras, tan sólo se alcanza a ver unas cuantas de ellas por siglo.

La aurora de la guerra

El 25 de enero de 1938, en plena guerra civil, tuvo lugar una aurora boreal que fue visible desde toda la península. La luz predominantemente rojiza, ocasionada por el helio y el oxígeno atmosféricos a baja altitud, presentó su máximo entre las 20 horas y las 3 h de la madrugada del día 26.

Los testimonios son muy numerosos. Paco Bellido en su blog 'El beso de la Luna' refiere alguno de ellos, destacando el relato de José Luis Alcofar en su libro 'La aviación legionaria en la Guerra Española'. Según Alcofar, en Barcelona después de un día de intenso bombardeo, la moral de la tropa se vio muy afectada por la aparición de esas luces inusitadas. Juan José Amores Liza, en este artículo, transcribe varios testimonios recogidos en Alicante. El diario ABC del día 26 informó que en Madrid se pensó que se trataba de un incendio lejano. Como desde la ciudad la aurora se veía hacia el noroeste, se pensó que ardían los montes del Pardo. Pero pronto se dedujo, por la altura y gran extensión de la luz, que se trataba de un fenómeno meteorológico.

Una aurora roja en Niza, 2001. | L. Bernardi, spaceweather.com
Una aurora roja en Niza, 2001. | L. Bernardi, spaceweather.com
El padre Luis Rodés, por entonces director del Observatorio del Ebro, publicó una nota explicativa en La Vanguardia del día 27 describiendo la aurora como un 'gigantesco abanico abierto hacia el cielo… [de] intenso fulgor rosáceo, atravesado por multitudes de bandas de luz más blancas y brillantes, cual si procediesen de potentes reflectores enfocados hacia el cénit…'

En muchos otros lugares de Europa, desde París a Viena y desde Escocia hasta Sicilia, la aparición de la aurora provocó abundantes anécdotas. En numerosos lugares se avisó a los bomberos, por creer que se trataba de un incendio. El fenómeno también se avistó en las Bermudas, donde se pensó que era un barco en llamas. En EEUU la tormenta solar paralizó las comunicaciones de radio por onda corta.

Aurora austral observada desde satélite | NASA
Aurora austral observada desde satélite | NASA

En algunos sectores católicos, la aurora de 1938 se asoció con una profecía de la Virgen de Fátima. En el segundo misterio, revelado por los niños que dijeron haberlo recibido de la Virgen el 13 de julio de 1917, puede leerse: 'Cuándo ustedes vean una noche iluminada por una luz desconocida, sepan que esto es el gran signo dado a ustedes por Dios que él está a punto de castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, el hambre,..'. Naturalmente hubo quien vio en la aurora el gran signo que anunció la segunda guerra mundial y por ello, esta tormenta solar se conoce a veces como la 'tormenta de Fátima'.

Más allá de las interpretaciones supersticiosas, la aurora de 1938 supuso un hito peculiar en la guerra civil española. Un fugaz paréntesis que quizás sirvió para que las gentes elevasen los ojos al cielo, fascinados unos, asustados otros, pensando muchos que hasta los cielos se enfurecían por la barbarie de la guerra.

También interesante

  • El viento solar es muy tenue, su densidad es de unos 5 iones por centímetro cúbico. Estas partículas cargadas viajan a velocidades de unos 2.000.000 de kilómetros por hora.

  • Las auroras no son fenómenos exclusivos de la Tierra. En los planetas gigantes Júpiter y Saturno, que poseen campos magnéticos más intensos que el terrestre, también se han observado espectaculares auroras polares.

  • La aurora del 15 de enero de 1938, así como la gran mancha solar que la precedió, fue descrita en varios artículos de la revista Nature (en los números del 22 y el 19 de enero, del 5 de febrero y del 16 de abril de 1938)


Fuente:

El Mundo Ciencia

27 de febrero de 2012

Desvelan el misterio de los electrones que provocan las auroras boreales

Imagen de una aurora vista desde la Estación Espacial. | NASA

Imagen de una aurora vista desde la Estación Espacial. | NASA

Científicos del Massachusetts Institute of Technology (MIT) han logrado explicar, gracias a una simulación por ordenador, el misterio que rodea a los electrones de alta velocidad en el espacio que, además, son lo que causan las auroras. Según los resultados obtenidos por el equipo investigador, la clave está en el extremo de la magnetosfera terrestre (el más alejado del Sol), cuya parte activa es 1.000 veces más grande de lo que se pensaba hasta ahora.

Los expertos, han señalado que este hallazgo, publicado en 'Nature Physics', permitirá predecir mejor las corrientes de alta energía de electrones en el espacio que, además, podría dañar los satélites.

El autor principal del estudio, Jan Egedal, había propuesto inicialmente una teoría que explicaba la aceleración de los electrones a gran escala en el extremo de la magnetosfera de la Tierra -un campo magnético extenso e intenso que provoca un barrido hacia el exterior del planeta por el viento solar-, pero, finalmente, la nueva información se ha obtenido a través de la simulación por ordenador.

Acontecimientos magnéticos

Concretamente, la simulación muestra que la región activa en el extremo de la magnetosfera de la Tierra es aproximadamente 1.000 veces más grande de lo que se pensaba. Esto significa que el volumen del espacio energizado por estos acontecimientos magnéticos es suficiente para explicar el gran número de electrones de alta velocidad detectados en las diferentes misiones de naves espaciales, incluyendo la misión Cluster.

Los expertos han explicado que para resolver el problema se ha tenido que utilizar uno de los superordenadores más avanzados del mundo. El equipo informático, llamado Kraken, tiene 112.000 procesadores trabajando en paralelo y consume tanta electricidad tanto como una ciudad pequeña. Egedal ha señalado que en la investigación se han utilizado 25.000 de estos procesadores durante 11 días, para seguir los movimientos de las 180.000 millones de partículas en el espacio durante el transcurso de un evento de reconexión magnética.

Egedal ha explicado que "el viento solar se extiende hacia la Tierra como líneas de campo magnético, de manera que la energía se almacena como una banda elástica que se estira" y que cuando "las líneas de campo paralelas se reconectan, liberan la energía una sola vez".

Físicos desconcertados

"Esa liberación de energía es lo que impulsa a los electrones de gran energía (decenas de miles de voltios) de nuevo hacia la Tierra, donde impactan en la atmósfera", ha señalado el científico, quien apunta que "se cree que este impacto, directa o indirectamente, genera las auroras.Enlace

Lo que había desconcertado a los físicos es el número de electrones de alta energía generados en dichos eventos. Según la teoría, debería ser imposible de mantener un campo eléctrico a lo largo de la dirección de las líneas de campo magnético, porque el plasma (gas eléctricamente cargado) en el extremo de la magnetosfera debería ser un conductor casi perfecto.

Sin embargo, "dicho campo es justo lo que se necesita para acelerar los electrones", ha apuntado Egedal. "La gente ha estado pensando que la región activa del extremo de la magnetosfera era muy pequeña. Pero ahora, se ha demostrado que puede ser muy grande, y puede acelerar muchos electrones", ha indicado el investigador.

Fuente:

El Mundo Ciencia

16 de septiembre de 2010

¿Puede el Sol provocar un apagón global?


Toca ponerse un poco postapocalíptico. Pero antes, pongámonos en antecedentes.

La aldea de irreductibles galos que resisten al invasor temía que el cielo se cayera sobre nuestras cabezas y ese miedo ha perdurado hasta nuestros días. El escenario de devastación más habitual que uno se imagina en estos casos es el de un gigantesco asteroide incrustándose en la corteza terrestre y borrándonos del mapa. Bueno, más bien borrando el mapa. Más o menos lo que se recrea en el video de la imagen (qué queréis, necesitaba una imagen chula con la que abrir el post):

Sin embargo no hace falta que un objeto contundente impacte sobre la Tierra para causar daños irreversibles a nuestra civilización. No hace falta, de hecho, que muera ni un ser humano en el proceso y sin embargo, acabar volviendo a la Edad de Piedra. Ese es el mayor riesgo que corremos actualmente: nuestra dependencia de los sistemas de abastecimiento de corriente eléctrica y de los satélites en órbita es nuestra mayor debilidad.

Nuestro Sol emite constantemente una cantidad inimaginable de partículas de muy alta energía que son proyectadas hacia todas las direcciones y por tanto hacia la Tierra en particular. Esto sucede porque el Sol es una gigantesca bola de plasma en cuyo interior tiene lugar la fusión nuclear. La cantidad de masa, las condiciones de temperatura y presión son tan gigantescas que un fotón creado en el interior del Sol tarda unos 2 millones de años en alcanzar la superficie para finalmente salir y cubrir en poco más de 8 minutos la distancia que nos separa del Sol hasta nuestros ojos.

El Sol posee un potente campo magnético y como el plasma es un conductor excelente de la corriente, tenderá a seguir las líneas de campo magnético. Esto da lugar a los lazos que se observan sobre la superficie del Sol, como puede apreciarse en la imagen:

La imagen superior fue captada por el observatorio solar SOHO. El disco solar (círculo en blanco) se bloquea para apreciar mejor lo que ocurre en la corona solar. Se observa un gigantesco filamento de plasma que surgió de la superficie del Sol alcanzando una altura de casi dos millones de kilómetros sobre la superficie. Cuando esto sucede puede ocurrir que el lazo sea expulsado violentamente del Sol para nunca regresar. Entonces es cuando se produce la eyección de masa coronal. Una situación en la que el Sol expulsa miles de millones de toneladas de plasma a gran velocidad hacia el espacio exterior. En este link puede verse una animación del comportamiento de los filamentos sobre la superficie solar a menor escala (aunque estos filamentos tienen varias veces el tamaño de la Tierra).

Las eyecciones de masa coronal ocurren con frecuencia. Una vez por semana o incluso más, dependiendo del ciclo solar. Ocurren cuando se produce una reconexión magnética en la superficie del Sol. El campo magnético del Sol tiene una dinámica muy complicada pero podemos resumir este efecto como un reajuste local del campo magnético como causante de estas violentas explosiones.

¿Podemos imaginarnos lo que ocurre cuando la Tierra es impactada por algo así?

Bueno, no solo podemos imaginarlo sino que además somos impactados con relativa frecuencia por eyecciones de masa coronal. La última vez ocurrió a principios de agosto de 2010.


La Tierra posee un campo magnético relativamente intenso que nos protege, hasta cierto punto, de estos eventos. La magnetosfera redirige las partículas cargadas hacia los polos del campo magnético creando las auroras polares cuando estas partículas de gran energía impactan contra los átomos de la atmósfera, los excitan y al desexcitarse emiten el exceso de energía en forma de fotones dando lugar a la característica luminescencia verde-azulada. La atmósfera por tanto nos otorga una cierta protección adicional.

¿Qué consecuencias tendría?

Los satélites que se encuentran en órbitas altas están menos protegidos contra la radiación solar y desde luego contra las eyecciones de masa coronal. Un evento como este de grandes dimensiones podría dañar de forma irreparable satélites de comunicaciones, la red GPS, etcétera.

Imaginemos por un momento que nos quedamos sin televisión, sin telefonía o sin GPS. El GPS es fundamental hoy en día. No solo porque ayude a los coches o a los barcos a navegar con facilidad. También afecta a maniobras en pista en los aeropuertos, gracias a lo cual accidentes como el de Los Rodeos en Tenerife no vuelvan a ocurrir. También a mediciones de obras de grandes dimensiones, etcétera. Por no hablar de las consecuencias estratégicas y militares de quedarse sin el sistema de posicionamiento global.

Una eyección de masa coronal puede provocar la saturación de centrales eléctricas pudiendo llegar a provocar un apagón que afecte a países o continentes enteros. Esto es debido a que al tratarse de plasma y al comprimir este plasma el campo magnético terrestre se pueden inducir enormes corrientes eléctricas que saturen a las centrales de abastecimiento.

Se sabe que las tormentas solares afectan a las conducciones eléctricas desde hace muchos años. Ya en 1859 se achacó un fallo global en el sistema de telegrafía en Nueva Inglaterra y Europa debido a una gran erupción solar. Y más recientemente, en marzo de 1989 una tormenta solar provocó un apagón durante más de diez horas en las instalaciones de la HydroQuebec Power Grid en Canadá afectando a 6 millones de ciudadanos. La solución que se adpotó fue instalar dispositivos para prevenir las corrientes inducidas geomagnéticamente con un coste de 1200 millones de dólares. El coste es tan elevado que se opta generalmente por prevenir e intentar mejorar el pronóstico de tiempo espacial para poder tomar acciones con el tiempo suficiente para no repercutir en el consumidor la instalación de dispositivos que prevengan este tipo de desastres.

Una eyección de masa coronal lo bastante grande podría podría saturar ya no una, sino varias centrales importantes. La red eléctrica debe generar lo que se consume o de lo contrario pueden empezar a caer nodos importantes y provocar un efecto dominó que afecte a varios países e incluso a todo el mundo. Por eso es muy complicado protegerse de algo así y podría tener impacto a escala global. Si nos quedamos sin energía durante semanas o meses quién puede imaginar las consecuencias para la civilización.

¿Se os ha quedado buen cuerpo, eh? Bueno, tarde o temprano tendremos que enfrentarnos a un enemigo así. Es cierto que es muy raro que llegue a ocurrir un evento de tales características. Pero desde luego, la posibilidad no es tan remota como que nos impacte un asteroide como el del video inicial.

Fuente:

Migui Ciencias y Cultura

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