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31 de julio de 2014

Avelino Corma: El 'Midas' español de la Química

Todo empezó cuando Avelino Corma (Moncófar, Castellón, 1951) empezó a ayudar a su padre a plantar melones, patatas y tomates. El flamante Premio Príncipe de Asturias de Ciencia 2014 era entonces un niño inquieto y curioso, con muchas ganas de descubrir el mundo. Hoy, no tiene ninguna duda de que en aquella huerta no sólo brotaron manjares deliciosos, sino que también se sembraron las semillas de su propia vocación científica.

«Provengo de una familia humilde de agricultores, y estoy convencido de que mis orígenes inspiraron mi trayectoria como investigador porque cuando estás en el campo, las preguntas surgen continuamente, todos los días», recuerda Corma en una entrevista exclusiva con EL MUNDO. El diálogo tiene lugar en la sede madrileña de L'Oreal, donde el sabio valenciano ha participado en el jurado de los premios Woman in Science, un galardón que se concede a los mejores proyectos de investigación liderados por jóvenes científicas españolas. «Aquel contacto directo que tuve en mi infancia con la naturaleza y los animales no sólo despertó mi curiosidad, sino el interés por diseñar experimentos para comprobar cómo funcionaban las cosas, y también para intentar descubrir la manera de mejorarlas», asegura.

Corma recuerda cómo cuando veía a su padre sembrando semillas, se fijó que siempre lo hacía a una determinada altura muy precisa, dependiendo de lo que estaba plantando. «¿Por qué plantas los melones justo ahí?», le preguntaba. Y fue así cómo empezó a recibir sus primeras lecciones científicas sobre causas y efectos en la naturaleza: «Si lo plantas demasiado bajo», le explicaba su padre, «cuando reguemos va a recibir demasiada agua, y se van a pudrir las raíces. Pero si lo plantas demasiado alto, no le va a llegar». Eran preguntas muy simples sobre fenómenos muy sencillos, pero Corma está totalmente convencido de que en aquel microcosmos rural nació su hambre voraz por conocer, comprender, y mejorar el mundo: «Fue así cómo empecé a pensar por mí mismo y a plantearme problemas».

Una trayectoria meteórica

Esa curiosidad infantil acabó madurando hasta transformarse en una insaciable pasión por la investigación y la experimentación en los laboratorios de la Facultad de Química de la Universidad de Valencia, donde hizo su Licenciatura a principios de los 70. «Me gustaba tanto la carrera que convencí a un profesor para que me dejara las llaves del departamento, y me pasaba allí día y noche. De hecho, en muchas asignaturas no iba a clase porque estaba todo el tiempo metido en el laboratorio, enfrascado en mis experimentos», confiesa. 

Tras doctorarse en la Complutense en 1976 y continuar su formación durante dos años en la Queen's University de Kingston (Canadá), volvió a España para incorporarse al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Pero sin duda el hito crucial de su meteórica trayectoria fue su decisión de fundar en 1990 el Instituto de Tecnología Química (ITQ), inicialmente en un antiguo aparcamiento de coches de la Universidad Politécnica de Valencia (no fue hasta cuatro años después cuando Corma y su equipo pudieron trasladarse hasta el edificio que ocupan en la actualidad). En poco más de dos décadas, este centro se ha convertido en una referencia de prestigio internacional que ha generado más de 150 patentes. De éstas, unas 80 se han desarrollado directamente con compañías del sector privado, convirtiendo al ITQ en un modelo de la transferencia de investigación básica a la aplicación tecnológica.

Corma se ha convertido así en el científico español con más patentes licenciadas a empresas, y sus más de 900 artículos en Nature, Science y otras revistas científicas de referencia le han catapultado a la fama internacional en su campo. De hecho, es el octavo químico más citado del mundo, y no sólo acaba de ganar su merecido Premio Príncipe de Asturias, sino que algunos le consideran el español con más opciones de ganar el Nobel. Cuando le preguntamos por esta posibilidad, sin embargo, Corma asegura que no le quita el sueño: «Lo veo muy lejos y no pierdo el tiempo pensando en eso. No es lo que me motiva».

El artículo completo en:

El Mundo Ciencia

13 de septiembre de 2012

El padre de la arroba reconoce que lleva "entre 30 y 40 años" sin mandar una carta

El origen de la "arroba"

La arroba es un símbolo de origen árabe. Viene de 'al-rub', un cuarto, y designa una medida de volumen o peso variable según épocas y regiones. El dibujo de una 'a' rodeada por su propio rabillo es muy antiguo, ya que era de uso común en el siglo XVI como indicación de medida. Con el tiempo acabaría por transformarse en un término comercial que designaba el precio de un grupo de compras; así, en el mundo anglosajón acabó por identificarse y pronunciarse como la palabra 'at' (a; como en cinco barriles 'a' 100 maravedíes cada uno). Por eso la arroba era uno de los pocos signos de puntuación en los primeros teclados.

El padre del correo electrónico, el ingeniero estadounidense Raymond Samuel Tomlinson, ha considerado que el único factor limitador del desarrollo de internet, que no está todavía "a pleno rendimiento" a pesar de su elevado ritmo de desarrollo en los últimos años, son "las ideas y no la tecnología".

Tomlinson, que ideó el uso de la arroba "@" para separar el nombre del destinatario del ordenador receptor y envió en 1971 el primer correo electrónico de la historia formado por las letras de la línea superior del teclado "QWERTYUIOP", recibirá el viernes en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica que comparte con Martin Cooper, padre del teléfono móvil.
En rueda de prensa, ha calificado de "gratificante" sentirse responsable de haber cambiado para siempre el modo de comunicarse de las personas con su descubrimiento cuando trabajaba en el desarrollo de la red ARPA del Departamento de Defensa norteamericano donde, sin el conocimiento de sus jefes y en secreto, empezó a intercambiar mensajes entre ordenadores conectados por líneas telefónicas.

En este sentido, ha confesado llevar "entre treinta y cuarenta años" sin enviar una carta por correo postal, a las que ha asegurado que tampoco era muy aficionado antes del desarrollo de internet, y, de forma tajante, ha afirmado que no fue él sino "otro" el inventor del spam, el correo electrónico no deseado.

Un éxito inesperado

El ingeniero estadounidense ha asegurado que al desarrollar su invento no pensó que su uso se generalizaría de forma masiva y sólo pensó que sería útil para quienes tuviesen ordenador que, en el ámbito donde trabajaba, se limitaba a unos 28 terminales a las que tenían acceso apenas un millar de personas.
Tras extenderse el uso del correo electrónico, Tomlinson empezó a darse cuenta de su influencia tras recibir un mensaje que repetía tres veces la palabra gracias enviado por una conocida que, gracias a esta tecnología, pudo comunicarse con un grupo de personas que sufrían la misma enfermedad que afectaba a uno de sus familiares.

A pesar de admitir que el e-mail ha supuesto incluso un cambio psicológico en la manera de comunicarse entre las personas por su inmediatez, su inventor considera que la rapidez que brinda no obliga necesariamente a responder de forma instantánea.

"A veces no nos tomamos el suficiente tiempo de reflexión sobre lo que decimos en un correo electrónico y llegamos a conclusiones inadecuadas, pero el causante no es el e-mail sino el usuario que también tiene la posibilidad de pensar y editar su respuesta", ha añadido.

El ingeniero estadounidense, cuya candidatura conjunta con Cooper para el premio fue propuesta por el 'padre' de Internet, Vinton Cerf, fue distinguido por el jurado por su contribución decisiva "al avance del conocimiento" con un galardón cuya existencia desconocía hasta que lo obtuvo y del que le sorprende "todo lo que representa".

Fuente:

RTVE Ciencia

17 de mayo de 2012

La filósofa Martha Nussbaum, Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales

La filósofa, en una imagen de archivo.| Gtres

La filósofa, en una imagen de archivo.| Gtres
  • La filósofa estadounidense era la máxima favorita
  • Se impone al sociólogo español Manuel Castells
  • Y también al demógrafo italiano Massimo Livi-Bacci
La filósofa estadounidense Martha Nussbaum (Nueva York, 1947) era la máxima favorita para hacerse este año con el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2012 y las previsiones se han cumplido, según el fallo del jurado de este mediodía en Oviedo.

Junto a Nussbaum, a las últimas votaciones del jurado llegaron también como finalistas las candidaturas del sociólogo español Manuel Castells y del demógrafo italiano Massimo Livi-Bacci, han señalado fuentes de la Fundación Príncipe de Asturias.

El nombre de Nussbaum había sido uno de los más destacados por los miembros del jurado antes de iniciar las deliberaciones en el Hotel de la Reconquista de Oviedo.

Entre el jurado, el exrector de la Complutense de Madrid, Rafael Puyol, señaló que entre sus preferidos no había ningún economista pero que sí se encontraba Nussbaum "por el papel que cree que las humanidades deben jugar en la formación de los científicos y especialmente de los economistas".

Progreso

Uno de los temas que Nussbaum ha abordado en su carrera es la llamada teoría de la 'capability approach', una redefinición del concepto del progreso menos utilitario y que atiende a nuevos factores como la igualdad de oportunidades, la esperanza de vida, la variedad de roles dentro de una sociedad, la capacidad de tener una vida equilibrada emocionalmente...

La filósofa, formada en Harvard y convertida a la religión judía ya de adulta, también ha trabajado en la conceptualización de los derechos individuales en materias como la discriminación de los homosexuales

Fuente:

El Mundo Ciencia

20 de octubre de 2011

Los héroes de Fukushima reciben el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2011




  • Toyohiko Tomioka, en el centro, junto al resto de héroes de Fukushima, en Oviedo. | Reuters

    Toyohiko Tomioka, en el centro, junto al resto de héroes de Fukushima, en Oviedo. | Reuters

    La lucha contra la crisis nuclear en Fukushima, provocada tras el tsunami que hace seis meses dejó en Japón más de 15.800 muertos y casi 4.000 desaparecidos -según los últimos recuentos-, se personifica en Oviedo estos días a través de los testimonios de dos policías, otro par de militares y un jefe de bomberos que entraron, junto a otras 200 personas, en el perímetro que tuvo al mundo en vilo durante varios días de marzo.

    Lejos de considerarse "Héroes de Fukushima", como les define el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2011, Toyohiko Tomioka, máximo responsable de bomberos al mano de las operaciones para tratar de enfriar los reactores en aquellos primeros momentos de lucha contra la radiación, explica que "parte de la cultura de Japón, es que cuanto más terrible es la situación, más da uno de sí mismo para los demás. Es la mentalidad japonesa. Ante una situación de catástrofe como esa, nadie pretende ser salvado sólo".

    Más allá de los operarios de la central donde se provocó la mayor alarma nuclear desde Chernobil y de la actuación de los cuerpos y fuerzas de seguridad, hubo familiares de alguno de los "liquidadores" o "samuráis nucleares" -aquellos que participan de alguna manera en zona de fuerte radiación en luchar contra la crisis- que criticaron que participaran también personas sin preparación.

    Tomioka juega al rugby. "Cuando mi equipo gana nadie se atribuye lo que ha hecho o conseguido por sí mismo. Siempre es el conjunto", dice. Y traslada esta idea a la reacción del pueblo japonés. A él le tocó entrar en un coche blindado contra radiación en la central para decidir donde pondrían las estructuras para disparar los chorros de agua con los que enfriar el reactor dos. Un vehículo que por su blindaje tenía una visibilidad muy limitada. Tal es así que, "aunque estaba prohibido", tuvo que salir del vehículo para identificar el punto adecuado.

    "Yo no tuve miedo y mis compañeros tampoco. Simplemente sentí la obligación moral, como persona y como trabajador, para llevar a la práctica todo lo que he aprendido y estudiado. Teníamos que defender nuestra patria", afirma. Pero al abandonar el perímetro, tras establecer el dispositivo para comenzar a enfriar los reactores y ver cómo sus compañeros tomaban el relevo en la zona más peligrosa, Tomioka se dirigió a los medios de comunicación: "Quiero pedir perdón a nuestras familias por el sufrimiento que pasan".

    A principios de esta semana se halló plutonio fuera de los reactores en la central. Pero Tomioka no deja asomar ni una crítica a la gestión del Gobierno, ni de la compañía responsable de la central, y todo son agradecimientos ante la preocupación y la solidaridad recibida desde el extranjero: "Se está trabajando lo mejor que se puede, con presupuestos extraordinarios para limpiar terrenos, para ayudar a los damnificados"

    Fuente:

    BBC Ciencia

    7 de noviembre de 2010

    "A veces el dolor se equivoca de camino y se vuelve crónico"


    Especial: Cerebro Humano

    Entrevista a Linda Watwins. Bioquímica y fisióloga estadounidense, investigadora del dolor crónico.




    -¿Todos estamos asociados a un dolor, ese talón de Aquiles que nos acompaña toda la vida?

    -Así es.

    -¿Y cuál es el suyo?

    -A mí me duele el corazón cada vez que tengo que plantearme el papeleo para lograr fondos para proseguir mis investigaciones.

    Linda Watkins (Virginia, Estados Unidos, 1954) es bioquímica y fisióloga. Es profesora del departamento de Psicología y del Centro de Neurociencia de la Universidad de Colorado-Boulder. Miembro de las más importantes asociaciones internacionales sobre neurociencia y dolor, recogerá mañana el premio «Príncipe de Asturias» de Investigación Científica y Técnica junto a David Julius y Baruch Minke.


    -¿La crisis también afecta a una investigadora de primerísima línea internacional?

    -Me afecta, y mucho. En primer lugar se ha vuelto tremendamente difícil lograr ayuda de institutos de investigación y del sector privado para investigaciones de ciencia básica. Yo trabajo en cuatro compuestos concretos de fármacos para el dolor y me esfuerzo en lograr que al menos dos de ellos sean algún día una realidad práctica. Antes de la crisis, todo el mundo me decía que mi investigación era fantástica; ahora me dicen que mi investigación sigue siendo fantástica, pero que vuelva en otro momento. Hay mucha terapia nueva y es difícil conseguir que las grandes compañías farmacéuticas se comprometan. En ocasiones la financiación llega justamente de las pequeñas firmas. Nosotros hemos formado una empresa investigadora en el momento justo en que la economía mundial se vino abajo.

    -¿Cuánto necesita?

    -Siete millones de dólares.

    -Seguro que lo tiene más fácil en los Estados Unidos que en España.

    -No lo sé. Si los consigo, será el primero en saberlo.

    -¿Es consciente de que lidera una investigación que entronca con una de las grandes preocupaciones de la Humanidad: quitar el dolor?

    -Sí, y soy capaz de imaginar un futuro sin dolor, sería algo maravilloso. Pero el dolor normal es muy bueno porque nos ayuda a sobrevivir. Están documentadas personas capaces de no sentir dolor alguno, gente que pone la mano sobre el fuego y que percibe el olor de la carne quemada, pero nada más.

    -¿Ausencia de dolor, igual a peligro de muerte?

    -Desde luego. La ausencia de dolor nos vuelve vulnerables a las enfermedades y a las infecciones. El problema está cuando el dolor se equivoca de camino, por decirlo de alguna manera. Y estamos hablando de dolores que en ocasiones son tan intensos que llegan a impulsar al suicidio. Nadie merece una cosa así.

    -Es sorprendente que el área del cerebro que se activa ante el dolor físico sea la misma que ante el dolor emocional.


    -Esto puede deberse a que el dolor no es unidimensional, sino que es un aspecto sensorial más como los afectos, las emociones, el miedo, la desesperanza o la ira. Sensaciones que son capaces de producir dolor.

    -¿El dolor está, por tanto, en el cerebro?

    -No. En el cerebro están las emociones, pero el dolor sensorial nos llega a través de la médula espinal. Pisas un clavo y ese dolor llega a través de las neuronas a la médula. De alguna forma esas neuronas «hablan» y son capaces de modular el dolor de forma dramática.

    -¿Podemos crear un dolor, sentirlo aunque físicamente no exista?


    -A través de las emociones se puede amplificar el dolor que después percibe el cerebro. Y al revés: unas emociones muy fuertes logran que nos olvidemos de ese dolor. Se llama analgesia inducida por el estrés. Hay personas con una enorme capacidad para «olvidarse» de sus dolores. No es mi caso.

    -¿Por qué un estado emocional vulnerable nos deja más indefensos ante el dolor y a la enfermedad?

    -Porque el sistema inmunológico comunica directamente con el sistema nervioso central. Cuando sufrimos una gripe, la mayor parte de lo que nos ocurre se está creando en el cerebro, no en el resto del cuerpo. Conocemos muy bien las vías que utiliza nuestro sistema inmunológico para «hablar» con el cerebro.

    -¿Se llegará algún día a lograr un medicamento único contra cualquier clase de dolor?

    -Yo creo que no se puede crear un solo modelo. Otra cosa es que los experimentos con animales hayan dado resultado; la terapia no ha fracasado en este sentido, pero hay patologías, como la fibromialgia o los dolores derivados de los herpes, frente a las cuales ni siquiera contamos aún con modelos animales.

    Fuente:

    La Nueva España
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