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2 de febrero de 2020

El extraño animal que come roca y excreta arena


Reuben Shipway tuvo que extraer con mucho cuidado de una roca a esta criatura extraña.

Parecía una "salchicha traslúcida", según un comunicado de la Universidad Northwestern en Estados Unidos, donde trabajaba el investigador.

El animal resultó ser una especie de los llamados comunmente "gusanos de los barcos". Estos animales tienen el aspecto de un gusano pero son moluscos, y tienen ese nombre por masticar y digerir la madera en las embarcaciones hasta llenarlas de orificios.

El animal extraído por Shipway, sin embargo, no comía madera sino roca. Y defecaba arena.

Viejo conocido

El molusco fue hallado en el río Abatan, en la Isla de Bohol, en Filipinas. Los científicos creen que el animal solamente vive en una determinada sección del río.

Los investigadores llamaron al gusano Lithoreda abanatica. La primera parte del nombre incluye los términos en latín para roca (litho), y gusano (teredo). La segunda parte del nombre es una referencia al río donde fue encontrado.

El animal es tan extraño para la ciencia que no se trata solamente de una nueva especie, sino de un nuevo género.

Sin embargo, para los habitantes de la isla era un viejo conocido.

El artículo completo en: BBC Mundo

12 de noviembre de 2019

Mercurio en el pescado: ¿cuánto atún puedo comer a la semana?

El atún rojo es uno de los pescados con mayor acumulación de mercurio, por ello conviene consumirlo con moderación.

¿De dónde procede el mercurio del pescado? 

Hasta que apareció la mano del hombre, el mercurio llegaba al mar únicamente por las erupciones volcánicas o por la erosión de las rocas por el agua y el viento. Actualmente, al explotar el mercurio como materia prima también se vierten sus residuos al mar. Es importante diferenciar el mercurio inorgánico del mercurio orgánico, que es más tóxico. Cuando las bacterias reaccionan con el mercurio lo convierten en metilmercurio y esta nueva molécula acaba formando parte de la carne de los peces.

No todos los peces son iguales

Por suerte, no todos los pescados presentan la misma cantidad de mercurio. El factor principal es su cantidad de grasa. Esto se debe a que el mercurio «se pega» mejor a la grasa que a otras zonas del cuerpo del animal. Así, los pescados azules, que tienen más grasa, pueden contener más mercurio. Por otro lado, en cuestión de peces y mercurio, el tamaño sí importa. Ya sabemos que pez grande se come al pez chico. Y si el pez chico tiene mercurio y el pez grande se come muchos peces chicos... al final son los grandes depredadores los que van más argados de mercurio. 

¿Con qué pescados tenemos que tener más precaución?

Se clasifican como «con alto contenido en mercurio» únicamente cuatro especies: el pez espada o emperador, el lucio, el tiburón (cazón, marrajo, mielgas, pintarroja y tintorera) y el atún rojo, que ahora se consume de formas como el tataki, el tartar o el sushi. Esto debe tenerse en cuenta especialmente en los niños. 

¡Importante! Cuando hablamos de atún rojo no nos referimos al atún en conserva, que generalmente es atún claro o bonito del norte. 

Como especies «con bajo contenido en mercurio» se consideran gran parte de las de de consumo muy frecuente como salmón, sardina, palometa, trucha, anchoa, dorada, lubina, merluza, pulpo, sepia, chipirón o mejillón.

¿Qué consecuencias tiene consumir mercurio en exceso?

El metilmercurio es una neurotoxina que afecta al sistema nervioso central en desarrollo, de ahí que el feto y los niños más pequeños sean los más sensibles a este metal. Esto ocurre porque es lipofílico, le gusta la grasa, y hace que pueda atravesar fácilmente la placenta y la barrera hematoencefálica. También se han observado efectos sobre la ganancia de peso, la función locomotora y la función auditiva.

En resumen: comer pescado es seguro.

No solo es seguro sino que también es recomendable y se aconseja consumirlo varias veces por semana. El consumo de alrededor de una o dos raciones de pescado/marisco por semana y hasta tres o raciones por semana durante el embarazo se asocia con mejores resultados funcionales del neurodesarrollo en los niños en comparación con la ausencia de consumo. Y en adultos, con un menor riesgo de mortalidad por enfermedad cardiaca coronaria. 

Por tanto no te hagas muchos problemas con el consumo de pescado. Solo hay que tener precaución con las especies citadas, y... ¡a disfrutar de lo que nos trae el mar!

Con información de:

El País (España)

El Mundo (España)
 

17 de junio de 2019

¿Qué diferencia hay entre un león marino y una foca?

Son animales muy similares... ¡pero pertenecen a diferentes familias!

Los leones marinos pertencen a la familia Otariinae y las focas a la familia Phocidae, y esta es la primera gran diferencia.

Otra diferencia: las focas no tienen orejas, solo unos pequeños agujeros, los lobos marinos tienen orejas, pero muy pequeñas.


Pasemos a la mirada, fijense bien. Cuando el león marino te mira te juzga, en cambio la foca te hace ojitos

Las focas tienen las aletas delanteras cortas y sin articulaciones, ello les permite ser grandes nadadores. Los leones marinos tiene las aletas delanteras más largas, ello les facilita desplazarse en tierra, pero no nadan tan bien como las focas. 

Además, las focas pasan más tiempo dentro del agua, en comparación con los leones marinos. 

Las crías de focas, al nacer, tienen el pelaje blanco, que se va oscureciendo con el paso del tiempo. Los leones marinos tienen pelaje marrón esd que nacen hasta que son adultos.  Y las focas tienen el hocio más corto que los lobos marinos. 

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11 de junio de 2019

Los chimpancés tienen cultura y está en peligro

Un macroestudio identifica 31 tradiciones que se transmiten en las sociedades de estos simios y que podrían perderse para siempre por el impacto de los humanos.


Era otoño de 1960 cuando aquella joven sin estudios observó lo impensable: un chimpancé, David Greybeard, había doblado una rama y le había quitado sus hojas para pescar termitas con ella. Cuando el hallazgo de Jane Goodall se hizo público, los titulares de los periódicos no tuvieron dudas: obligaba a replantearse lo que significa ser humano. Hacer herramientas ya no era la característica que definía al sapiens frente al resto del reino animal. Los chimpancés, tan inteligentes y adaptables, habían desarrollado esta habilidad y se la transmitían entre ellos. Conocerles mejor a ellos nos ayudaba a conocernos a nosotros mismos.

Medio siglo después, en 2011, el chimpancé Nick cogió un puñado de musgo, lo sumergió en un pozo natural y, a modo de esponja, escurrió el agua en su boca para beber. Solo tres años después más de la mitad de los miembros de la comunidad de Nick, el macho alfa, bebía agua de esta forma. También había testigos: la primatóloga Catherine Hobaiter y su equipo, que habían asistido al nacimiento de una nueva tradición cultural en Uganda, la última de estas conductas que se han conocido desde los primeros hallazgos de Goodall. Beber empapando musgo y no usando hojas a modo de cuchara es una de las técnicas, conductas o ritos que conocemos de los chimpancés. El mayor estudio que se ha realizado nunca para conocer el mundo cultural de los chimpancés, recién publicado, ha registrado en total 31 de estas manifestaciones culturales que aprenden y se transmiten entre ellos, sin que se trate de un comportamiento inscrito en sus genes.

Pero todas esas tradiciones culturales están en peligro. Podrían desaparecer, con toda su riqueza y sus importantes claves para el conocimiento de los grandes simios, pero también de la evolución humana. Esa es la principal conclusión de este ambicioso estudio, que ha llevado a los científicos a estudiar 144 comunidades de chimpancés salvajes en 15 países africanos durante nueve años. Allí donde la presión humana es mayor, se derrumba la probabilidad de que los chimpancés desarrollen y conserven una tradición cultural propia, según publican en la revista Science.

Lea el artículo completo en: El País (Ciencia)


Los perros perdieron el sentido de la solidaridad al domesticarse

Los lobos son mucho más generosos con sus compañeros de manada, según un estudio.


Hace unos 15.000 años algunos lobos dejaron de serlo. Se convirtieron en animales dóciles y leales a su nueva compañía, la humanidad. Durante ese proceso de domesticación, lobos asiáticos y europeos comenzaron a acompañar a las personas en sus asentamientos gracias a su capacidad para adaptar su dieta a las basuras que desechaban. Además, tenían una gran comprensión de los comportamientos sociales humanos y a estos les venían de perlas durante sus cacerías. Poco a poco, se fue asentando esa amistad hasta que los lobos se transformaron en perros domésticos. Y al jurar fidelidad a sus nuevos compañeros, perdieron el sentido de la solidaridad con su propia especie.

"Nuestros hallazgos ciertamente sugieren que los perros perdieron cierta prosocialidad entre ellos, en comparación con los lobos", explica Rachel Dale, investigadora especializada en el comportamiento animal. Su equipo acaba de publicar los resultados de su trabajo con estos dos grupos de animales y su sentido de la solidaridad. El estudio, publicado en PLOS One, muestra que los lobos mantienen con salud de hierro esta camaradería, mientras que los perros parecen haber perdido la propensión a ayudar al compañero. "Esto sugiere que durante la domesticación, los perros perdieron cierta confianza mutua y, por lo tanto, ya no necesitan tener tanta consideración por las necesidades de los perros como los lobos", concluye Dale, de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena.

Lea el artículo completo en: El País (España)

Los pájaros son mucho más listos de lo que pensamos

La formidable capacidad de adaptación es una muestra de la inteligencia de los animales, tengan pico, pies, trompa o tentáculos.


Es innegable: las aves no tienen pulgar oponible porque no tienen manos. Pero resulta que son, con los primates, el grupo de vertebrados con el mayor número de especies que se sirven de objetos. Los descubrimientos de los últimos 20 años demuestran que las aves son también una de las más creativas. Los córvidos (arrendajos azules, grajillas, urracas, cornejas, cuervos y grajos) son actualmente reconocidos por su gran creatividad, y los Psittacidae (loros, cotorras, etcétera), por su capacidad de realizar actividades excepcionales. El alimoche (Neophron percnopterus) lanza piedras a huevos para romperlos, y las garzas atraen a los peces con cebo...

Se ha visto a una grulla canadiense (Grus canadensis) utilizar un pañuelo... ¡para secarse! El carpintero del desierto (Melanerpes uropygialis) se sirve del pico como recipiente para transportar y sorber miel, y el águila negra africana (Aquila verreauxii) es perfectamente capaz de lanzar objetos para atacar a otro individuo. Un ejemplo clásico es el del macho del pergolero grande (Chlamydera nuchalis) y su decoración de interiores. Este pequeño pájaro australiano cubre el suelo de su nido con un tapiz hecho de racimos de olores y hojas de variados colores, que completa con conchas, semillas, pequeños guijarros y objetos del mismo tono, con el propósito de atraer a su pareja. Es capaz incluso de construir una especie de tálamo nupcial, a lo que dedica semanas de trabajo. Empieza por erigir un pasadizo, que puede llegar a medir más de medio metro de largo, con ramitas entrelazadas, que a veces aprovecha también para formar un arco en la entrada. Este túnel conduce a una especie de patio que el macho decora con piedras, conchas y huesos y que está situado de tal manera que la hembra solo puede descubrirlo al alcanzar un determinado recodo del trayecto. ¿Con qué intención? ¿Para sorprender a su pareja, tal vez, y forzar su admiración? Más notable aún es el hecho de que el pequeño pájaro construye con piedras un sendero inclinado, colocando las más grandes al fondo del patio y las más pequeñas en la entrada, de modo que, en un espacio que parece más pequeño de lo que realmente es, se destaque la figura del pájaro y, quizá por ello, parezca más seductor.

Según algunos expertos, esta actividad tiene más que ver con la fabricación de un nido que con la utilización de herramientas, pero también puede considerarse que guarda relación con la manipulación de objetos. (...)

Por lo general, los cuervos y las cornejas son los campeones de la utilización y la fabricación de herramientas con algún grado de complejidad. Un ejemplo, a modo de abreboca. Estamos en Japón. Un cuervo grande (Corvus corax) sobrevuela una calle. Lleva una nuez en el pico. Se posa en un cable del tendido, cerca de un semáforo y encima de un paso peatonal. Cuando el tráfico es más denso deja caer la nuez sobre la calzada, y los autos que van y vienen acaban rompiendo la nuez. Este pájaro se vale nada menos que de la circulación automotora como de una herramienta... Pero es capaz de sorprendernos aún más. En efecto, el cuervo aguarda pacientemente que la luz del hombrecillo verde en el semáforo se encienda y la de los coches pase a rojo, y solo entonces vuela hasta el paso peatonal y recoge la nuez, ahora libre de su cárcel. Este tipo de anécdotas con cuervos es frecuente en Francia, Estados Unidos y, como hemos visto, Japón. Fetnat, la pequeña hembra capuchina, usaba mi pie para cascar nueces; por lo visto, los cuervos son más listos.

El artículo completo en: El País (España)

10 de junio de 2019

Las abejas saben contar desde cero

Las abejas saben contar desde cero.


Muchos animales saben contar. Mejor dicho, muchos animales saben ordenar mentalmente cantidades diferentes, por ejemplo de comida o de otros animales con los que compiten. Su supervivencia depende de ello. Los chimpancés, en algunos casos, hacen estos cálculos más rápido que las personas. Pero son pocos los animales que empiezan a contar desde cero, o sea, los que entienden que nada tiene un valor numérico por debajo de la unidad. Al menos eso piensan los científicos, que hasta ahora solo habían identificado esta habilidad en delfines, loros, simios y en humanos mayores de cuatro años. Un estudio publicado hoy en Science demuestra que las abejas se suman a este selecto grupo.

Para poner a prueba a los insectos, varios investigadores de Australia y Francia entrenaron a dos grupos de abejas. Sobre una pantalla rotatoria, los científicos colocaron parejas de cartas blancas estampadas con dos, tres, cuatro o cinco figuras geométricas negras —como naipes—. En un grupo, las abejas recibieron una recompensa dulce al posarse sobre las cartas con el mayor número de figuras. En el otro, la recompensa estaba asociada al valor menor. Cuando los animales aprendieron las reglas del juego, los científicos introdujeron dos elementos nuevos: el naipe en blanco (cero) y el naipe de una sola figura geométrica (uno). Las abejas entrenadas para buscar los valores más pequeños fueron capaces de extrapolar la regla y volar hacia el naipe vacío en lugar del naipe con la figura. “Demuestran comprensión de que el conjunto vacío es más pequeño que el uno, lo cual es difícil para otros animales”, escriben los autores en Science, aludiendo a estudios previos con loros y chimpancés. En una ampliación del experimento, los insectos también escogieron el cero en lugar de los naipes con los que ya habían entrenado u otros con figuras geométricas nuevas.


5 de junio de 2019

¿Cuál es la mayor célula biológica del mundo?


Llevo toda la vida contestando mal. Ayer mismo, cuando mis hijos me preguntaron cuál era la célula más grande del mundo contesté: el huevo de avestruz. ¡Mal! Puede que en efecto este “pedazo” de huevo, de hasta 15 centímetros de largo y 1,4 kilos de peso sea la célula más pesada del mundo, pero hay varias células biológicas más grandes en extensión. (Recordemos que el término “grande” se refiere a tamaño, no a peso).

¿Ejemplos de células más grandes? Pues cualquier célula nerviosa de un animal grande. Un calamar gigante por ejemplo, podría contar con neuronas de hasta 12 metros de largo, lo cual supera en 80 veces a la altura de un huevo de avestruz. Las jirafas cuentan también con nervios que recorren la totalidad de su cuello, el cual puede llegar a medir dos metros de largo.
Pero tampoco hace falta buscar animales tan exóticos, los humanos también tenemos neuronas mucho más largas que un huevo de avestruz. Mi admirado Xurxo Mariño así lo reconoció, al determinar que las neuronas que componen el nervio ciático son las más largas del cuerpo humano, ya que pueden superar el metro al ir desde la punta de los dedos del pie hasta la base de la espina dorsal. Hay que recordar que pese a que una neurona humana mide menos de 0,1 milímetros, en el sistema nervioso periférico cada fibra nerviosa en toda su longitud es una prolongación de una sola célula nerviosa, razón por la que puede considerarse parte de la misma.

No obstante, habrá quien quiera argumentar que, en términos de volumen, un huevo de avestruz sigue siendo comparativamente más grande que las células nerviosas, que pueden ser muy largas pero son extremadamente delgadas (del orden de 10 micrones o menos). ¡De nuevo mal! Incluso ignorando a las neuronas y sus extensiones nerviosas, hay otro tipo de células más grande que el huevo de avestruz: algas extremadamente grandes como la Caulerpa taxifolia. En efecto, este alga que puede llegar a crecer hasta los 3 metros de longitud o más, es en términos anatómicos un organismo unicelular a pesar de sus cientos de ramificaciones (similares a hojas), que “intuitivamente” le hacen parecer superficialmente una planta vascular.
La Caulerpa (y otras algas con características similares) es un tipo de célula que contiene numerosos núcleos, razón por la que a menudo se la descarta cuando emprendemos la búsqueda de la célula biológica más grande del planeta. Por cierto, pese a no ser originaria de nuestros mares, este alga se ha hecho tristemente famosa al invadir el Mediterráneo, y se la conoce popularmente como un alga asesina. Es una pena que no podamos comérnosla, como se hace en Indonesia con su pariente la grapa de mar (Caulerpa lentillifera), otro organismo unicelular multinucleado que según dicen tiene un sabor picante.

Me enteré al leer el Quora.

Tomado de: Mailkenais Blog
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