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18 de octubre de 2011

Ancestro con sexto sentido

Detectaba la electricidad...


Pez electrico

Ilustración de un pez espátula actual, una de las especies analizadas en el estudio. Cortesía del Servicio Estadounidense de Fauna Salvaje y Acuática.

Hace cientos de millones de años, los vertebrados del mundo, que vivían en el agua, comenzaron a dividirse en dos tipos: unos con aletas radiadas, surcadas por espinas, como en la trucha, la sardina o el pez espátula de hoy, y otros con aletas lobuladas. Mientras los primeros fueron evolucionando y dando lugar a otras especies acuáticas, en el segundo grupo el tiempo fue generando criaturas cada vez más propensas y adaptadas a salir a tierra firme. Así surgirían los anfibios y, a partir de ellos, los vertebrados terrestres, incluidos nosotros.

Ambos grupos, que han dado lugar a la gran mayoría de los vertebrados actuales, tuvieron un único antepasado común, según un estudio publicado en Nature Communications y dirigido por la neurocientífica Melinda Modrell, de la Universidad de Cambridge. El tatarabuelo en cuestión debió de surcar las aguas hace 500 millones de años y estar dotado de una magnífica visión, mandíbulas con dientes y la capacidad de detectar las variaciones de voltaje eléctrico en el agua.

Precisamente este sexto sentido, el de la electrocepción, ha constituido el hilo conductor del estudio. Hoy en día se manifiesta en diversas especies de peces (entre otros, tiburones, esturiones, mantas raya o peces espátula), algunos anfibios (salamandras como el axolote mexicano) y ciertos mamíferos, como el ornitorrinco , algunas equidnas y, según se ha descubierto recientemente, el delfín de Guinea. Aunque algunos pueden emitir descargas para atontar a sus presas, la mayoría de ellos solo están en condiciones de detectar la electricidad, que les ayuda a situarse en aguas turbias u oscuras y a registrar la presencia de obstáculos y presas. Para ello poseen unos órganos sensitivos especiales, que pueden localizarse en la cabeza (tiburones), en el pico o morro (ornitorrico y equinas), o a lo largo de la llamada línea lateral, que recorre los costados del cuerpo y que puede apreciarse con claridad en algunos peces.

Para comprobar si la electrocepción ha aparecido de manera independiente en los distintos grupos que la presentan, el equipo de Modrell ha comparado cómo se desarrollan los órganos responsables de este sentido en el pez espátula, como representante de los peces de aletas radiadas, y al ajolote, como heredero de los de aletas caudales. El resultado muestra que los sensores de ambos comienzan a formarse en el mismo tejido del embrión y siguen el mismo proceso de desarrollo a lo largo de la línea lateral. De ello deducen que constituyen un legado evolutivo procedente de un ancestro común a la mayoría de los vertebrados.

A medida que algunas especies iban abandonando el medio acuático como hábitat natural, fuimos perdiendo la capacidad de detectar pulsos eléctricos, y los órganos correspondientes, ya que el aire no es tan buen conductor de la electricidad como el agua.

Fuente:

QUO

2 de marzo de 2007

Estos son los 10 animales más letales
Jueves 1 de marzo de 2007
Top ten elaborado por el sitio LiveScience.com sitúa al mosquito como el más peligroso.


La pregunta es típica. ¿Cuál es el animal más peligroso? En www.livescience.com/animalwolrd/top10_deadliestanimals publican una lista que puede resultar polémica. Es así como no incluye a asesinos declarados como el tigre de Bengala, la serpiente mamba negra o la abeja africana. Tampoco toma en cuenta al hombre, que para algunos es el criminal por excelencia.

1
Los mosquitos son molestosos y en algunos casos, letales. Un género en particular, el Anopheles, que habita las zonas tropicales en África, Asia y América, es responsable de la transmisión de la malaria. De las 400 especies de Anopheles, unas 30 a 40 transmiten cuatro clases diferentes de los parásitos causantes de la enfermedad. Cada año se presentan más de 200 millones de casos en el mundo y 2 millones de muertes. Sólo en el África subsahariana anualmente fallece 1 millón de niños.


2
Aunque la cobra asiática no es el reptil con el veneno más letal del planeta, es la que mata más personas anualmente. La neurotoxina que inyecta al morder produce convulsiones, vómitos, paralización de las extremidades y culmina con necrosis y colapso respiratorio. Es especialmente fatal en los niños, quienes pueden morir una hora después de la mordida. Tan sólo en India los ataques de cobra suman 10 mil cada año. Están entre las serpientes más inteligentes, lo que han aprovechado los llamados "encantadores", para ejercer su oficio. Entre sus enemigos naturales se cuentan la mangosta y las aves rapaces.




3
La cubomedusa australiana no posee cerebro y sólo se alimenta de zooplancton. Parece inofensiva, pero es el animal marino más letal. La clave está en sus tentáculos (posee de 10 a 60), que secretan una sustancia tóxica. No hay peor idea que pisar uno de esos apéndices: puede significar la muerte en cuatro minutos. Vive en las aguas del norte de la enorme isla austral.


4
Para los tiburones blancos, nosotros somos apenas peces. Y no se van a detener a comprobarlo. Si llegan a percibir sangre en el agua, se ponen frenéticos y atacan todo lo que se mueva, no importa la hora ni la condición climática. Unas quince personas mueren al año por sus ataques, trituradas, casi licuadas, por sus 30 mil dientes.






5
Al tope de la cadena alimentaria africana se encuentra el león. Rápido y letal, sus dientes afilados como navajas le ayudan a desgarrar rápidamente su presa. Es el segundo felino más grande tras el tigre. Las hembras cazan y los machos defienden el territorio. Cuando atacan humanos, normalmente el autor es un macho.






6
Los cocodrilos australianos de agua salada (los mismos de Cocodrilo Dundee) se camuflan como troncos a la espera de atacar cualquier presa que se mueva, incluso al hombre. Tras capturar a su víctima, la ahogan, desmiembran y devoran.


7
Los elefantes parecen simpáticos, pero no hay que engañarse: no todos son como Dumbo. Su ira es legendaria y pueden arrasar con aldeas completas. Y en cautiverio no faltan los que atacan a su cuidador en el zoológico o el circo. Unas 500 personas mueren anualmente, agredidas por estos volátiles paquidermos.





8
En el zoológico los osos polares nos pueden parecer hasta tiernos, pero frente a frente podrían decapitarnos mediante un solo zarpazo. Sin problemas devoran focas, morsas jóvenes o elefantes marinos. Y si están demasiado hambrientos, tampoco le hacen asco a un humano.


9
El búfalo del Cabo puede parecer una gran vaca, pero tanto en grupo como a solas, es de temer. Nos ve como depredadores y por eso no nos quiere. Si está muy molesto, arremete contra cualquier representante de nuestra especie y lo perfora con sus cuernos. Y también puede usar sus 900 kilos para aplastarlo.





10
La diminuta rana dardo venenoso de América tropical, secreta una pegajosa neurotoxina que mantiene a los depredadores alejados. Cada uno de estos vistosos anfibios (sus colores van desde el naranja y negro azulado al amarillo) produce suficiente toxina para matar a 10 personas.











Fuente:

Diario El Mercurio
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