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28 de febrero de 2009

Encuentran transgenes en maíz mexicano



El maíz: patrimonio de América


En esta oportunidad vamos a hablar del maíz, pero, sobre todo, vamos a hablar del maíz trasgénico. Primero detallaré sobre el maíz como patrimonio de América y finalmente publicaré una investigación que arroja terribles resultados: encuentran transgenes en el maíz mexicano.

El maíz es el cereal de los pueblos y culturas del continente americano. Las más antiguas civilizaciones de América –desde los olmecas y teotihuacanos en Mesoamérica, hasta los incas y quechuas en la región andina de Sudamérica– estuvieron acompañadas en su desarrollo por esta planta. Esta asociación entre cultura y agricultura del maíz ha motivado a científicos y humanistas a preguntarse: ¿cuál es el origen de este cereal? ¿cómo fue su evolución, una vez que los diferentes grupos humanos lo adoptaron y cultivaron para su provecho? Estas preguntas los han llevado a explorar el pasado y en la actualidad, junto al desarrollo científico y tecnológico, han podido descifrar varios de los enigmas que rodean la domesticación de este cultivo.

Descarga el documento de Greenpeace El Origen y la diversidad del maíz en América (PDF - 6 MB) en el siguiente enlace.


Un mapa de México

Con 35 mil kilos de maíces nativos blancos y amarillos y 250 metros cuadrados de manta, cientos de personas de la sociedad civil y de organizaciones campesinas y ambientalistas elaboraron un mapa de México de 4,500 metros cuadrados para exigir al gobierno federal la protección de esta gran riqueza biológica y cultural frente a la contaminación transgénica.

El mapa fue formado en una cuarta parte de la plancha del Zócalo capitalino, y a su lado lanzaron los mensajes “Sin maíz no hay país” y “No a los transgénicos”.



Este mapa muestra claramente que todo México es tierra de maíz y lo elaboramos para enfatizar que haremos todo lo posible para proteger nuestro principal grano de la voracidad de las transnacionales agrobiotecnológicas y que le exigimos al licenciado Felipe Calderón que reconozca que TODO el territorio mexicano es centro de origen y diversidad del maíz y actué de inmediato para evitar que empresas como Monsanto sigan contaminando nuestro campo y poniendo en riesgo nuestra salud y soberanía alimentaria”, señalaron los miembros de las organizaciones agrupadas en Sin maíz no hay país.

En el marco de la reunión del Protocolo de Cartagena que se lleva a cabo en la Ciudad de México del 23 al 27 de febrero, las organizaciones convocaron a esta velada por el maíz, una ceremonia que recuerda las tradiciones de nuestros antepasados, quienes brindaron este extraordinario alimento al mundo.

México, TLC y maíz transgénicos

Monsanto produce el 91% de las semillas transgénicas. ¿Con qué fin? Ellos aducen que están aliviando el hambre en el mundo, pero la verdad es que volverse ricos alentando un modelo agro industrial no sostenible. Y todo esto combinado con pésimas políticas pro impreialistas han creado caos y zozobra en el agro azteca.

Pero eso no es todo, la desaparicion de aranceles al maiz y frijol a partir del primero de enero 2008 dibuja un panorama incierto para los campesinos mexicanos y los consumidores de tortilla en las ciudades.

Estos videos son reveladores:

Sin maíz no hay país (I)



Sin maíz no hay país (II)



Y encima, para agravar el problema, confirman la contaminación de maíz salvaje en México con transgénicos. Ya es oficial: los genes de maíz genéticamente modificado se han propagado en las variedades silvestres de algunas zonas rurales de México.



Encuentran transgenes en maíz mexicano

El argumento se suscitó hace mucho tiempo: que los genes de cultivos genéticamente modificados podían escaparse al ambiente y contaminar variedades de cultivos tradicionales.


Ahora es oficial. Un estudio llevado a cabo por investigadores mexicanos y estadounidenses encontró transgenes en muestras de maíz silvestre.

La investigación -publicada en Molecular Ecology (Ecología Molecular)- encontró transgenes en cerca de 1% de unas 2.000 muestras de maíz tradicional tomadas en el sureste de México.

Se espera que el nuevo estudio ponga fin a la controversia que se inició en 2001 cuando por primera vez se informó de la propagación de transgenes en variedades tradicionales de maíz en Oaxaca.

Pero el método de ese estudio -publicado entonces en la revista Nature- fue tenazmente criticado en Estados Unidos y la investigación fue eventualmente repudiada por la publicación científica.

Ahora la nueva investigación llevada a cabo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad de California, Davis, entre otros centros de investigación, confirma los resultados de 2001.

"Esta controversia y confusión en torno a los resultados ha implicado un retraso muy importante para la bioseguridad de México", le dijo a BBC Ciencia la doctora Elena Álvarez-Buylla, del Laboratorio de Genética Molecular, Desarrollo y Evolución de Plantas de la UNAM, quien dirigió el estudio.

"Efectivamente hemos corroborado lo que sugerían los datos desde el principio".

Además, agrega, el nuevo estudio presenta dos datos adicionales.

"Uno, demuestra que los ensayos comerciales que se usan de manera tradicional pueden tener falsos negativos, asegurando que no hay transgenes cuando sí los hay".

"Y dos, que el muestreo es muy importante porque los transgenes no están esparcidos de manera uniforme en el espacio, sino se acumulan en muy pocas poblaciones", explica la investigadora.

Esto es importante, dice, porque la única forma de asegurar que los transgenes se encuentran realmente presentes es necesario hacer un diseño de muestreo que tome en cuenta la forma de esparcimiento.

Incertidumbres

En los alimentos genéticamente modificados el ADN de la planta se altera de modo artificial para crear cultivos con propiedades específicas.

En México, donde el maíz es base de la alimentación, existen unas 60 variedades domesticadas y salvajes.

Y para protegerlas el gobierno estableció una moratoria en 1998 sobre la siembra y experimentación de maíz transgénico.

Pero la venta y uso de maíz modificado sí está autorizada en el marco de la Asociación de Libre Intercambio de Norteamérica con Estados Unidos y Canadá.

Y se cree que los transgenes pudieron haberse filtrado de manera ilegal.

Aunque este estudio no analiza los efectos de la contaminación transgénica, otras investigaciones sugieren que ésta podría tener consecuencias a largo plazo para la salud y el medio ambiente.

"El maíz es promiscuo -explica la doctora Álvarez- es decir, una mazorca se forma a partir de eventos de polinización de una multitud de donadores de polen".

"Y una vez que está la semilla formada, sus genes pueden viajar largas distancias tanto a través del polen como de la semilla".

La consecuencia es un "cruzamiento lejano", es decir, el desplazamiento de transgenes a cultivos convencionales o especies silvestres, y la mezcla de cultivos de semillas convencionales con cultivos genéticamente modificados.

Esto, dicen los expertos, podría tener un impacto importante sobre la inocuidad y la seguridad de los alimentos, principalmente en México, que es un centro de origen y diversidad genética del maíz.

Daño a la salud

Se piensa, por ejemplo, que la introducción de un nuevo gen a una planta puede crear un alergénico que cause una reacción en individuos susceptibles.


También hay temores sobre los riesgos desconocidos hasta ahora de la transferencia genética de alimentos transgénicos a células del organismo o bacterias gastrointestinales, que podrían afectar de forma adversa al ser humano.

Lo cierto, afirma la investigadora mexicana es que, como demuestra este estudio, los transgenes no se pueden contener.

"Y mucho menos pueden coexistir sin contaminar a otras especies una vez que se siembren a campo abierto en un lugar como México, donde, como lo demuestra este estudio, los transgenes pueden pasar a las razas de maíz criollo".

Estos son maíces mejorados y seleccionados desde hace siglos para que se den bien en ciertas condiciones ambientales y respondan a las necesidades de alimentación de la región.

Por eso, dice la investigadora, la siembra de transgénicos en un centro de origen como México puede tener muchas más consecuencias e incertidumbres que la siembra en otros lugares como Estados Unidos.

"Ésta es una tecnología que puede ser muy virtuosa para la humanidad -dice Elena Álvarez-Buylla- pero necesitamos tener una visión mucho más objetiva de este tema".

Y agrega que "la bioseguridad tiene que ser parte de las políticas del Estado y por eso es necesario que el gobierno de México asuma la responsabilidad de proteger al maíz como un bien común".

Fuentes:

BBC - Ciencia

Informador.com.mx

Lea también:

Etanol de maíz: peligro inminente

Finalmente, tú puedes hacer algo, firma la petición de NO al maíz transgénico en México:

Transgénicos... ni maíz

27 de noviembre de 2008

¡Se adueñan de las tierras! El acaparamiento agrario

Especial: El proceso de acaparamiento agrario por seguridad alimentaria y de negocios en 2008

Perú acaba de firmar un TLC con China en un documento secreto, la opinión pública no tiene acceso al documento, es decir el apra (partido político gobernante en el Perú) se mantinene fiel a su estilo fascista. La prensa peruana, fiel también a su defender los intereses de las clases dominantes, anuncia las grandes bondades del tratado que nos abriría las puertas al mercado más grande del mundo. No obstante es necesario leer el presente informe donde conoceremos parte del plan de expansión de China, país que, necesariamente, tiene que apoderarse de tierras ajenas. En otras palabras nosotros regalaremos nuestros productos agrícolas y tierras al gigante asiático y a cambio seremos inundados de ropa y juguetes de ínfima categoría.

Este especial es magnífico y Conocer Ciencia lo considera una de las mejores notas que se han publicado en la red. Y no sólo se considera el caso chino, el informe presenta un centenar de casos en los cuales las grandes corporaciones y los países desarrollados están desalojando de sus tierras a sus dueños. Ahí lo tienen, vía ALAI:



Las crisis alimentaria y financiera actuales, aunadas, desencadenaron un nuevo ciclo mundial apropiación de tierras. Los gobiernos con “inseguridad alimentaria”, que dependen de las importaciones para alimentar a sus pueblos, se están adueñando rápidamente de tierras agrícolas por todo el mundo en las cuales producir sus propios alimentos fuera del país. Las corporaciones de alimentos y los inversionistas privados, ávidos de ganancias en medio de la profundización de la crisis financiera, ven la inversión en tierras agrícolas extranjeras como una importante fuente nueva de ingresos. El resultado es que las tierras agrícolas fértiles se privatizan y concentran cada vez más. De no poner coto a este proceso, el acaparamiento mundial de tierras podría significar en numerosos lugares del mundo el fin de la agricultura en pequeña escala y del campo como medio de vida y sustento.

El Anexo a este documento es un cuadro con más de 100 casos de apropiación de tierras para la producción de alimentos en el exterior, como se describió en este informe. Está disponible: http://www.grain.org/m/?id=216

Land grab notebook (Cuaderno de apropiaciones de tierra): http://tinyurl.com/landgrab2008


Introducción

La apropiación de tierras es un proceso que ha venido ocurriendo por siglos. Basta con pensar en el “descubrimiento” de América por Colón y en la brutal expulsión de las comunidades indígenas que desencadenó, o en los colonialistas blancos que se adueñaron de los territorios ocupados por los maoríes en Nueva Zelanda y por los zulúes en Sudáfrica. Es un proceso violento muy vivo hoy en día, de China a Perú. No pasa ni un solo día sin que la prensa nos informe de las luchas por la tierra —y empresas mineras como Barrick Gold invaden las montañas de América del Sur, o corporaciones de alimentos como Dole o San Miguel estafan a los campesinos filipinos para quedarse con sus derechos sobre la tierra. En numerosos países los inversionistas privados están comprando grandes extensiones para disponer de ellas como parques naturales o áreas de conservación. Y a dondequiera que uno mire, la nueva industria de los agrocombustibles, promovida como respuesta al cambio climático, parece basarse en expulsar a la gente de su tierra.

No obstante, algo más peculiar está ocurriendo. Las dos grandes crisis globales que estallaron en los últimos 15 meses —la crisis alimentaria mundial y la crisis financiera, más vasta, de la cual la crisis alimentaria es parte — [1] están engendrando una nueva y preocupante tendencia a comprar tierras para la producción dislocada de alimentos. Son dos las agendas paralelas que impulsan a dos tipos diferentes de acaparadores de tierras. Pero aunque sus puntos de partida difieran, sus pasos terminan convergiendo.

El primer tipo de especuladores está vinculado a la seguridad alimentaria. Varios países que dependen de la importación de alimentos y están preocupados por lo competido de los mercados, aún cuando tienen dinero en efectivo para repartir, buscan dislocar su producción interna de alimentos, es decir producirlos fuera del su país adueñándose y controlando tierras agrícolas en otros países. Consideran esto como una innovadora estrategia de largo plazo para alimentar a sus pueblos a buenos precios y con mucha mayor seguridad que hasta ahora. Arabia Saudita, Japón, China, India, Corea, Libia y Egipto están en ese camino. Desde marzo de 2008, funcionarios de alto rango de muchos de esos países han estado activamente en la búsqueda diplomática de tierras fértiles en lugares como Uganda, Brasil, Camboya, Sudán y Pakistán. Dada la continuada crisis de Darfur, donde el Programa Mundial de Alimentos intenta alimentar a 5.6 millones de refugiados, podría parecer disparatado que haya gobiernos extranjeros que estén comprando tierras en Sudán para producir y exportar alimentos a sus propios ciudadanos. Lo mismo ocurre en Camboya, donde 100 mil familias (medio millón de personas), carecen actualmente de alimentos.[2] Y sin embargo eso es lo que está ocurriendo hoy. Convencidos de que las oportunidades agrícolas son limitadas y de que no es posible confiar en el mercado, los gobiernos con “inseguridad alimentaria” están comprando tierras en todos lados para producir sus propios alimentos. Por otro lado, los gobiernos que están siendo “cortejados” para hacer uso de sus tierras agrícolas, generalmente dan la bienvenida a esos ofrecimientos de nuevas inversiones extranjeras.

El segundo grupo de especuladores va por las ganancias financieras. Frente al desplome financiero actual, toda suerte de actores de las finanzas o la industria alimentaria —las casas de inversión que manejan las pensiones de los trabajadores, los fondos de capitales privados que buscan ganancias rápidas, los fondos de cobertura que huyen del mercado ahora derrumbado de los instrumentos derivados, los comerciantes de granos que buscan nuevas estrategias de crecimiento— están recurriendo a la tierra, para producir alimentos, para combustibles, y como nueva fuente de lucro. La tierra misma no es una inversión típica para gran parte de esas empresas transnacionales. De hecho, es tan fácil que la tierra se vea envuelta en conflictos políticos que muchos países ni siquiera permiten que pueda ser propiedad de extranjeros. Y la tierra no se valoriza de la noche a la mañana, como los cerdos cebados o el oro. Para tener rentabilidad los inversionistas necesitan aumentar las capacidades productivas de la tierra —y a veces incluso ensuciarse las manos dirigiendo en los hechos un establecimiento agropecuario. Pero las crisis alimentaria y financiera, juntas, han convertido las tierras agrícolas en un nuevo activo estratégico. En muchos lugares de todo el mundo los precios de los alimentos son altos y los precios de la tierra son bajos. Y la mayoría de las “soluciones” a la crisis alimentaria hablan de extraerle más alimentos a la tierra con que contamos. Así que queda claro que va a ser negocio el tener el control de las mejores tierras, cerca de suministros de agua disponibles, cuanto antes.

Lo que ambos grupos de especuladores tienen en común es que el sector privado tendrá el control. En la búsqueda de la seguridad alimentaria, los gobiernos son los que llevan la delantera a través de una agenda de políticas públicas. En la búsqueda de ganancias financieras, son estrictamente los inversionistas quienes hacen sus negocios como de costumbre. Pero no nos engañemos. Si bien son los funcionarios públicos quienes negocian los contratos de apropiación de tierras destinadas a proporcionar “seguridad alimentaria”, explícitamente se espera que el sector privado se adueñe de la tierra y entregue productos. Así que ambos carriles del acaparamiento señalan en una misma dirección: las empresas privadas extranjeras obtienen nuevas formas de control sobre tierras agrícolas para producir alimentos, no para las comunidades locales sino para otros. ¿Alguien dijo que el colonialismo era una cosa del pasado?

A la búsqueda de la seguridad alimentaria

La apropiación de tierras con miras a la seguridad alimentaria es de lo que la gente ha oído hablar: los periódicos informan que Arabia Saudita y China están comprando tierras por todo el mundo, desde Somalia a Kazajstán. Pero hay muchos más países involucrados. Una mirada más de cerca revela una lista impresionante de países que andan en eso: China, India, Japón, Malasia y Corea del Sur en Asia; Egipto y Libia en África; y Bahréin, Jordán, Kuwait, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos en Medio Oriente. En el anexo se brinda un panorama detallado de quiénes buscan tierra, dónde, con qué fines y por cuánto dinero.

La situación de esos países varía mucho, por supuesto. China es ostensiblemente autosuficiente en alimentos. Pero tiene una población gigantesca, sus tierras agrícolas están desapareciendo ante el avance industrial, sus suministros de agua están sometidos a graves presiones y el Partido Comunista tiene un futuro a largo plazo en que pensar. Con el 40% de los agricultores del mundo pero solamente un 9% de las tierras agrícolas mundiales, no debería causar sorpresa a nadie que la seguridad alimentaria sea uno de los puntos principales de la agenda del gobierno chino. Y con más de 1.8 billones de dólares de reservas en divisas, China cuenta con bastante dinero para invertir en su propia seguridad alimentaria en el extranjero. Como numerosos líderes y activistas campesinos del sudeste asiático saben, Pekín ha estado gradualmente dislocando parte de su producción de alimentos desde bastante antes de que estallara la crisis alimentaria mundial en 2007. A través de la nueva diplomacia geopolítica de China y de la agresiva estrategia gubernamental de inversión en el exterior, en los últimos años se concretaron unos 30 tratados de cooperación agrícola para dar a las empresas chinas acceso a tierras agrícolas de “países amigos” a cambio de tecnologías, capacitación y fondos para infraestructura chinos. Esto ocurre no solamente en Asia sino también en toda África, a través de una serie de proyectos muy diversos y complejos[3]. Desde Kazajstán a Queensland, y de Mozambique a Filipinas, está en marcha un proceso sistemático y conocido en que las compañías chinas arriendan o compran tierra, montan grandes establecimientos agrícolas a los que envían sus agricultores, científicos y extensionistas para trabajar en la producción de cultivos. La mayor parte de la agricultura china en el extranjero (dislocada) está dedicada al cultivo de arroz, frijoles o porotos de soja (soya) y maíz, junto con cultivos para agrocombustibles como la caña de azúcar, la mandioca o el sorgo.[4] El arroz producido en el exterior invariablemente significa arroz híbrido, cultivado a partir de semillas importadas de China, y los agricultores y científicos chinos están enseñando con entusiasmo a los africanos y a otros a cultivar arroz “a la manera china”. Sin embargo, los trabajadores rurales locales contratados para trabajar en los establecimientos agrícolas chinos, en África por ejemplo, a menudo no saben si el arroz es para alimentar a su pueblo o a los chinos. Dada la naturaleza furtiva de una serie de negocios con la tierra, la mayoría de la gente asume que el arroz es para alimentar a los chinos y hay mucho resentimiento en torno a eso.[5]


En esencia, la estrategia china de apropiación de tierras es conservadora: el gobierno está protegiendo con mecanismos financieros sus apuestas de inversión y maximizando sus opciones para suministrar alimentos a su país, a largo plazo. De hecho, la presión de la propia pérdida de tierras agrícolas y suministros de agua en China es tan grande que “China no tiene otra opción” que irse al extranjero, dice un experto de la Academia de Ciencias Agrícolas china.[6] En realidad, el alimento comienza a ocupar un puesto bastante alto, junto con la energía y los minerales, en la estrategia general de inversión externa de China. En la primera mitad de 2008, el Ministerio de Agricultura llegó a trazar una política gubernamental central en materia de producción de alimentos en el extranjero. El proyecto preliminar no es público aún,[7] pero seguramente daría un indicio de cuán lejos, o por cuánto tiempo, el gobierno espera financiar esos tratos de negocios. Mientras tanto hay muchos indicios de que se espera que el sector privado juegue un papel cada vez mayor. Después de discusiones llevadas a cabo en julio, la política quedó suspendida para más tarde, por lo menos por ahora. “Es demasiado pronto” explicó un funcionario del ministerio. “Debemos esperar y ver cómo maduran esas inversiones”.[8]

Los Estados del Golfo Pérsico —Bahréin, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos— enfrentan una realidad totalmente diferente. Como naciones creadas en el desierto, tienen escasez de suelo y de agua con la cual cultivar alimentos o criar ganado. Pero poseen enormes cantidades de petróleo y dinero, lo que los coloca en una excelente posición para buscar en otros países cómo obtener sus alimentos. La crisis alimentaria actual afectó excepcionalmente fuerte a los Estados del Golfo. En la medida que dependen los alimentos que obtienen del extranjero (especialmente de Europa) y dado que sus divisas tienen paridad con el dólar estadounidense (excepto Kuwait, pero apenas desde el año pasado), el aumento simultáneo de los precios de los alimentos en el mercado mundial y la caída del dólar estadounidense implicó que importaran una gran “inflación extra”. El gasto en importación de alimentos se infló en los últimos cinco años de 8 mil millones de dólares a 20 mil millones. Y como sus poblaciones están constituidas en gran medida por trabajadores inmigrantes escasamente remunerados que construyen las ciudades y atienden los hospitales, es absolutamente necesario para las dinastías políticas del Golfo les proporcionen alimentos a precios razonables[9]. Después de todo, están sentados sobre una diferencia de clases que es una bomba de tiempo, y a la vez esperan mantenerse prósperos de aquí a 20 años arrendando bienes inmobiliarios de máximo nivel.

Cuando la crisis alimentaria estalló y se cortaron los suministros de arroz provenientes de Asia, los dirigentes del Golfo hicieron veloces cálculos y llegaron a conclusiones difíciles. Los sauditas decidieron que, dada la escasez inminente de agua, tendría sentido dejar de producir trigo, su principal producto alimentario, para el año 2016 y en cambio cultivarlo en otros lugares y traerlo, siempre y cuando todo el proceso estuviera firmemente bajo su propio control. En los Emiratos Árabes Unidos, donde 80% de su población son trabajadores inmigrantes en su gran mayoría consumidores de arroz de Asia, hubo pánico. Bajo la égida del Consejo de Cooperación del Golfo (ccg), se unieron con Bahréin y los otros países del Golfo para formular una estrategia colectiva de producción de alimentos en el exterior. Su idea es asegurar arreglos comerciales, especialmente en países islámicos hermanos, por los cuales ellos proporcionarán capital y contratos petroleros a cambio de la garantía de que sus corporaciones tendrán acceso a tierras agrícolas y podrán exportar el producto de regreso a su país. Los estados preferidos por esta estrategia son, de lejos, Sudán y Pakistán, seguidos de varios países del sudeste asiático (Birmania, Camboya, Indonesia, Laos, Filipinas, Tailandia y Vietnam), Turquía, Kazajstán, Uganda, Ucrania, Georgia, Brasil ... y la lista continúa.


No habría que subestimar la gravedad de la decisión de los Estados del Golfo. Entre marzo y agosto de 2008 algunos países del ccg, en carácter individual o con consorcios industriales, arrendaron por contrato millones de hectáreas de tierras agrícolas y se espera que las cosechas empiecen en 2009. Dirigentes del ccg planean celebrar importantes reuniones en octubre de 2008 y enero de 2009, donde culminarán el diseño de las políticas oficiales al respecto. Si bien los componentes visibles de la estrategia del Golfo no son materia de controversia en sí mismos (ver Cuadro 1), organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (conocida mundialmente como fao, por sus siglas en inglés) han considerado necesario involucrarse directamente en el manejo de las relaciones públicas en torno al tema. “No tengo problema alguno con que los árabes hagan la inversión”, exclamó Jacques Diouf, director de la fao, pero la tierra, dice, es un tema político que resulta una “papa caliente”. Así, mantiene a varios funcionarios de la fao instalados en el Golfo para evitar “escándalos no intencionales” que resulten de las maniobras de los Estados del Golfo.[10]

Cuadro 1: Características de la estrategia de los Estados del Golfo para adueñarse de tierras

* Los gobiernos preparan el terreno (organizan los acuerdos, elaboran arreglos específicos de políticas bilaterales, por ejemplo logran la exención específica de las restricciones para la exportación de alimentos o abren embajadas donde se realizarán los contratos) pero esperan, cuando no ordenan, que las empresas privadas asuman los proyectos en el largo plazo.

* Respaldan las tradiciones islámicas de ayudar a los pobres y compartir con los que tienen menos, lo que se traduce en un compromiso de dar parte de los alimentos a las comunidades del país donde se producen o al mercado interno, los bancos basados en la Sharia (ley musulmana) están dispuestos a administrar los fondos localmente, o se suavizan los proyectos con transferencia de tecnología, puestos de trabajo y capacitación, etcétera.

* Impulsan un enfoque de verdadero largo plazo.

* Enfatizan un fuerte apego retórico a los resultados en los que todos salgan ganando.

* Proponen un canje subyacente de alimentos por energía en la medida que numerosos proyectos implican, a cambio, contratos de suministro de petróleo y gas.


Si bien China y los estados del Golfo son los mayores actores, otros países también se están moviendo agresivamente para encontrar tierras agrícolas en el extranjero, con un nuevo ímpetu a partir de este año. Japón y Corea del Sur, por ejemplo, son dos países ricos cuyos gobiernos han optado por depender de las importaciones en lugar de buscar la autosuficiencia para alimentar a su pueblo. Ambos reciben alrededor de 60% de sus alimentos del extranjero. (En el caso de Corea, es más de 90% si se excluye el arroz). A principios de 2008, el gobierno coreano anunció que estaba formulando un plan nacional para facilitar las adquisiciones de tierra en el extranjero para la producción coreana de alimentos, designando al sector privado como el actor principal. En efecto, las empresas coreanas del rubro de la alimentación ya están comprando tierras en Mongolia y Rusia oriental para producir alimentos que serán exportados a su país. El gobierno, mientras tanto, explora por sí mismo varias opciones en Sudán, Argentina y Asia sudoriental. Japón, por otro lado, parece basarse enteramente en el sector privado para organizar importaciones de alimentos (ver abajo) mientras que el gobierno hace malabarismos con el marco político a través de acuerdos de libre comercio, tratados bilaterales de inversión y pactos de cooperación para el desarrollo. No tiene un papel pasivo. Los sucesivos gobiernos japoneses han resistido todo tipo de presiones para reestructurar la agricultura japonesa, donde reinan las fincas agrícolas familiares y las corporaciones no están autorizadas a ser dueñas de la tierra. Ahora que las empresas japonesas están comprando tierras en lugares como China y Brasil, la presión puede hacerse sentir aún más.

Lea el artículo completo en:

ALAI

19 de julio de 2008

Monsanto en el Perú (3) - Apra saca Ley a favor de Monsanto

Perú: Ley a favor de Monsanto

Encuentro en Indymedia Perú la siguiente información, información corroborada por diversa fuentes:




Según el informe del Grupo ETC, Oligopoly Inc 2005 (http://www.etcgroup.org), que monitorea las actividades de las corporaciones globales, fundamentalmente en agricultura, alimentación y farmacéutica, desde el informe anterior, publicado en 2003, las 10 mayores industrias de semillas saltaron de controlar un tercio del comercio global, a la mitad de todo el sector. Con la compra de la empresa mexicanaSeminis , Monsanto pasó a ser la mayor empresa global de venta de semillas (no sólo transgénicas, de las que controla 90 por ciento, sino de todas las semillas vendidas comercialmente en el globo), seguida por Dupont, Syngenta, Groupe Limagrain, KWS Ag, Land O'Lakes, Sakata, Bayer Crop Sciences, Taikii, DLF Trifolium y Delta and Pine Land. Datos de ETC de España.




Ojo:

SEMINIS = MONSANTO


Seminis es la empresa que, debido a ajustes económicos, debido a los problemas financieros que atravesaba, decidió extinguir 200 especies de plantas. Sí. Así como lo lee, decidió eliminar 2 000 variedades.

Ingresé a la página web de Momsanto - Seminis, esta empresa se autodenomina: La mayor empresa de desarrollo, producción y comercialización de frutas y hortalizas en el mundo, nada más y nada menos. Además Seminis ofrece 3 500 variedades de semillas. Y ya tiene operaciones en el Perú. Seminis opera en el valle de Ica: Panamericana Sur, kilómetro 281. Datos proporcionados por la web de Monsanto. No existen datos sobre negocios de Seminis en los valles de Barranca, aunque el rumor está fuerte en esta zona, y a nivel nacional también.

No he podido conseguir el catálogo de semillas que comercializa SEMInis en el Perú, pero deben de ser las misma que comercializa en otros países. Ver este PDF en español.

Estas notas son una introducción para contextualizar adecuadamente el siguiente artículo:


APRA saca Ley a favor de Monsanto

Entre la catarata de decretos legislativos —originados en las facultades otorgadas con Ley 29157— promulgados este mes por el poder ejecutivo para adecuar las normas nacionales al TLC con Estados Unidos, se encuentra el DL 1060, publicado ayer (28 de junio de 2008), el cual sin duda evitará una verdadera fiscalización de los transgénicos.

El DL 1060, “Decreto Legislativo que Regula el Sistema Nacional de Innovación Agraria”, tiene por objeto promover la investigación, innovación y desarrollo tecnológico para impulsar la “modernización y competitividad del sector agrario”. Entre otros, en sus manos estará la política sobre transgénicos, de ellos dependería dar o no luz verde a la introducción de transgénicos en el agro.

Para el gobierno, modernización y competitividad incluyen el empleo de la biotecnología, disciplina relacionada directamente con los transgénicos. Si fuese cierto que el empleo y consumo de transgénicos es tan bueno, ¿por qué hay rechazo generalizado en Europa, donde tienen avanzados laboratorios que pueden determinan la peligrosidad de estos productos?

La norma incluye como parte de este sistema a los ministerios de Agricultura, Educación, Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), Servicio Nacional de Sanidad Agraria (SENASA), gobiernos regionales, locales y universidades públicas y privadas que desarrollen investigación, capacitación y transferencia de tecnología, organizaciones de productores agrarios, empresas privadas del rubro agropecuario, agroindustrial, de producción de semillas, desarrollo de genética animal y biotecnología, empresas de procesamiento y comercialización de insumos agropecuarios, organizaciones de productores agrarios, personas jurídicas relacionadas con la capacitación e investigación agraria e Indecopi.

Los marginados

La biotecnología no puede circunscribirse exclusivamente al agro y la ganadería, eso sólo cabe en una mente comercial inhumana y vendida a los intereses de las transnacionales de transgénicos, porque en realidad el empleo de estos elementos genéticamente alterados en la agricultura, la ganadería y farmacéutica implican que EL SER HUMANO será el consumidor de los productos finales, directa o indirectamente. Directamente, el público consumirá frutas, verduras, cereales, carnes, et., pero indirectamente adquirirá productos procesados, como pan, galletas, golosinas, fármacos, leche, comidas preparadas, bebidas, etc., es decir, todo aquello que la persona necesita ingerir para
alimentarse.

Sospechosamente, se ha excluido de la creación de este sistema al ministerio del Ambiente, de Salud y a organizaciones de defensa de los derechos del consumidor, como Aspec.

Fuente:

ConnuestroPerú.com


Pero eso no es todo. Este decreto, donde el Ejecutivo podrá decidir por encima del Ministerio de Medio Ambiente, es una norma que, además de favorecer a Monsanto, es también un engranaje del paquete de leyes que el gobierno peruano emitió de manera extraordinaria para acelerar la implementación del TLC.




Gracias a la Confederación Nacional Agraria del Perú podemos conocer todo el paquete completo con el que el gobierno aprista pretende destruir el agro nacional:

o D.L. 1020, Promueve el endeudamiento de los agricultores
otorgándoles créditos, que garantizarán con sus tierras

o D.L. 1060, Promueve la innovación agraria con tecnologías
dependientes: semillas transgénicas, semillas híbridas,
agroquímicos, etc.

o D.L. 1064, El Estado decide sobre las tierras comunales
promoviendo el uso de las mismas al servicio de terceros
(mineras)

o D.L. 1073, Es un arreglo del D.L. 1015 sobre la decisión de
tierras comunales que vulnera el derecho de propiedad y la
autonomía de nuestras comunidades campesinas y nativas

o D.L. 1074, Promueve el uso de agrotóxicos (plaguicidas,
pesticidas y fertilizantes sintéticos)

o D.L. 1077, Promueve la compensación para la competitividad
para la producción de algodón, maíz y trigo, este decreto
complementa el D.L. 1020

o D.L. 1080, Promueve las semilllas transgénicas

o D.L. 1089, Promueve la titulación individual de tierras
vulnerando la integridad de las comunidades campesinas y
nativas

o 1081 derogan DL. 653 es sobre agua.

Acceda al documento completo, en formato PDF:

LA SOBERANÍA ALIMENTARIA EN PELIGRO


Por lo tanto, a nosotros, en Conocer Ciencia, no nos sorprende que se excluya a la sociedad civil en el debate de los transgénicos. Así informó el diario La República (Perú):


Excluyeron a la sociedad civil para opinar sobre transgénicos

Entidades exigen conocer precauciones que se tomarán para evitar posibles daños a la salud y el ambiente.

José Carlos Reyes.

Image
Laboratorio. La modificación genética debe ser probada científicamente. (Foto: EFE)

El futuro ingreso de las semillas transgénicas al Perú sigue generando polémica. Diversas organizaciones científicas y de la Sociedad Civil criticaron que nunca fueran consultadas ni informadas sobre el reglamento de Bioseguridad que normará el ingreso de estas semillas genéticamente manipuladas.

Así lo indicaron representantes de la Red de Acción en Agricultura Alternativa (RAAA) y la Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios (Aspec). "Nosotros exigimos transparencia al gobierno al conocer cuáles serán las precauciones que se tomarán para evitar que los consumidores o el ambiente sean afectados", criticó Luis Gomero, miembro de la RAAA.

Pero también la presidenta de la Sociedad Peruana de Genética, Antonietta Gutiérrez, en su momento mostró su malestar pues esta entidad tampoco fue consultada.

Al respecto el jefe del Instituto Nacional de Investigación Agraria (INIA), Juan Rissi, admitió que estas entidades fueron excluidas de la elaboración del reglamento, pero recalcó que sí fueron consultadas otras instituciones científicas.

"El reglamento saldrá en los próximos días y no podrá ser vetado por el Ministerio de Ambiente", apuntó Rissi, aunque evitó adelantar detalles sobre las sanciones que se establecerán para las empresas en caso incumplan las normas de bioseguridad.

replantearán posición

Por otro lado, el Ministerio del Ambiente criticó la posición asumida por el gobierno peruano de negarse a establecer sanciones de carácter internacional para las empresas productoras de semillas transgénicas, en el caso de que su uso genere efectos negativos en la salud humana y el ambiente. "Aún se desconocen los reales efectos del uso de transgénicos; por ello, la norma debe ser vinculante", refirió María Luisa del Río, jefa de la Unidad de Biodiversidad y Bioseguridad del Ministerio del Ambiente, quien indicó que su cartera buscará replantear la posición peruana.

Sin embargo Rissi indicó que el INIA mantendrá su oposición respecto de las sanciones internacionales.

Fuente:

La República - Perú


Y también el diario El Comercio de Perú sacó a luz esta noticia, este diario denuncia que norma sobre transgénicos se dará sin coordinar con el flamante Ministerio de Medio Ambiente. Lea:


Se alista norma sobre el uso de transgénicos sin coordinación con ministerio del Ambiente

El Conam, que depende de la cartera de Ambiente, es el encargado de la coordinación sobre seguridad de la biotecnología.

Antes de que termine el mes de julio, el Ministerio de Agricultura (Minag) estaría por promulgar el reglamento sectorial de bioseguridad el cual norma el uso de los organismos genéticamente modificados en el campo. Con esta disposición se daría el marco administrativo para la comercialización y cultivo de semillas transgénicas.

Cabe resaltar que el contenido del documento ha sido elaborado por el Minag sin realizar ninguna coordinación con el nuevo Ministerio del Ambiente. Según argumentó el jefe del Instituto Nacional de Investigación Agraria (INIA), Juan Risi, la actual normativa entrega la responsabilidad en la preparación de ese documento a su institución y otras dependencias del sector Agricultura.

Sin embargo, lo concreto es que el Conam, que depende de la cartera de Ambiente, es el encargado de la coordinación intersectorial del cumplimiento del Protocolo de Cartagena, concerniente a la seguridad de la biotecnología.

Risi insistió en que la actual responsabilidad en la normativa de bioseguridad recae en su despacho, así como en el Viceministerio de Pesquería y en la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa), según sea el caso.

Fuente:

El Comercio - Perú


Jaime Delgado, presidente de ASPEC (Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios), también lanzó su voz de protesta. Señala que se pone en huego la gran diversidad que posee nuestro país. La noticia llega vía El Comercio de Perú:


ASPEC: "No se debe permitir el ingreso de los transgénicos al país"


En declaraciones a elcomercio.com.pe, el presidente de la Aspec, Jaime Delgado, señaló que el Perú no se puede poner en riesgo la megadiversidad.

El presidente de la Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios (Aspec), Jaime Delgado, advirtió hoy que las semillas transgénicas podría producir una contaminación genética si es que se utiliza en nuestra agricultura, por lo que instó al Gobierno a no permitir su ingreso.

En las últimas semanas, se ha producido un debate sobre si es pertinente iniciar la importación y el cultivo de transgénicos. El Ministerio de Agricultura publicará a fin de mes el reglamento de bioseguridad, el cual permitirá su producción, pese a la oposición del titular del Ambiente, Antonio Brack.

En diálogo con elcomercio.com.pe, Delgado Zegarra señaló que "en Brasil, donde desde hace 10 años se ha introducido los cultivos transgénicos, se ha generado un serio problema para aquellos campesinos que optan por la agricultura orgánica, porque se ha dado casos de contaminación genética".

En ese sentido, aseveró que el Perú no puede poner en riesgo su megadiversidad y su condición de ser el centro de origen de una cantidad enorme de especies. Además, denunció que esto solo va a beneficiar a un grupo de empresas que desarrollan plantas transgénicas y luego cobran regalías por el uso de semillas.

Frente a este panorama, Delgado refirió que la mejor alternativa son los cultivos orgánicos, libres de pesticidas y de productos químicos, ya que existe una demanda mundial creciente. Incluso, precisó que las ventas de productos orgánicos alcanzaron en lo que va del año los 160 millones de dólares, razón por la cual, dijo, la Asociación de Exportadores (ADEX) se ha mostrado a favor de seguir practicando este tipo de agricultura.

Respecto a la venta de productos elaborados con ingredientes transgénicos, Delgado consideró que se debería obligar a los fabricantes a colocar en la etiqueta la naturaleza transgénica de lo que venden.

Ante todo esto, este blog (Conocer Ciencia) toma una bandera de lucha: la lucha contra los alimentos transgénicos, bandera que asumiremos denunciando, de manera valiente y objetiva, los crímenes que las multinacionales pretenden perpetrar contra la naturaleza y la vida:


¡Transgénicos No!

¡Vida Sí!


Un amigo:

Leonardo Sánchez Coello

conocerciencia@yahoo.es

Monsanto en el Perú (2) - ¿Monsanto se alista a invadir al Perú?

¿Se alista Monsanto a invadir el Perú?

Tras la firma del TLC con EEUU debemos estar alertas contra la biopiratería.
Conozca, es este artículo, qué son los transgénicos y que implicancias tendrían en la alimentación y la salud de millones de peruanos.




¿Qué son los transgénicos?

Los transgénicos son vegetales y animales producidos mediante la manipulación genética. Los biólogos manipuladores de los genes producen estos nuevos seres vivos con ánimo de lucro y apuntan a diversos fines: producir especies vegetales más resistentes a las plagas, con mejor apariencia, con frutos más grandes, con diferentes sabores, etc. También manipulan a los genes animales: puede ser para producir vacas que rindan leche con determinadas características.

Pero no sólo modifican una especie, a veces estos biólogos mezclan genes de vegetales de especies diferentes e inclusive han llegado a cruzar vegetales con animales, por ejemplo para producir tomates con genes de pez. Peor: han introducido genes humanos en vegetales, como el arroz manipulado que Pilar Mazzetti permitió emplear en lactantes en el norte en el 2006.

La transnacional al acecho

Monsanto, la más importante empresa de investigación y producción de productos transgénicos, envió a sus representantes al Perú, quienes se reunieron esta semana con el Presidente de la República en Palacio de Gobierno.

El Perú es uno de los países con mayor biodiversidad en el mundo, tenemos un patrimonio biológico que, debido a la amplitud del territorio, a los recursos limitados del estado, además de las políticas nacionales inapropiadas, está expuesto a la extinción o a la biopiratería.

El TLC con EE.UU.

El TLC firmado con EE.UU. avala el patentamiento de plantas, lo que pone en riesgo la protección de los conocimientos tradicionales y el uso de los recursos de la biodiversidad, con la posibilidad de que se den actos de biopiratería.

Con el marco legal que impone este TLC, nuestra biodiversidad se encuentra expuesta a ser manipulada para enriquecer a pocas compañías. ¿Se imagina usted que Monsanto modifique las variedades de papa, maíz, paltas y después quiera cobrarnos por estas producciones? ¿Por qué no son ellos los que deban pagar por experimentar con nuestros recursos? Las diferencias entre los grandes capitales y los modestos productores podrían llevar al hambre a muchas poblaciones.

Peligro para la biodiversidad

Aunque algunos ecologistas, como Brack Egg, digan que los vegetales transgénicos no son ningún peligro para la biodiversidad, existen estudios en Europa que demuestran que si un agricultor siembra transgénicos, expone a los campos vecinos —y hasta lejanos— a que la polinización transgénica, por acción del viento o de insectos polinizadores, contamine su cosecha, y así los productores de vegetales naturales no sabrán hasta qué punto sus frutos son realmente naturales o transgénicos.



Peligro para los humanos

Se ha comprobado que, al alimentarnos, nuestro organismo reconoce los genes naturales de plantas y animales y desconoce los genes de alimentos transgénicos, y su ingesta altera severamente el sistema inmunológico. Es una maravilla que nuestro ser sea capaz de diferenciar genes naturales de los transgénicos, pero una lástima que se quiera insistir en producir esos productos manipulados genéticamente.

Existe un ejemplo de 12 muertes producidas por el uso de material transgénico para un tratamiento realizado en laboratorios japoneses que intentaban producir insulina a partir de hojas de tabaco.

Si ahora se dice que hay de esos productos en los cuales todavía no se puede comprobar efectos adversos, ¿deberíamos esperar a que éstos se produzcan a muy largo plazo para lamentarlo después? Podría suceder como el caso de la vacuna contra la poliomielitis: se ha constatado recientemente, después de cinco décadas, que muchas personas vacunadas en la década del 50 están desarrollando diversos tipos de cáncer, especialmente linfomas, ocasionados por la presencia del SV-40, poliovirus no identificado en esa época, que estaba presente en las vacunas, debido a que los procedimientos no estaban optimizados; sin embargo en su momento la vacuna fue aprobada por las organizaciones de salud.

Cabe además preguntarse: si se acepta que las condiciones climáticas están cambiando aceleradamente, ¿se ha pensado en el problema que generará la proliferación de estos transgénicos, creados para determinadas condiciones? Las plantas y animales naturales que existen hasta hoy nos demuestran su capacidad para resistir diversos cambios ambientales durante milenios, pero ¿tendrán los transgénicos tal capacidad? Si no es así, de avanzar su producción, podrían llevarnos a una hambruna súbita, debido a cambios ambientales extremos que están siendo anunciados por los científicos, y que no podrían resistir. Paradójicamente EE. UU., el principal contaminador ambiental en el mundo, no quiso firmar el acuerdo de Kyoto para luchar contra la contaminación, y es el propulsor de la producción transgénica.

Consideraciones éticas y morales

No obstante que Alan García se golpea el pecho y hasta presume de predicador del evangelio, al abrir la puerta al gigante de los transgénicos plantea serios cuestionamientos morales y éticos.

El Papa Benedicto XVI, hablando acertadamente sobre la manipulación genética, ha comentado: “Hoy parecemos ser testigos de una especie de antigénesis, un contraplan, una soberbia diabólica que se propone eliminar la familia. Hay intención de reinventar la humanidad, de modificar la misma gramática de la vida, como fue planificada y deseada por Dios”, a lo que calificó como hechos “satánicos, narcisitas y fétidos”.

Fuente:

ConnuestroPerú.com

8 de noviembre de 2007

Especial - TLC y Ciencia:
Ciencia, Tecnología y TLC.


Cathy García*



Contenido.

I. Introducción

II. Tratado de libre comercio

III. La investigación científica del Perú

IV. Conclusión


I. Introducción.
La ciencia y la ingeniería en el Perú tiene una tradición histórica comparable solo a las grandes metrópolis del desarrollo de la humanidad: Grecia, Italia y Egipto. En el periodo pre-inca e inca se desarrollaron grandes obras de ingeniera y arquitectura, que están allí erguidos, para ser admirados por el mundo entero. Las ciudadelas de Machupicchi, Sacsayhuaman, Choquequirao y muchos otros mas, los andenes en la agricultura andina, las ciudades con elaborados sistemas de agua y desagüe, las comunidades agrícolas con bastante agua para cultivar sus plantas, previniendo los efectos de las lluvias, ríos y cambios climáticos. Los lugares más remotos abastecidos con agua limpia transportado con métodos de ingeniería sofisticados para conservarlos en reservorios y acueductos. El Cusco abastecía a su población y sus dominios con suficiente cantidad de agua como lo hace cualquier ciudad del mundo industrializado del Siglo XXI.


Lo único que se puede rescatar del Perú republicano en tecnología es la construcción de ferrocarril trasandino, lo otro es la historia real del Perú actual: los millones de campesinos pobres que sobreviven en la miseria (sin servicios de agua potable, electricidad y servicios de salud), y los millones de desempleados y trabajadores informales en las ciudades grandes formando los cinturones de la pobreza. Todo esto en medio de un gobierno que celebra un crecimiento económico.

II. Tratado de Libre Comercio (TLC).
Los ilusos que aceptan el TLC creen que EEUU, por altruismo y razones humanitarias (no por el tratado en si porque no hay nada sobre transferencia tecnológica), podría transferir su tecnología al Perú. Nos dicen que todo vendrá en un paquete para aprovecharlo con el menor esfuerzo y darnos la oportunidad al desarrollo y la investigación científica. En el diccionario neoliberal a esa ilusión se le denomina chorreo tecnológico. Nos dicen que el TLC (impuesto por EEUU), reconoce y promueve la generación del conocimiento y que entraríamos a un “mundo globalizado” donde el conocimiento no tiene limites. La realidad los despertara en pesadillas. Bastaría preguntar: ¿Por qué EEUU impone barreras al conocimiento humano apropiándose de la tecnología a través de patentes, restricciones y sanciones? ¿Por qué no permite la producción de medicinas genéricas para reducir las altas tasas de mortalidad infantil en el Perú y otros países pobres? Por una simple razón, en el capitalismo el conocimiento no esta por encima de las clases sociales. Así como hay monopolio económico existe monopolio intelectual, así como hay imperialismo económico hay imperialismo cultural.


Lea el artículo completo en:

APIA Virtual
Especial - TLC y Ciencia:
¿Un TLC sin ciencia ni tecnología?


Modesto Montoya.



En mis tiempos escolares me llamaba la atención cómo los maestros ponían énfasis en las clases sobre tratados de límites territoriales y las guerras que habían sido necesarias para llegar a ellos.

Pero comprendí mejor el tema al ver cómo los agricultores se enfrentaban entre sí por los linderos de sus chacras, las que les permitían sobrevivir. A muchos no les quedó ni una parcela. Otros apostaron por el estudio y hoy tienen mejores niveles de vida que los que ganaron todos sus juicios sobre propiedad de suelos. ¿Qué pasó? La tierra dejó de tener tanto valor y el conocimiento empezó a mostrar el suyo. La historia de los países ha tenido la misma evolución: varios son ricos porque apostaron a la investigación, y otros son pobres porque escogieron el camino de las materias primas.


Ahora los tratados de moda entre los países son los TLCs, con énfasis en la propiedad intelectual y las patentes. La buena noticia es que los conocimientos no tienen límites. Uno de los primeros países que lo comprendieron fue Estados Unidos. Comprendiendo que el conocimiento es una fuente inagotable de riqueza, EEUU practica una estrategia de atracción de científicos e ingenieros. Parte de esta estrategia la constituyen las becas de posgrado. Los países que no han comprendido el sentido de la historia han dejado o están dejando partir a sus mejores cerebros.

El TLC reconoce y promueve la generación de conocimiento. Es un tratado que favorece a los países que cuentan con laboratorios, científicos, ingenieros y técnicos capaces de generar patentes o materia de propiedad intelectual. Con el TLC, los países que no apostaron al conocimiento empiezan con desventaja.

Sin embargo, como el potencial está en todos los pueblos y el conocimiento no tiene fronteras, el TLC también constituye una oportunidad. Para aprovecharla, hay que empezar por retener o atraer los cerebros, y fortalecer las instituciones creadas para generar conocimiento científico y tecnológico.

En el Perú se han creado instituciones especializadas en la generación de conocimiento científico y tecnológico para atender las necesidades de la comunidad. Entre esas instituciones están la Comisión Nacional de Investigación y Desarrollo Aeroespacial, el Consejo Nacional de Camélidos Sudamericanos, el Instituto Antártico Peruano, el Instituto Geográfico Nacional, el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana, el Instituto del Mar del Perú, el Instituto Geofísico del Perú, el Instituto Geológico Minero y Metalúrgico, el Instituto Nacional de Becas y Crédito Educativo, el Instituto Nacional de Estadística e Informática, el Instituto Nacional de Investigación y Extensión Agraria, el Instituto Nacional de Investigación y Capacitación de Telecomunicaciones, el Instituto Nacional de Recursos Naturales, el Instituto Nacional de Salud del Perú, el Instituto Peruano de Energía Nuclear, el Instituto Tecnológico Pesquero del Perú, el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología y el Servicio Nacional de Sanidad Agraria, que conforman el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, encabezado por el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica.

Sin embargo, las prohibiciones de nombramiento de personal, establecidas por las sucesivas leyes de presupuesto, no permiten ni siquiera reemplazar a los cesantes, a pesar de que los científicos e ingenieros dedicados a la investigación y desarrollo constituyen hoy menos de la mitad del personal. Para evitar la extinción de las instituciones de ciencia y tecnología por disminución crítica del número de investigadores, debe crearse el Grupo Ocupacional Científico y Tecnológico (GOCYT) en los institutos del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología (SINACYT), y dotarlo de las mismas posibilidades de nombramiento con las que cuentan los militares, los policías, los diplomáticos, los jueces, los médicos y los docentes.

¿Es tan difícil comprender lo que nos conviene?

Fuente:

La República
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