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19 de abril de 2010

El hombre que descubrió los quarks y dio sentido al Universo

Lunes, 19 de abril de 2010

El hombre que descubrió los quarks y dio sentido al Universo

Murray Gell-Mann tuvo un impactante éxito con las partículas, notorias fricciones con Feynman, y una oportunidad perdida con Einstein.



No es casualidad que el quark – el elemento constituyente de protones y neutrones, y por ende, de ti y de mí y de todo lo que nos rodea – tenga un nombre tan extraño y encantador. El físico que lo descubrió, Murray Gell-Mann, ama las palabras tanto como la física. Es conocido por corregir la pronunciación de un extraño de su último apellido (lo que no siempre funciona) y es más que feliz dando nombres a objetos o ideas que no lo tienen todavía. Así llegó la palabra quark para su más famoso descubrimiento. Suena como “kwork” y tomó su pronunciación de un caprichoso poema de la obra Finnegans Wake de James Joyce. Este término altamente científico es inteligente, chistoso y bronco al mismo tiempo, como el hombre que lo acuñó.

La obsesión de Gell-Mann con las palabras viene de su juventud, cuando su fascinación con la lingüística, la historia natural, y la arqueología le ayudó a entender la diversidad del mundo. El nativo neoyorquino se saltó tres cursos en la escuela elemental, y entró en la universidad antes. Después de estar entre la Universidad de Yale y el Instituto Tecnológico de Masachussets (MIT en inglés), Gell-Mann tenía tan sólo 21 años cuando comenzó su postdoctorado en el Instituto de Estudios Avanzados en Princeton, Nueva Jersey, cuando Albert Einstein todavía paseaba por el campus. Más tarde, trabajó con Enrico Fermi en la Universidad de Chicago, y debatió apasionadamente con el conocido físico Richard Feynman durante sus muchos años en el Instituto Tecnológico de California (Caltech). Fue cuando estaba en Caltech cuando Gell-Mann ayudó a sentar las bases de nuestro conocimiento de los componentes que constituyen la materia. Esbozó un esquema de las partículas subatómicas que él llamó la vía del octeto. En ese momento, los físicos entendieron que los átomos estaban hechos de protones y neutrones, pero también habían encontrado que éstos tenían muchas otras misteriosas partículas. “La vía del octeto” dio sentido a la desconcertante mezcla, encontrando en este esquema partículas que nunca habían sido siquiera imaginadas. El trabajo fue tan importante que le valió el Premio Nobel en 1969.

En 1985 Gell-Mann persiguió su sueño de trabajar en otros campos co-fundando el Instituto de Santa Fe, una organización donde se alentaba a los científicos a ser multidisciplinares. Situado en lo alto de una colina en el desierto de Nuevo México, rodeado por álamos y vetas de cuarzo rosa, el instituto es un lugar donde un ornitólogo puede intercambiar datos con un politólogo mientras escribe ecuaciones en una ventana debido a la falta de lápiz y papel. Con su diseño geométrico, sus muros coloreados brillantemente, abundantes senderos alrededor, y un generoso surtidor de caramelos en la cocina, el Instituto de Santa Fe parece como un área de juegos para científicos.

Susan Kruglinski, editora de la revista DISCOVER, se sentó recientemente con Gell-Mann en los sillones de cuero de la librería del instituto para hablar sobre lo qué es haber vivido la historia de la física moderna.

Usted es principalmente conocido por ser el descubridor del quark, una de las partículas fundamentales que constituyen el universo, pero durante años, muchos de sus colegas no estaban convencidos de que los quarks existieran. ¿Por qué no?

No puedes verlos directamente. Tienen algunas propiedades inusuales, y eso es por lo que fue difícil para la gente creer en ellos al principio. Y muchos no creyeron. Mucha gente pensó que estaba loco. Los quarks están permanentemente atrapados dentro de otras partículas como protones y neutrones. No puedes aislarlos para estudiarlos individualmente. Así que son un poco peculiares en ese aspecto.

¿Cómo debería visualizar los quarks alguien que no es físico? ¿Como pequeñas esferas atrapadas dentro de los átomos?

Bueno, en la física clásica podrías imaginar un quark como un punto. En mecánica cuántica un quark no es exactamente un punto; es un objeto bastante flexible. Algunas veces se comporta como un punto, pero puede extenderse un poco. A veces se comporta como una onda.

Cuando la gente pinta las partículas chocando en un colisionador de partículas, ¿qué deberían imaginar? ¿No es como un choque de bolas de billar, verdad?

Depende de las circunstancias. A muy altas energías, dos partículas que colisionan no rebotan, sino que crean un gran número de partículas. Podrías tener todo tipo de restos en todas las direcciones – las colisiones serían un poco más como esto último.

Entonces, ¿sería como colisionar una manzana y una naranja y obtener plátanos?

No, no, no. Pequeñas partes de todo tipo de cosas. Obtener un puñado de pequeños trozos de manzana y naranja, pero también trozos de plátanos y anti-plátanos, uvas, etc.

¿Cuántos tipos de partículas elementales hay?

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Lea la entrevista completa en:

Ciencia Kanija

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