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18 de noviembre de 2010

La curiosa forma en que se inventó el fonendoscopio


El fonendoscopio es ese aparato que acostumbran a llevar los médicos colgado de su cuello. El instrumento que sitúan en sus orejas y utilizan para auscultarnos. Su importancia es capital, ya que les permite oír mejor los latidos del corazón. Sin embargo, su existencia es relativamente reciente y su invención fue realmente curiosa.

Su creador fue el médico francés Theophile Hyacinthe Laennec (1781-1826), un prestigioso doctor cuya pasión por la Medicina le fue contagiada por su hermano mayor. Tras estudiar en la Escuela Especial de La Santé –una de las más prestigiosas de la Francia de entonces-, se graduó obteniendo dos de los cuatro premios en el Concurso Nacional de Medicina.

Foto de un dibujo del estetoscopio

Dibujo de las partes del estetoscopio de Laennec

Más tarde, fue discípulo de Corvisart, a la sazón cardiólogo nada menos que de Napoleón y que fue quién comenzó a utilizar la técnica de arrimar el oído al pecho del paciente para escuchar su corazón. Lógicamente, el avanzado alumno adoptó esta práctica para sus pacientes.

El hecho es que, cuando Laennec ya trabajaba en el Hospital Necker, un caballero fue a buscarle para que atendiera a su esposa, que se encontraba en cama con tos y fatiga. El solícito doctor le acompañó hasta su domicilio y, una vez allí, se dispuso a revisar a la paciente.


Resultó ser ésta una hermosa joven bastante parecida a las mujeres que pintara Rubens. Al pedirle que descubriese el pecho para observar su corazón, quedaron al descubierto unos abundantes y voluptuosos senos. Lo siguiente que debía hacer el bueno de Laennec era pegar su oído al pecho de la joven.

Pero eran aquéllos tiempos caballerosos y la situación un tanto delicada pues el marido estaba presente. Entonces el galeno recordó que de niño jugaba con un canuto de cartón pegado a la oreja. Inmediatamente extrajo una libreta de notas de su cartera, la enrolló y la aplicó al pecho de la enferma.

Foto del Hospital Necker

El Hospital Necker, donde trabajó Laennec

Para su sorpresa, comprobó que de aquella manera oía mucho mejor los latidos del corazón. Ni corto ni perezoso, una vez hubo terminado su visita, se dirigió a un carpintero para que le construyese un tubo hueco de madera que tuviese sus extremos en forma de embudo. Había inventado el primer fonendoscopio.

Entonces se llamó estetoscopio y hasta hoy ha evolucionado mucho, sustituyendo la madera por goma y otros materiales. Pero su base científica es la misma y, desde Laennec, ha contribuido a diagnosticar y curar a muchos enfermos.

Fuente: Historias de la Ciencia.

Tomado de.

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