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16 de junio de 2010

Franklin, el pararrayos y las ideas míticas

Miércoles, 16 de junio de 2010

Franklin, el pararrayos y las ideas míticas


Un día como ayer, un 15 de junio de 1752, Benjamín Franklin salió al campo en plena tormenta equipado con una cometa a la que había atado en su cordel una llave. Franklin llevaba bastante tiempo dándole vueltas a la idea de que la electricidad de las tormentas provenía de una diferencia de potencial entre las nubes y el suelo. Las nubes al friccionar entre sí se cargaban negativamente con respecto a la superficie terrestre. Cuando la diferencia de cargas se hacía muy grande se producía una descarga, de duración muy breve, pero con potencia extrema, entre esas nubes y el suelo.

Franklin le estuvo dando vueltas a la idea de cómo demostrar esa idea, y sobre todo como poder evitar el efecto devastador de los rayos, responsables de gran cantidad de incendios en las ciudades estadounidenses recién fundadas. Con ese fin diseñó una cometa con un objeto metálico que tendría la función tanto de atraer la carga eléctrica como de disiparla sin alcanzar al portador de la cometa. Afortunadamente para Franklin su apuesta salió bien con lo que pudo diseñar el pararrayos, un receptor metálico de electricidad unido a tierra, por donde se descargaría tras la descarga eléctrica del rayo.

Al poco, todos los edificios que tenían una altura respetable empezaron a colocar pararrayos en sus tejados. ¿Todos? Pues no. Al principio las iglesias se negaron a hacerlo. No aceptaron las tesis de Franklin, aduciendo que los rayos eran una voluntad de Dios contra la que el hombre poco podía hacer. Unas cuantas tormentas después y unas cuantas iglesias quemadas más tarde como consecuencia de esa “voluntad divina” los pastores empezaron a aceptar que la electricidad de las nubes eran las responsables de los rayos y empezaron a decorar los tejados de sus templos con los protectores pararrayos. De nuevo el miedo a que la ciencia les quitara protagonismo hizo que los líderes religiosos rechazaran lo evidente.

Hace dos años realizamos, en el programa Conocer Ciencia, un especial sobre Franklin y el rayo, les dejo la presentación inspirada en un ensayo de Isaac Asimov:


Conocer Ciencia...

Ciencia sencilla, ciencia divertida, ciencia fascinante...


Fuente:

La Ciencia y sus Demonios
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