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12 de enero de 2010

¿Cuál es el ave más viajera?


Martes, 12 de enero de 2010

¿Cuál es el ave más viajera?

El Charrán Ártico

El charrán ártico o gaviotín ártico, de nombre científico Sterna paradisaea, es una ave marina de la familia de los estérnidos. Esta ave tiene una distribución circumpolar; cría en colonias en el Ártico y en regiones subárticas de Europa, Asia y Norteamérica. Esta especie es una gran migradora, y se ve sometida a dos veranos por año cuando migra de sus terrenos de cría boreales hasta los océanos cercanos a la Antártida, y durante su regreso (unos 38.600 km) cada año. Se trata de la migración regular más larga de todos los animales conocidos.

Los charranes árticos son aves de tamaño mediana. Miden 33-39 centímetros de largo y tienen una envergadura de 76-85 cm. Sus plumas son principalmente grises y blancas, con unas patas rojas y un pico también rojo, tan largo como la cabeza, tiene una frente blanca, una nuca y coronilla negros con rayas blancas.

Un ave de la especie 'Sterna paradisaea' sobrevuela el océano. | Foto: Malene Thyssen

Un ave de la especie 'Sterna paradisaea' sobrevuela el océano. | Foto: Malene Thyssen

  • Cada año, esta ave marina viaja una media de 71.000 kilómetros
  • Confirman que es la especie que recorre más distancia en sus migraciones
  • Pasan un mes en alta mar, 'repostando' en medio del Océano Atlántico

El charrán o gaviotín del Ártico ('Sterna paradisaea') viaja desde el Polo Norte al Polo Sur en sus migraciones anuales, un recorrido de unos 71.000 kilómetros, lo que equivale a tres viajes de ida y vuelta a la Luna en los 34 años que vive por término medio esas aves.

Un estudio llevado a cabo por científicos del 'British Antartic Survey' (BAS) y publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' confirma la hipótesis vigente durante décadas de que el charrán era la especie que recorría mayores distancias en sus migraciones en el transcurso de un año.

Cada año, esta pequeña ave marina, recorre una media de 71.000 kilómetros en un viaje que parte de Groenlandia y termina en mar de Weddell, junto a la Antártida, para después regresar a las fértiles tierras de la isla más grande del mundo.

Un mes en alta mar

Sin embargo, estas aves no viajan directamente al sur, sino que pasan casi un mes en alta mar, en el norte del Océano Atlántico, aproximadamente 1.000 kilómetros al norte de las Azores.

Tras esta parada, los gaviotines árticos continúan su largo viaje hacia el sur bordeando la costa noroeste de África, pero a la altura de Cabo Verde sorprenden con su comportamiento, ya que la mitad de la bandada prosigue su viaje por la costa africana, mientras que la otra mitad cruza el océano para seguir una ruta paralela por la costa este de Sudamérica.

Todas la aves pasan los meses de invierno del norte en diferentes puntos de las aguas antárticas y en su viaje de retorno a Groenlandia no optan por el camino más corto, sino que vuelan trazando una enorme "S" en el Océano Atlántico, un rodeo de varios miles de kilómetros en relación con la línea recta.

"El estudio ha proporcionado información muy detallada sobre los comportamientos migratorios de las aves a lo largo de un año, cuando normalmente es muy difícil para nosotros seguir sus recorridos con tanta exactitud", señala Carten Egevang, del Greenland Institute of Natural Resources, autor del informe.

Según Egevabg, el comportamiento de estas aves está íntimamente relacionado con parámetros físicos y biológicos con los que sus rutas se ven afectadas.

'Repostan' en el Atlántico

Por ejemplo, la parada de casi un mes en medio del Atlántico se debe a que son aguas muy productivas en las que se quedan a "repostar", ya que en las aguas que encuentran inmediatamente después en su viaje les resulta más difícil encontrar alimento.

La tecnología utilizada en esta investigación, en el que han participado científicos de Groenlandia, Dinamarca, Estados Unidos e Islandia, ha sido un "geolocalizador", que capta la intensidad de la luz, lo que permite registrar dos posiciones geográficas al día en la migración de las aves para vigilar la evolución de su viaje.

Este instrumento desarrollado por la BAS y que se les coloca las aves ha servido con anterioridad para averiguar las pautas migratorias de otros animales como los pingüinos, focas, albatros o gansos.

Fuente:

El Mundo Ciencia
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